Obispo preside la procesión de bailes y las misas de la última jornada.
La mañana de este lunes 3 de febrero se celebró en el Santuario de La Candelaria la tradicional misa en memoria de los integrantes de bailes religiosos que ya partieron al encuentro del Señor.
La misa fue presidida por el obispo, monseñor Ricardo Morales, acompañado del obispo auxiliar de La Serena, monseñor Enrique Balzán. Don Ricardo en la homilía dejó claro que “no basta con decir creo en Dios para ser un discípulo; hay que dar el paso siguiente, abrirse a la misericordia de Dios, reconocer su poder y anuncia esto en el mundo”.
Explicando el evangelio del endemoniado de Gerasa, dijo que “no estamos para vivir entre muertos, en la oscuridad, estamos hechos para la luz, tenemos que dejarnos sanar por Jesús, para que expulse de nosotros todo lo que nos aleja de los hermanos y de Dios”. En el momento del ofertorio, la asociación Fernando Ariztía del valle norte, presentó una plantita renacida desde el barro, como signo del renacimiento de la esperanza tras los aluviones que afectaron la región hace diez años; y la Asociación de Promeseros del Valle Sur presentó su estandarte.
Procesión de bailes
Por la tarde se vivió la procesión de despedida, con cuarenta bailes religiosos que se presentaron ante la imagen histórica y luego ante la imagen grande de la Virgen de La Candelaria. El recorrido se prolongó por más de tres horas, y concluyó en el patio del Santuario, en el altar de piedra, donde se celebró la última misa de la fiesta.
Misa de finalización
En la misa celebrada al concluir la procesión, el obispo hizo alusión al lema de este año: María, ornado contigo, Peregrinos de Esperanza. “Ningún peregrino que ha pisado este santuario estos días de fiesta, ha dejado de elevar una oración al Cielo- dijo, - hemos orado con María, y nos ha llenado el corazón de esperanza”.
Recordó que “estamos celebrando el Jubileo de la esperanza; son muchos los signos de muerte, pero junto a María hemos descubierto que la esperanza no defrauda, el bien siempre triunfa, sobre toda tiniebla la luz vence siempre”. Destacó la fe de los bailes religiosos, la bendición de los enfermos, la bendición de los niños, entre otros momentos de la fiesta. “Esa luz de alegría que hemos vivido, no se puede quedar aquí, la tenemos que llevar adonde vayamos”.
Al final de la misa la figura del Cristo Crucificado que se ubicó en el atar al inicio de la fiesta volvió a su lugar habitual, al costado del patio.
Así finalizaron doce días de celebraciones en el Santuario, largas jornadas de devoción y amor a María Candelaria, Madre de los mineros y del pueblo de Atacama.
Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 04-02-2025