16 Obispos y 22 acompañantes de nuestros Departamentos de Acción Social nos hemos reunido durante tres días para estudiar los desafíos que tenemos como Iglesia para ayudar a la supresión de la pobreza en Chile.
Nos ha iluminado la figura del P. Hurtado cuya próxima beatificación contribuirá, seguramente, a fortalecer el compromiso social de los chilenos. Nos ha alentado la visita de Su Excelencia el Sr. Presidente de la República cuyas palabras nos comprometen aún más.
Acordamos fortalecer nuestros organismos de acción social y hacer un llamado a todos los católicos a participar más activamente en la solidaridad con los más pobres.
Insistiremos en colegios y parroquias sobre la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia y sus consecuencias.
Queremos que el P. Hurtado despierte en todos nosotros el deseo de imitarlo en su santidad comprometida con la suerte de los pobres en cuyo rostro vio siempre a Jesucristo.
Presentaremos nuestros estudios a la próxima Asamblea Nacional de todos los Obispos para elaborar un plan de acción aprobado por todos.
Llamamos a los agentes pastorales de nuestra Iglesia a dar un testimonio de austeridad de vida para que su predicación sea avalada con el ejemplo.
Estamos dispuestos a colaborar con entusiasmo en la campaña nacional a que nos ha invitado Su Excelencia.
Pedimos a los medios de comunicación social que apoyen esta cruzada y que presenten el mundo de los pobres con mayor frecuencia destacando sus valores y alentando la esperanza de su superación.
Esperamos elaborar, junto con todos los hombres de buena voluntad, un programa de acciones concretas que contribuyan a superar la pobreza y a devolverles a nuestros hermanos más pobres su respeto y dignidad.
Como un signo de este compromiso y de nuestra esperanza, concluimos nuestra jornada con la Santa Misa en la tumba del recordado Padre Alberto Hurtado.
Santiago, 18 de marzo de 1994