Saludo a la diócesis de Iquique del electo obispo Isauro Covili Linfati
Desde El Vaticano, el p. Isauro Covili Linfati OFM, envía un video saludo a las diversas comunidades de Iquique tras ser nombrado por el Papa como nuevo obispo de la diócesis del norte de Chile.
Queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Iquique
Hoy día 23 de abril del 2022 me uno a todos ustedes queridos hermanos en este día tan especial y teniendo como patrona la inmaculada Concepción. Inicio mis palabras para dar gracias a Dios que es Padre, a Dios que es Hijo - Jesús que es la misericordia del Padre que lo ha expresado tan bellamente en su Encarnación- y al Dios Espíritu Santo, que hace nueva todas las cosas. Que renueva nuestros corazones y nuestros pies muchas veces cansados.
Saludo con cariño y con mucha alegría a toda la Iglesia, a todas sus comunidades que peregrinan por los caminos del norte anunciando a Jesús resucitado, compartiendo la palabra, llevando la luz de aquel que ha resucitado los corazones y a la vida de tantos. Saludo a todos los sacerdotes de la diócesis, a los diáconos permanentes, como también a todas las religiosas y a los religiosos de las diversas congregaciones, que alaban, qué sirven, que animan, que trabajan con empeño para llevar el Evangelio y esta vida nueva de Jesús, al corazón de todos los hombres y mujeres. Me permiten hacer un saludo especial a mis hermanos franciscanos, la fraternidad franciscana de Iquique.
Saludo también a todos los movimientos laicales, a los catequistas, a los agentes pastorales, a todos los que participan de las diversas catequesis, por todos los procesos formativos que se desarrollan.
Saludo a los que aman al señor y a María su madre, a través de la danza de los bailes religiosos, qué son familias enteras que son diversas cofradías y que participan y acuden a los santuarios especialmente a “La Tirana”, y que tendremos la alegría de celebrar juntos esta fiesta en el mes de julio.
Saludo a los jóvenes, a todos los que participan en la pastoral, a lo que por diversos motivos han abandonado la pastoral donde participaban. Saludo y abrazo a aquellos también que por diversos motivos han abandonado la fe, que hoy día se manifiestan no creyentes. Por todos los que participan en tantas organizaciones haciendo el bien, llevando la alegría, el espíritu juvenil a tantos otros jóvenes. Saludo también a todos aquellos que por diversos motivos se pueden encontrar en la droga o en la cárcel, a todos le regalo mi cercanía y los abrazo.
Saludo también a todos los enfermos, a los ancianos, a los que se preocupan de ellos, especialmente aquellos que pueden estar solos. Saludo a los que se han alejado de la Iglesia por temas de abuso que padecemos. Un saludo a todos los que trabajan en la educación, en la salud, a todas las autoridades civiles, de orden y también las autoridades militares.
Saludos a todos los hermanos migrantes que han llegado al país este último tiempo y lo hacen a través de Iquique. Por todas las acciones solidarias que las diversas organizaciones han realizado en bien de ellos y especialmente también el obispado de Iquique. Saludo a todas las iglesias cristianas y a los que no son, por todo el bien que realizan movidos por su fe y sus principios.
Y finalizo estas palabras agradeciendo a monseñor Guillermo Vera por toda su labor Pastoral realizada en Iquique. A todos y a los que no he nombrado, les deseo que el Señor resucitado les conceda la paz y que juntos trabajemos por la paz.
Queridos hermanos y hermanas, creo profundamente en el Señor que se encarnó, se hizo pobre para enriquecernos a todos y creo que la Iglesia de Iquique, que es universal y local a la vez, tienes una bella historia que contar, que abrazar, que custodiar. Un presente, que tenemos que vivir con generosidad y un futuro a proyectar con esperanza, con audacia, con coraje, con alegría. Claves que acompañarán nuestro caminar para seguir siendo Iglesia sinodal, para ser una Iglesia profética, para ser Iglesia esperanzadora. Para ser una Iglesia de relaciones cordiales, fraternas; construyendo ambientes sanos, seguros, respetuosos de la dignidad sagrada de toda persona, especialmente de los más pobres, de los que sufren, de los más vulnerables.
La Iglesia, en el norte y en toda parte, es pueblo de Dios, es un pueblo de bautizados y anunciadora del Reino. Es una Iglesia invitada permanentemente por su Señor, a permanecer a sus pies aprendiendo cada día a vivir del ícono del lavado de los pies que hemos celebrado y recordado este Jueves Santo recién pasado. El ícono del lavado de los pies se nos constituye, se nos revela en este gesto el misterio de la Encarnación, de la kénosis de Jesús, toda su vida, como también la Eucaristía. Invitar a la Iglesia a cultivar una vida de profunda oración para hacer comunidad abierta, respetuosa, acogedora por los caminos del norte. Estamos invitados queridos hermanos a misionar, a ser infatigables anunciadores de Jesús, anunciando la salvación - esta vida nueva y eterna que se nos regala en el resucitado- en el Dios de las bienaventuranzas, en el Dios del Reino, el Dios que en la sinagoga de Nazaret anuncia y proclama su programa: que ha venido para liberar, para dar vista, para sanar. Bueno, esto la Iglesia, todas nuestras comunidades, cada uno de nosotros estamos invitados también a testimoniar.
Les manifiesto mi deseo de estar pronto entre ustedes, de conocerlos personalmente y que ustedes puedan conocerme y juntos celebrar, alabar, evangelizar. Ir a la otra orilla como nos pide siempre el Señor en su Palabra, en su Evangelio, tratando de comprender sinodalmente el tiempo presente que vivimos.
Finalizo invitándoles, queridos hermanos y hermanas, a rezar por la paz. En un mundo de tanta violencia, en un mundo de tanta guerra, estamos invitados a rezar por la paz, pero también a trabajar por la paz y a construir relaciones humanas fundadas en la paz. Que siempre la búsqueda del bien común y del bien, y de lo mejor para cada uno. De la mano de María, Madre hecha Iglesia que siempre nos dirá “hagan lo que Él les diga”. Que el Señor Jesús a todos nos acompañe -teniendo la Basílica del Vaticano, San Pedro, de fondo - me despido deseándole a todos la bendición, la paz del Señor y que pronto ya nos veremos para caminar juntos en la diócesis de Iquique. Que el Señor les bendiga.
Fuente: Nunciatura Apostólica en Chile CECh, 23-04-2022
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