Mons. Ricardo Morales: Somos hombres y mujeres de alegría porque tenemos esperanza
Con procesión y misa culmina la Fiesta chica de La Candelaria.
El ejemplo de la Virgen María fue la idea central de la prédica del obispo, Monseñor Ricardo Morales, al presidir la misa en la Fiesta Chica de La Candelaria en Copiapó.
En su reflexión acerca del hermoso texto del Magnificat, el obispo destacó que celebrar la asunción de la Virgen llena el corazón de esperanza “porque la muerte no tiene la última palabra; el Señor venció la muerte”. Subrayó que “el cántico de María es un cántico de gozo, somos hombres y mujeres de alegría porque tenemos esperanza”. Invitó a tener los ojos abiertos a la realidad del mundo, especialmente “a la realidad de los campamentos, de las injusticias, de las pensiones indignas, de la salud donde para pedir un examen tenemos que esperar meses, de la delincuencia, de la droga en nuestras poblaciones”. Finalmente, dijo que el ejemplo de María invita a ser servidores de esta realidad. “Hay una palabra clave en el evangelio: permanecer. Que la caridad no sea flor de un día, que podamos vivir esta permanencia y ser compañeros de quienes sufren” dijo.
Día de la Vida religiosa
El obispo agregó que estas actitudes son una invitación permanente para la vida religiosa, que estaba celebrando su día. “Que sepamos llevar esa alegría de nuestra consagración, de ser todo para el Señor, a un mundo que sufre; que seamos transmisores de esa alegría, como lo fueron nuestros fundadores y fundadoras; con ojos abiertos, que sepamos descubrir los dolores de nuestro pueblo, Si nuestros carismas surgieron fue porque nuestros fundadores supieron mira esa realidad y responder a ella”.
Las religiosas y religiosos presentes en la misa recibieron del obispo un cirio, como signo del servicio pastoral que realizan, y un presente de parte del rector del Santuario, p. Francisco Javier Medina. También recibieron una bendición especial del obispo y manifestaciones de cariño de los sacerdotes y de los fieles presentes en la misa. Tras la misa, la vida religiosa compartió la oración y un almuerzo fraterno en el Monasterio Inmaculada de Atacama.
Procesión de bailes
Por la tarde comenzó la procesión de los 33 bailes religiosos que llegaron hasta el Santuario. La primera mitad se presentó ante la imagen histórica, colocada en el atrio del templo. Luego, la imagen salió en procesión. Tras esto, se ubicó la imagen grande en el atrio, que recibió el homenaje de los demás bailes, que a su vez la escoltaron cuando salió a su recorrido.
Esta procesión culminó con la misa en el patio del Santuario. En ella, el obispo explicó que el dogma de la Asunción de la Virgen proclamado por el Papa Pío XII recoge la fe del pueblo de Dios. El obispo destacó que “María vive su vida en continua entrega” y que “Ella nos enseña que la muerte y el mal no tienen la última palabra”, por eso llamó a mirar la vida con esperanza. “Lo que nos espera es estar un día junto al Señor y a Ella; la esperanza nos tiene que animar, como una llamita encendida”.
Al final de la misa la imagen del Cristo crucificado que estaba en el altar se trasladó de vuelta a su lugar habitual, a un costado de patio del Santuario.
Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 16-08-2024