Con una hermosa celebración de la Santa Misa que presidió el Obispo castrense de Chile Monseñor Pedro Ossandón Buljevic, acompañado del obispo diocesano del lugar Mons. Isauro Covili Linfati, capellanes castrenses de Carabineros, Armada y clero local.
Se encontraba presentes de las autoridades castrenses de la región de Tarapacá, General de Ejército Ramón Oyarzún, jefe de la II Brigada Acorazada de Pozo Almonte. Almirante Marcelo Zoppi, CJ Cuarta Zona Naval. General de Aviación Nelson Pardo Ocaranza CJ de la Primera Brigada Aerea de Iquique, y General Juan Francisco González Albornoz, Jefe de Zona de Tarapacá. Prefecto Inspector Cristian Lobos Lara (P.D.I.). Junto con ellos las delegaciones de oficiales, personal y sus familias.
El Obispo Castrense:
Estamos aquí en este santuario para dar gracias a Dios por toda nuestra familia castrense, porque detrás de cada soldado detrás de cada policía existe lo más importante, una familia Santa y bendita que Dios siempre protege bajo el amparo de la santísima virgen María. Esos somos los militares, humildes servidores de Dios y de la patria, así lo juramos ante nuestra amada bandera para cuidar defender a la familia chilena.
Hoy nos reunimos para reconocer en la virgen del Carmen la identidad y la misión militar y policial de todos nosotros servidores públicos. Cristo en la cruz, mire qué bondadoso, sufriendo la atrocidad del martirio, de la muerte él, se preocupa de su madre y le va a decir “madre ahí tienes a tu hijo” se refiere a San Juan y en realidad somos nosotros y en realidad somos toda la comunidad castrense, “mujer ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre” por lo tanto; nosotros la diócesis castrense podemos todos los días descubrir nuestra vocación, nuestra identidad, nuestra misión, nuestro Ethos, contemplando a la virgen del Carmen.
¿Qué somos nosotros? miremos a la virgen, así lo indica y pide el señor, no sólo somos hijos de Dios creados por amor, por un Dios bondadoso que lo único que quiere es que nosotros podamos recibir su propia bondad, Él es el único bueno y quiere que nosotros, como servidores, crezcamos todos los días en esa bondad para hacer el bien.
Para eso nosotros vestimos el uniforme, para que en el nombre del Señor, Unidos a la virgen María podamos hacer el bien, por eso le pedimos todos los días perdón a Dios para que derrame su misericordia y nos permita crecer en bondad.
Cada vez que uno de los servidores públicos que están aquí presentes “castrense” cuidan, protegen, amparan, consuelan a las familias que sufren a lo largo de todo el país estamos ofreciendo la bondad de Dios.
¡Esos somos, personas que humildemente y reconociéndonos pecadores queremos ser buenas personas, porque para ser un buen soldado, un buen policía, hay que ser una buena persona!
En segundo lugar, la virgen nos enseña que estamos llenos de Gracia, ella concibió por obra y gracia del espíritu Santo a Jesucristo en su seno materno al buen pastor y recibe todos los dones del espíritu. Por lo tanto, nosotros también los servidores públicos, gracias al bautismo, a la fe, al sacramento de la confirmación y todos los sacramentos especialmente la Eucaristía y del perdón. Nosotros vamos creciendo y lo subrayo ¡en santidad!
Al terminar la Eucaristía, se encomendaron a la Virgen del Carmen de la tirana y luego se dirigieron a la Cripta del Santuario, lugar donde se encuentran sepultados varios soldados chilenos que fallecieron en la Guerra del Pacífico con la finalidad de rezar un Responso por su eterno descanso.
¿Cuál es el origen de la Fiesta de la Tirana?
La tradición que da origen a La Fiesta de la Tirana se remonta a 1535, en los albores de la conquista de Chile, cuando el capitán don Diego de Almagro, procedente del Cuzco, ingresó al norte del país con quinientos cincuenta españoles y un séquito de 10 mil indios. Entre éstos, un príncipe y un sacerdote inca, junto a su hija Ñusta Huiillac. Estos urdieron un plan contra los españoles, quienes enterados de la trama los mataron. La Ñusta eso sí, pudo escapar y consolidar su figura en la zona del Tamarugal dirigiendo un grupo de indígenas que asolaba la zona. Se caracterizaba por ejecutar a todo español o indio cristiano que pudiera atrapar.
Tiempo después uno de sus prisioneros fue el portugués Vasco de Almeyda, minero aventurero que buscaba la quimérica “Mina del Sol”. La princesa se enamora del prisionero, postergando su ejecución, tiempo que éste aprovechó para enseñarle la doctrina católica y, por fin, bautizarla.
Ante esta actitud, sus guerreros desconfiaron de ella y la espiaban desde hacía algún tiempo. Al ver que su capitana renegaba de la religión inca, los mataron a ambos a flechazos. En su sepultura fue puesta una cruz.
Muchos años más tarde, el misionero mercedario Fray Antonio de Rondón encontró la cruz, y levantó ahí mismo una ermita en honor a la Virgen del Carmen. Por esto la fiesta de La Tirana (por la Ñusta) es en honor a la Virgen (del Carmen).
Así pasaron los años hasta hoy, entre grandes cambios, aperturas y consolidación de las cofradías de baile.
La Fiesta de La Tirana comienza el 10 de julio y finaliza el 19 del mismo mes.
La fiesta comienza en la noche del 10 de julio cuando en la Cruz del Calvario, en la entrada del pueblo, comienza la recepción de los bailes religiosos. Son más de 100 agrupaciones provenientes de Iquique, Arica, Tocopilla, Antofagasta y otros lugares, que van siguiendo un cronograma previamente definido, y que luego se dirigen por las calles del pueblo hasta el Santuario, donde saludan y cantan a la Virgen del Carmen. Después de esto, pueden comenzar a danzar en los lugares y horarios designados a los costados de la plaza.
A medida que pasan los días, más y más bailes religiosos van llegando y realizando la misma ruta: saludo en el Calvario, procesión al Santuario, saludo a la Virgen y danzas. Los hay de los más diferentes orígenes y estilos: indios sioux, de paso, diabladas, morenadas, cuyacas, tobas, chinos, etc. Todos con sus bandas y auxiliares. Los más grandes en número, las diabladas, son acompañados por bandas de bronces de no menos de 30 integrantes.
El pequeño poblado sigue llenándose de bailes y visitantes a medida que avanzan los días, especialmente si es fin de semana, hasta llegar a uno de los más importantes: la Víspera de la Fiesta de la Virgen del Carmen, que se celebra el 15 de julio a las 22.00 en la Plaza principal frente al Santuario. Ese día llegan miles de personas de todo el país para homenajear a la Chinita. Se realiza una misa y justo a medianoche se canta y la organización lanza fuegos artificiales. Los bailes visten sus mejores trajes y danzan hasta entrada la madrugada.
Fuente: Obispado Castrense
La Tirana, 18-07-2024