Con mucha alegría y emoción se vivió la ceremonia en la que fueron ordenados cinco Diáconos Permanentes en la Iglesia Catedral de Valparaíso por don Jorge Patricio Vega Velasco svd., Obispo de Valparaíso. Estuvieron presentes sus familias, comunidades parroquiales, sacerdotes, diáconos permanentes, estudiantes de la Casa de Formación Felipe Diácono, religiosas y seminaristas.

Los nuevos diáconos permanentes son: Hernán Patricio Alarcón Fernández de la Parroquia Santa Isabel de Hungría, El Melón; Fernando Jorge Araya Rodríguez, de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Quilpué; Miguel Ángel Fredes Rubio, de la Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados, Quillota; Juan Alberto Molina Flores, de la Parroquia San Rafael de Nueva Aurora, Viña del Mar; y, Carlos Humberto Rodríguez Santiagos, de la Parroquia Santo Nombre de Jesús, La Calera. Ellos se formaron en la Casa de Formación Felipe Diácono de la Diócesis de Valparaíso.

En su homilía, Mons. Jorge Patricio Vega Velasco svd., Obispo de Valparaíso, reflexionó sobre los inicios del Diaconado Permanente, cómo fue que se restituyó con el Concilio Vaticano II y cómo debe vivirse en la actualidad. “Con el Concilio Vaticano II se pudo restituir el ministerio diaconal y se señaló que este ministerio lo pueden recibir varones y en forma permanente. Uno de los servicios actuales que cumplen los diáconos permanentes es su preocupación por las personas que están siendo marginados por la sociedad, por ejemplo: los drogadictos, los ancianos que están solos, la infancia vulnerada, los migrantes. Los diáconos tienen la tarea de visibilizarlos e ir al encuentro de ellos y, a su vez, ayudarnos a que nosotros vayamos al encuentro de estas personas”

“La segunda tarea es la enseñanza, esto implica que ellos también se transforman en conductores de la comunidad eclesial. Hay muchas comunidades, donde nosotros sacerdotes, no llegamos y son ellos quienes precisamente nos ayudan en esta tarea. Hay que ir acompañando y formando cada vez más a estas comunidades eclesiales para que así puedan redescubrir la presencia de Dios en sus casas, comunidades, barrios, en los trabajos. Que el diácono sea el profesor también de lo que es la Doctrina Social de la Iglesia”

Dirigiéndose a los nuevos diáconos les recordó que “Dios siempre los estará acompañando, así como también sus hermanos diáconos. Ellos los ayudarán en esta tarea y serán testigos del Señor en el ministerio con la ayuda de sus señoras. Ustedes señoras son parte del proceso vocacional de sus esposos; ustedes también deben dar gracias a Dios porque han sido instrumentos del Señor en este proceso”.

Al finalizar la Eucaristía, se realizó un reconocimiento al padre Roberto Pinto quien por 15 años fue el Delegado Episcopal para el Diaconado Permanentes y al Diácono Juan Seguel por haber sido el Coordinador del Cuerpo Diaconal. Luego de ello, Carlos Humberto Rodríguez Santiagos y su señora Claudia Godoy Espínola agradecieron a nombre de las señoras y de los diáconos recién ordenados.

Los Diáconos Permanentes son un don de Dios para su Iglesia, porque ellos son, hombres casados que dentro del sacramento del matrimonio han escuchado el llamado de Dios, mediante el discernimiento de la Iglesia, para consagrarse al servicio de Dios y de sus hermanos en el servicio de la Palabra, de la liturgia y de la caridad a imagen de Jesucristo Siervo de Dios.

Fuente: Comunicaciones de Valparaíso
Valparaíso, 13-08-2022