Mons. Pablo Lizama R.
Estimado don Pablo y
estimados hermanos y hermanas:
En el día de hoy 7 de junio del presente, fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el papa Francisco en su solicitud y preocupación pastoral por toda la Iglesia, ha nombrado a un servidor para ocupar la sede arzobispal de Antofagasta, sede que Ud. don Pablo, con gran generosidad y a pesar de su delicada salud ha administrado durante más de diez años.
En la carta donde respondía al Santo Padre sobre su decisión hacia mi persona, le decía que aceptaba este nuevo servicio pastoral con temor y temblor, pero confiando en la gracia del Señor resucitado y en la fuerza del Espíritu Santo.
No es casualidad que este nombramiento se haga público en el día en que como Iglesia celebramos la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote. Esto es todo un símbolo para hoy. Quien llega a ocupar la sede metropolitana antofagastina no desea otra cosa que configurarse cada día más con Jesucristo, Buen Pastor, sacerdote por excelencia, que ha entregado su vida por todos nosotros, especialmente con los más pobres y pequeños. Me uno una vez más a Jesucristo sacerdote, para dar a esta nueva comunidad de comunidades el pan de la Palabra, el pan esperanza, el pan de la eucaristía, en pan del perdón, el pan de la verdad...
Quisiera, estimado Don Pablo, hacer llegar con estas letras, a través suyo, a los queridos sacerdotes, diáconos y seminaristas, religiosas y miembros de los institutos de vida consagrada existentes en la arquidiócesis, catequistas y agentes pastorales, a los miembros de comunidades parroquiales, educativas, a todos los que están empeñados en la tarea evangelizadora, cooperando con el trabajo, ya sea con su dolor, con su enfermedad, con recursos materiales, para todas ellos, expreso mi cordial saludo y disposición a continuar lo ya realizado por mis antecesores.
Desde ya pido al Señor que todos estemos siempre a la altura de las exigencias de formar una Iglesia “en salida” como nos pide el Santo Padre, abiertos para dialogar con la sociedad y su cultura y con los hermanos de otras confesiones religiosas.
Finalizo estas palabras pidiendo a N. S. del Carmen y a San José, custodio y patrón de la arquidiócesis, nos ayuden a todos a ser cada día más constructores del reino de Jesucristo.
Estimado don Pablo, pido para Ud. una pronta recuperación, el reconocimiento y la gratitud de todos para el futuro que el Señor le regala, confiamos en su oración de padre y pastor.
Fraternalmente en el Señor resucitado,
+Ignacio Ducasse Medina
Arzobispo Electo de Antofagasta
Valdivia, 7 de junio de 2017.