Arzobispo de Santiago guía retiro de Viernes Santo en la parroquia San José Obrero
Monseñor Fernando Chomali ofreció profundas reflexiones sobre la Semana Santa y el amor a Dios a esta comunidad, ubicada en la población José María Caro, en la Zona Sur de Santiago.
“La fe que profeso, a la cual he entregado mi vida, es una fe práctica. Es decir, nos ayuda a vivir bien, a tomar decisiones buenas y a no perdernos en la vida, y sobre todo, nos ayuda a centrarnos en la realidad. No hay nada más real que nuestra vida cristiana porque toca la realidad”, expresó el pastor de la Iglesia de Santiago a los agentes pastorales de la parroquia San José Obrero, al iniciar el retiro de Viernes Santo, el pasado 29 de marzo.(
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Monseñor Chomali, en su tradicional compromiso de guiar un retiro durante la Semana Santa, dirigió una emotiva jornada de reflexión a esta comunidad. Comenzando con la oración del Santo Rosario, invitó a los presentes a abrir sus corazones y meditar sobre el amor de Dios a través de la Virgen María.
Inició sus meditaciones recordando el sacrificio de Jesús en la cruz y cómo este acto de amor incondicional sigue siendo relevante en la vida de los creyentes hoy en día. “El Viernes Santo nos invita a reflexionar sobre el verdadero significado del sufrimiento y la redención”, expresó, instando a los presentes a encontrar consuelo en la fe durante los momentos difíciles.
Durante el retiro, destacó la importancia de una fe práctica que guíe nuestras acciones y decisiones diarias, enfocándonos en la realidad de nuestra vida cristiana y el vínculo entre Dios y la humanidad en todas sus facetas, incluyendo la familia y el trabajo.
El Arzobispo también profundizó en las reflexiones específicas de cada día de la Semana Santa, desde el Domingo de Ramos hasta el Sábado de Gloria, aplicándolas a la vida cotidiana de los fieles presentes. En particular, resaltó la unidad global de la liturgia de la Iglesia durante el Jueves Santo, subrayando la importancia de la fraternidad, la solidaridad y el servicio humilde como expresiones concretas del amor de Dios.
En su meditación sobre el Viernes Santo, el Arzobispo recordó el sacrificio de Jesús en la cruz como la máxima expresión del amor divino, destacando su universalidad y su capacidad para perdonar y ofrecer una nueva oportunidad a todos, incluso a los pecadores y marginados. “Jesús muerto en cruz nos da la medida del amor de Dios, que es un amor sin medida”, expresó. También resaltó la universalidad del amor de Dios manifestado en Jesucristo, enfatizando que “es un amor que se ofrece por igual a todos los hombres”.
Asimismo, resaltó el principal mandamiento del amor de Dios, instando a los fieles a amar a Dios y al prójimo como fundamento de la vida cristiana. “El mandamiento principal es amar a Dios y al prójimo”, enfatizó. Haciendo referencia a la parábola del hijo pródigo y al ejemplo del buen samaritano, subrayó la importancia de vivir este amor a través del servicio humilde y cotidiano, enfrentando así el desafío que la Iglesia enfrenta en la Semana Santa. Además, reflexionó sobre el regalo del amor divino y lamentó los numerosos fracasos matrimoniales y sacerdotales que ha presenciado, llamando a la reflexión sobre las causas y las lecciones que se pueden extraer de estas experiencias.
En medio de las reflexiones, el Arzobispo también abordó la importancia del perdón y la reconciliación como elementos fundamentales en el camino hacia la paz interior y la unidad. “En este día sagrado, recordamos el perdón de Dios y la oportunidad que tenemos para renovar nuestro compromiso con la compasión y la solidaridad”, afirmó.
El Arzobispo cerró el retiro con un llamado a vivir la Semana Santa con mayor profundidad espiritual, en medio de las adversidades del mundo actual, recordando que la muerte y resurrección de Jesucristo son una realidad que transforma nuestras vidas. “Hermanos y hermanas, que esta meditación nos ayude a vivir con más profundidad la Semana Santa… porque esto no es teoría, esto es una realidad”, concluyó.
Testimonios de Participantes del Retiro de Viernes Santo:
Entre los participantes, la catequista
Magdalena López valoró las reflexiones entregadas por el Arzobispo: “La instancia fue maravillosa. Nos dejaron mensajes muy bonitos, cosas que tenemos que analizar dentro de la comunidad y personalmente. Pero es una instancia maravillosa. Son oportunidades que solo Dios nos puede dar”, señaló al finalizar el retiro.
En la misma línea,
Solange Cancino de la capilla María Madre de Dios, estaba muy contenta, pues era la primera vez que participaba de un retiro. “Nunca había tenido la oportunidad debido a otras responsabilidades. Me gustó la idea de tener abiertas las comunidades para los jóvenes. La fe viene después. O sea, juntemosnos como amigos, entreguémosles herramientas para el futuro. No solamente la tecnología les puede servir, las relaciones humanas también sirven”, expresó sobre la inquietud planteada al Arzobispo por la falta de jóvenes en las comunidades.
Inquietud también compartida por
Jorge Valdivieso: “Me gustó la idea de activar las redes. Porque muchas veces trabajamos con redes viejas a pescados nuevos. Entonces tenemos que mejorar esas redes, tratar de rescatar más gente. Si estamos renovando, viendo la versión nueva de las cosas, creo que va a llegar más gente. Esa instancia que tiene la iglesia de dividir: los jóvenes para acá, los adultos para acá, los catequistas para acá, eso ya es una fórmula que ya está quemada, que divide, en vez de hacer una comunión y partir de cero”, concluyó el también catequista.
Fuente: Arzobispado de Santiago
Santiago, 30-03-2024