En Llolleo las Hermanas de la Providencia celebran su 170 aniversario de presencia en Chile
El martes 20 de junio el obispo de Melipilla celebró la Misa con el Colegio Santa Teresita de Llolleo, en la parroquia Cristo Rey de la localidad costera, para unirse a la conmemoración de los 170 años desde que la Madre Bernarda Morin llegara junto a sus compañeras a Valparaíso.
En la Eucaristía participaron religiosas de la Congregación, alumnas, docentes y alumnas. La Misa fue presidida el obispo de Melipilla, Cristián Contreras Villarroel y concelebrada por los sacerdotes Vicente Véliz, Vicario de la Educación; el párroco de Llolleo, Guillermo Allendes y el capellán del Colegio Alex Ponce.
En su homilía, el pastor comenzó recordando la figura de la Sierva de Dios, Bernarda Morin. Haciendo un repaso por su biografía, desde su nacimiento en Canadá en 1832 y su camino vocacional, destacó el ingreso de la religiosa a las “Hermanas de la Providencia” con tan solo 17 años. También resaltó su espíritu misionero que le llevó a viajar a Chile para comenzar una obra de ayuda social y evangelizadora con los más pobres: “apostolado en favor hacia los niños abandonados, los pobres y enfermos, la educación femenina a todo nivel y las misiones entre el pueblo mapuche”.
“El legado de la Madre Bernarda permanece aún vivo, 170, años después de que esta joven canadiense llegara junto a sus compañeras a las costas de Valparaíso. Fiel a su congregación de origen, supo al mismo tiempo escuchar la llamada de Dios Providente presente en los rostros de los más pobres en esta parte del mundo. Con coraje, sabiduría y un amor sin límites, hizo crecer la obra de Dios, primero con su atención y cuidado a los niños y niñas huérfanas de aquella época, y luego con otros servicios demandados por las circunstancias, entre ellos, sangrientas guerras”, valoró monseñor Contreras, acotando que tras el paso de los años la Provincia pasó de tener hogares de niños a los colegios que hoy imparten educación “con el fin de formar jóvenes que con calidad evangelizadora y con el sello Providencia, puedan colaborar en la construcción de un Chile más justo y solidario”.
El obispo también hizo memoria de la multitudinaria despedida que se hizo a la religiosa cuando falleció en 1929 a los 96 años de edad. “Su fe inquebrantable en la Providencia, el anuncio del Evangelio y el servicio a sus hermanas y hermanos, la impulsó a trabajar con audacia y creatividad como una respuesta a su experiencia de Dios”.
“Hoy celebramos en Llolleo el jubileo de las Hermanas de la Providencia. Cuando celebramos un acontecimiento tan importante como los 170 años de presencia de la Congregación, un sentimiento que brota del corazón junto con el agradecimiento al Señor por su fidelidad, es la alegría”, manifestó Don Cristián, al tiempo que valoró su aporte a la educación integral y llamado también “a los padres y apoderados a derribar todo obstáculo que impida que los niños conozcan, amen y hablen de Jesús”, para hacer una alianza entre la comunidad educativa: “Tenemos un potencial enorme para cooperar con Dios: ¿cuál es esta tierra que yo voy preparando para que los hijos, los jóvenes, a partir de esa experiencia del día a día, puedan reconocer a un Dios cercano, a un Dios que es bondadoso, a un Dios que es Padre, a un Dios que nos ama incondicionalmente?”
Contreras Villarroel también quiso reconocer que “no hay familias perfectas; existen crisis matrimoniales, problemas de trabajo, cesantía, sueldos insuficientes, enfermedades, problemas de relaciones humanas, incomunicaciones con los hijos”, agregando que “a las familias de todos los días queremos aportar desde la educación católica, desde lo que es la responsabilidad de los padres y apoderados, queremos que los jóvenes se comprometan a construir una ciudad, un barrio, un país nuevo entregándoles una educación cívica y animándolos a comprometerse en todas formas de asociación. Ayudémonos todos a proyectar esa imagen hermosa de Dios que nos ama con amor de padre y de madre, para que los niños y los jóvenes vean en nosotros el reflejo del amor de Dios”.
Finalmente, junto con agradecer la vida de las religiosas de la Providencia por sus vidas dedicadas al anuncio del Evangelio, citando parte del libro del Eclesiástico (44,1. 9-13), el pastor hizo una invitación a todos los presentes, pero en especial a las estudiantes, preguntándose: “¿qué puedo hacer por Jesús?”, en vista a explorar en el corazón un posible llamado a la vida consagrada a Dios y al servicio de las personas.
Fuente: Obispado de Melipilla
Llolleo, San Antonio, 23-06-2023