Primera directora del Colegio Felmer Niklitschek, Sor Ana Rosa, pasó a la Casa del Padre dejando una gran obra
La comunidad de Religiosas Franciscanas del Sagrado Corazón, del sector de Puerto Chico del Colegio Felmer Niklitschek, rinden un homenaje a Sor Ana Rosa Mattiussi, tras su fallecimiento el 25 de marzo.
Sor Ana Rosa fue la fundadora de la misión en Puerto Chico y primera Directora de la Escuelita que hoy es el Colegio Felmer Niklitschek, lo que significó una gran tarea de esfuerzo y espíritu de servicio que realizó en la localidad. Prestando su servicio desde 1953 hasta febrero de 1960.
Son Ana Rosa: Lucía Mattiussi, nació el 11 de noviembre de 1912, en una pequeña ciudad italiana situada en los pre - Alpes orientales, llamada Arteña. Se familia se caracterizó por ser profundamente cristiana y fue educada en la fe desde los primeros años de su infancia.
Su papá, Francisco y su mamá, Aurora, tuvieron cuatro hijos; de ellos dos consagraron su vida a Dios: Aldo, quien fue sacerdote y Lucía, quien fue religiosa Franciscana Misionera del Sagrado Corazón, con el nombre de Sor Ana Rosa.
La Hermana Ana Rosa transcurrió los últimos años de su vida en el Convento “Santa María de los Ángeles” en el cual había ingresado cuando joven para consagrarse a Dios.
Pasaba los días en la oración y prestando variados servicios. Mantenía permanente correspondencia con algunas Hermanas de Chile, especialmente de Puerto Chico, porque deseaba acompañar la labor misionera de las religiosas y de tantos laicos que trabajaban en la comunidad. Gozaba mucho con las noticias que recibía, porque su corazón estaba en Chile.
Sor Ana Rosa pasó a la casa del padre el domingo 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor. Dejando un verdadero ejemplo de mujer de fe, obediencia y llena de confianza, por lo tanto, como maría, pronunció una vez más estas palabras: “Aquí estoy, Señor, hágase en mí según tu voluntad”
La comunidad Franciscana del sagrado Corazón se complacen en dar a conocer una oración compuesta por Sor Ana Rosa, que fue encontrada entre sus escritos espirituales; reza así:
¡Gracias, Señor!
Gracias, Señor, por el don de la vocación.
Gracias, por la familia cristiana que me has dado;
Por el apoyo misionero que he recibido de mis Padre.
Gracias por los muchos años de vida misionera
Que me has regalado.
Te he entregado, Señor, todo lo que pude…
Tal vez tenía que haberte entregado más.
Te encomiendo, Señor, a mis familiares,
A todas las personas que encontré
A lo largo del camino de mi vida.
Para todos guardo un recuerdo
Lleno de gratitud, en mi oración.
Gracias a los superiores y hermanas que me han brindado
caridad fraterna y apoyo.
Para mis familiares vaya mi deber de eterna gratitud,
porque, desde la lejanía, me han acompañado con
la cercanía afectuosa de su corazón.
Para todos, mi perenne recuerdo en la oración
¡Gracias!
Sor Ana Rosa Mattiussi
Fuente: Comunicaciones Puertto Montt
Puerto Varas, 24-04-2007