Obispo Ricardo Morales asume presidencia del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas
El pastor de la Iglesia de Copiapó, sucede en dicho servicio a la profesora especialista en derecho canónico Ana María Celis, quien asumió ese encargo en 2018 tras asamblea plenaria extraordinaria de los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile.
Tras encuentro de los integrantes del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas que se desarrolló este 18 y 19 de diciembre en la localidad de Chada, se ha dado a conocer que el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal ha nombrado como nuevo presidente de dicha instancia al obispo Ricardo Morales.
El nuevo nombramiento se realizó debido a que Ana María Celis, hasta ahora presidenta del consejo, cumplió el plazo de su encargo pastoral, el que ya se había extendido por un año más durante 2022.
Obispo Ricardo Morales: Agradezco a quienes en la Iglesia trabajan por estar cerca de los sobrevivientes de abusos, para ser esa Iglesia que acoge y escucha
Tras hacerse público su nombramiento, el obispo Morales expresó: “agradezco la confianza que se ha tenido para nombrarme como presidente del Consejo Nacional de Prevención, como también agradecer el trabajo de estos años de Ana María Celis, presidenta del Consejo hasta ahora. No han sido tiempos fáciles para nuestra Iglesia, tiempos que han significado llevar adelante un sinnúmero de iniciativas que han tenido por objetivo colocar a las víctimas-sobrevivientes en el centro. Por eso, agradezco a Ana María el conducir estas iniciativas de la Conferencia Episcopal y de su consejo Nacional de Prevención”.
También el pastor agradeció a todas las personas que trabajan en los distintos consejos diocesanos de prevención “quienes con mucha generosidad y disponibilidad llevan adelante la tarea de implementar las políticas, protocolos y documentos que como Conferencia Episcopal hemos elaborado para crear la cultura del cuidado y de la prevención”, Asimismo manifestó su gratitud “a muchos hermanos y hermanas que en la Iglesia trabajan por estar cerca de los sobrevivientes de abusos, para ser esa Iglesia que acoge y escucha”.
Si bien reconoce que aun hay muchos desafíos por delante en esta materia, señaló su tranquilidad de “compartir la tarea junto a un gran equipo de profesionales y personas comprometidas con la iglesia que conforman el Consejo Nacional de prevención. El trabajo lo hacemos juntos, conscientes que debemos ser el espacio para crecer en la cultura del cuidado y de la prevención”. Entre los desafíos, destaca el seguir profundizando la implementación de documentos como el ISE (Integridad en el servicio eclesial)que a su parecer “permitirá crecer en relaciones sanas y más evangélicas en nuestra Iglesia; además”, así como ahondar en el estudio que encargó la Conferencia Episcopal al Centro Derecho y religión de la Universidad Católica (liderado por Ana María Celis y su equipo), que investigó las dinámicas relacionales que dieron pie a los abusos sexuales al interior de la Iglesia.
“Finalmente decir, que este servicio que hoy se me pide lo hago especialmente movido por el dolor de tantos y tantas víctimas y sobrevivientes, algunos de ellos que ya no están, que han tenido que luchar, con dolor e impotencia para que su voz se oiga y se haga justicia y verdad. Por todos ellos, incluso por lo que no quieren saber nada de nosotros como Iglesia, acepto este desafío como presidente del Consejo Nacional de Prevención”.
Ana María Celis: Estoy convencida que no hay en Chile tarea pastoral más urgente en nuestra Iglesia
Al concluir su etapa presidiendo este organismo del Episcopado, Ana María Celis agradeció la oportunidad de haber servido en el Consejo durante los últimos cinco años, recordando que al iniciar su encargó solicitó el concentrarse en “ordenar la casa”, estableciendo “un flujo de comunicación adecuado con Fiscalía para plasmar una colaboración eficaz”. También el “realizar un estudio accediendo a la información de expedientes; reforzar el trabajo de prevención que se venía realizando; avanzar en temas de idoneidad en quienes prestan un servicio en la Iglesia”, así como facultar al Consejo para recibir denuncias – más allá del encargo de Mons. Scicluna en la comisión de escucha de ese año – y, hacernos cargo de ofrecer criterios para una necesaria reparación a las víctimas y sobrevivientes”.
Sobre una evaluación de este tiempo, expresa: “No creo ser yo la persona idónea para hacer un balance exhaustivo, pero quizás es bueno destacar algunas cosas, aunque se debe convivir con la sensación que oscila entre “podría haber hecho más”; la constatación de las fuerzas limitadas y la serenidad de haberlo hecho con amor”, añadiendo que lo realizado no es tarea de una sola persona: “Providencialmente, han participado como miembros del Consejo todo tipo de fieles comprometidos – laicos, religiosos, sacerdotes y obispos – que permiten que, en medio de momentos complejos que nos desafían a nivel personal y no exclusivamente institucional, podamos permanecer unidos. Si me puedo permitir hablar por las “mujeres del Consejo”, han habido momentos que – salvadas las abismales diferencias – nos han interpelado a permanecer junto al sepulcro”.
Celis también reconoció que los encuentros en las plenarias con todos los obispos, fueron siempre “muy francas y carentes de cualquier censura”, añadiendo que “a lo largo del tiempo, me parece que existe confianza en los procesos y caminos que se proponen desde el Consejo”.
También destacó que “desde hace un par de años, contamos con la colaboración de integrantes muy comprometidos en la mesa de sobrevivientes, la mesa de gestión de casos y la mesa asesora de medidas de reparación. Así, no solo se trata de los diez integrantes del Consejo, sino que se agregan quince personas más que contribuyen desde su experiencia y conocimiento, pero, sobretodo, viven con genuino compromiso y entrega este servicio”.
A su vez, valoró el poder llevar adelante este año dos iniciativas “largamente anheladas”: la realización en noviembre del
primer encuentro episcopal latinoamericano y del caribe “en el que se constituyó una red por la cultura del cuidado que permite un intercambio permanente” en el que crecer “partiendo por un trato digno y la escucha a quienes se acercan, así como ofrecer lo aprendido, por ejemplo, a nivel formativo”. Y también resaltó el poder entregar los resultados del estudio, acerca de las dinámicas eclesiales, que buscó indagar “cómo un agresor es capaz de derribar las defensas de una persona” y que se sintetizó en el libro
“El Abuso Sexual en contextos eclesiales en Chile” publicado hace unas semanas.
“Soy de las convencidas que no hay en Chile tarea pastoral más urgente que hacernos cargo del llamado “tema de los abusos” en nuestra Iglesia pues, en realidad, se trata de enfrentar y abordar adecuadamente los delitos cometidos en nuestros ámbitos pastorales y eso debe evitarse, detectar precozmente y reparar”, expresa Celis.
Finalmente, respecto del nombramiento de Ricardo Morales, la académica valoró que “es una persona que desde su misma comunidad religiosa tuvo que enfrentar las situaciones de abuso con el desgarramiento personal y comunitario que ello implica por tocar el horror, el dolor de las víctimas y sobrevivientes”, añadiendo que “confío ciertamente en el a nivel humano como pastoral y, sobretodo, agradezco la disponibilidad de quien – como él – ha pasado por el crisol para liderar el próximo tiempo. Sin duda es una buena noticia de este fin de 2023 y lo agradeceré junto al pesebre”.
Fuente: Comunicaciones CECh
CECh, 26-12-2023