Con el gozo y la emoción de iniciar el camino a la Pascua y Resurrección del Señor Jesús, la Diócesis de Osorno celebró la imposición de las cenizas en sus distintas comunidades.
En gran solemnidad y recogimiento, los fieles de la Iglesia diocesana vivieron Miércoles de Cenizas este 22 de febrero, comienzo de los 40 días, en que los cristianos católicos se preparan con profunda oración, para vivir la fiesta fundamental de la fe: la Pascua del Señor.
Este tiempo «previo a la Muerte y Resurrección del Señor, como parte de la Semana Santa, es un camino de conversión para celebrar el hecho trascendental, por el cual el Hijo de Dios, dando su vida, no reservándose nada para sí, nos da vida. Más que el tiempo cronológico de cuarenta días, lo importante es aprovechar este tiempo como una oportunidad para una verdadera renovación espiritual», dijo el obispo Jorge Concha Cayuqueo.
Este tiempo, con raíces profundas en la tradición del Pueblo Dios, es un «tiempo para que los creyentes podamos nutrir la fe, la esperanza, el amor; para reencontremos y profundizar nuestra relación con Dios Padre y con su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y, renovados, podamos caminar siendo mejores cristianos», añadió.
También se refirió a todo el daño que el pecado puede causar en el ser humano, porque lleva a perder la comunión con Dios y con los hermanos. «La comunión con Dios, nuestro Creador y Señor, queridos hermanos y hermanas, es nuestra más profunda vocación. Él siempre nos está llamando a la comunión con Él; es en ese camino donde nos realizamos plenamente: en la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo».
Explicó que la ceniza en la cabeza, que tiene larga tradición en el pueblo de Israel, «es signo del reconocimiento de lo que somos: pecadores; algo que debe estar siempre presente en nuestra conciencia y también de que estamos arrepentidos del mal en nosotros. Al mismo tiempo, recordamos, hacemos memoria, del inmenso amor de Dios, que “no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva” (Ez 33, 11), “que hace fiesta por un solo pecador que se arrepiente” (cfr. Lc 15, 7)», dijo el obispo de Osorno.
Agregó: «Muy unido a lo anterior y muy significativo, para nuestro tiempo, es que al recibir el signo de la ceniza en comunidad, es reconocer que el mal personal tiene un dimensión comunitaria, y por lo tanto, es todo el Pueblo de Dios que reconoce el mal en su seno, al mismo tiempo que reconoce la grandeza y el amor de Dios; entonces, es todo el Pueblo de Dios el que hace penitencia».
Este tiempo de Cuaresma «es una oportunidad más para una renovación espiritual, para cambiar, para perdonar, para dejarnos reconciliar con Dios, como dice el apóstol (cfr. 2Cor, 5, 20), y con los demás. Es un tiempo bueno y oportuno en nuestro camino de vida cristiana y de fe», añadió.
«En este camino cuaresmal practiquemos un buen camino cristiano, con los medios muy prácticos que nos propone el mismo Evangelio: la Limosna, la Oración y el Ayuno», finalizó el obispo Jorge.
Fuente: Comunicaciones Osorno
Osorno, 24-02-2023