Apreciadas Autoridades:
1.- Nuevamente nos hemos juntado en este Templo Catedral de la ciudad de Illapel, para continuar una tradición iniciada por los Padres de la Patria. Cada dieciocho de Septiembre, día en que celebramos un nuevo aniversario de nuestra independencia, quienes habitamos esta tierra ubicada entre montañas y mar, al iniciar la jornada nos recogemos en un momento de oración para agradecer a Dios por todas las maravillas que Él ha obrado entre nosotros.
Como les comentaba el año pasado, este canto del Te Deum, expresión latina que significa “a ti oh, Dios”, que en algunos minutos más entonaremos, es un himno trinitario de alabanza y agradecimiento que aparece entre los siglos IV o V y es atribuido a San Agustín o San Ambrosio. Se canta para solemnemente para dar gracias por algo importante recibido en la sociedad cristiana sobre todo después de una victoria (1). Hoy nos encontramos agradeciendo al creador y reconociendo cómo Él ha obrado maravillas entre nosotros. Somos de los pocos pueblos que tenemos esta hermosa tradición del Te Deum como una sus tradiciones más profundas y enraizadas en los albores de la patria marcando por ello nuestra “alma chilena”. Dios quiera que nunca la perdamos.
El año pasado nuestra celebración estaba enmarcada en un proceso electoral, nos encontrábamos buscando quienes tendrían la responsabilidad de dirigir la nación. Al mediar este momento de oración, doy la bienvenida en este Templo Catedral a quienes, por causa de ese proceso electoral, hoy ocupan un cargo de responsabilidad al tener que gobernar nuestra Provincia del Choapa.
2.- Hermanos en el Señor, este momento de oración está enmarcado por las lecturas que acabamos de escuchar, pero para mi reflexión quiero apoyarme específicamente en texto del Evangelio de San Mateo que hace unos momentos fue proclamado.
Todo el texto que escuchábamos está impregnado por una fuerza dramática, aunque salvífica, de la pertenencia a Cristo. El “envío” que hace Jesús nos introduce a una nueva enseñanza sobre la misión. Se trata de avanzar por los caminos de la mansedumbre y de la no violencia, aun siendo conscientes de estar rodeados por un mundo feroz y agresivo.
La imagen de las ovejas asimila al evangelizador con la imagen joanica del Cordero “que quita el pecado del mundo” (2): aquel que cargó con nuestras perversidades y nuestros dolores (3), para realizar el proyecto de un Dios que quiere que todos los hombres se salven (4). La mansedumbre y la no violencia del evangelizador no son nunca debilidad, ni simpleza ni, menos aún, masoquismo. Se trata de vivir dos virtudes que parecen opuestas, aunque no lo son: la prudencia de la serpiente, como ejercicio de una inteligencia vigilante, realista y critica, que se sustrae al engaño, y la sencillez de la paloma, como ejercicio del proceder limpio y confiado, propio de quien sabe que está en las manos de un Padre omnipotente y bueno.
La exhortación a tener cuidado con los hombres (cuando se trate de “lobos” dispuestos a tramar insidias) cae, por tanto, de la parte de la prudencia; la exhortación a no preocuparse por lo que haya que decir, poniendo más bien toda la confianza en el Espíritu del Padre, que se ocupará de inspirar lo que haya que decir, cae, en cambio, de la parte de la sencillez. La perspectiva de lo que tendrá lugar antes del triunfo definitivo de Cristo no es una perspectiva rosa: el mal es engendrador de mal y agita las mismas relaciones humanas, llegando hasta las raíces de la vida (5), pero quien soporte ser odiado (no a causa de sus propias fechorías, sino de Cristo soberanamente amado y seguido (6)) será salvo.
Se trata, en definitiva, de perseverar en el obrar contra el mal, aunque intentando huir de los perseguidores (7), con la certeza en el corazón de que, dentro del discurrir de los días, sigue siendo inminente la venida del Hijo del Hombre, con su victoria definitiva sobre el mal y sobre la muerte (8).
3.- Para muchos, que hemos crecido y vivimos en una cultura que podríamos definir cristiana, estas palabras de Jesús nos pueden parecer extrañas y alarmistas. Y les comprendo, pues el tema de las persecuciones de tipo religioso es una realidad un poco desconocida para nosotros. Los Medios de Comunicación Social nunca hacen referencia a ellas. Veamos los diferentes conflictos bélicos de los cuales últimamente estos mismos Medios han estado profusamente informando. Me refiero a los conflictos en la lejana Asía, en el Medio Oriente o en la desconocida África. En sus análisis nunca hacen mención al componente religioso que en estos conflictos existen, y muchas veces es un componente fundamental.
Pero quienes acompañan y analizan estos conflictos reconocen que el cristianismo, y cuando digo cristianismo me refiero a todas las religiones cristianas, es la fe más perseguida en la actualidad. Nosotros vivimos en un continente que se reconoce como un continente cristiano, pero las estadísticas demuestran que es en este continente donde más católicos son asesinados cada año (no tengo las cifras de otras iglesias cristianas).
A lo largo de la historia de nuestro país no hemos estado ajenos a los asesinatos de cristianos. En décadas pasadas algunos fueron asesinados por defender valores humanos y cristianos, como lo es el Don de la Vida. Estoy pensando en este momento en el P. Jarlán en la década de los `80; Pero otros, como el P. Gazziero, asesinado en la década pasada por un miembro de una secta satánica en la Catedral de Santiago, el motivo: por ser un anunciador de la Buena Nueva de Jesús.
Pero no escondamos la cabeza como las avestruces, hoy entre nosotros hay un tipo de persecución religiosa, más velada, más sutil, que se materializa por ejemplo en el bulling que se da en los centros educativos o en los centros laborales, con aquellos que profesan y practican una fe, una religión, sobre todo si esta es cristiana. Se da en el desprecio a la dimensión espiritual y religiosa de la persona humana manifestado en la eliminación de la formación religiosa, interfiriendo en los actos de culto religioso, etc. En el futuro seguramente el otro paso será eliminar las imágenes sagradas en la vida ciudadana.
4 (9) .- Lo que digo no ha manado de la nada, esto ha sido provocado ideologías surgidas en los últimos tiempos y que están destruyendo los cimientos fundamentales de la humanidad, cimentos en basados en principios y valores como por ejemplo son el derecho a la vida de una persona desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. O el derecho que tiene la sociedad a tener como su principal fundamento la familia y ésta basada en el matrimonio natural, esto es en el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Vivimos una época trascendental en la cual los cristianos no podemos ni debemos quedarnos callados, pues si lo hacemos nos transformaríamos en cómplices de ideologías que llevan desintegración humana. Por lo mismo hoy más que nunca debemos anunciar la verdad, aunque esto nos cueste caro. Debemos hablar sabiendo que seremos humillados y denostados y que por todos los medios y formas buscarán silenciar nuestra voz.
Dentro de esta obligación que tengo como cristiano, no puedo callar situaciones que percibo nos conducen por caminos que nos destruyen como sociedad, como personas humanas. Entre ellas está una ley que nuestros gobernantes desean aprobar. Me refiero a la ley del aborto que en los próximos meses entrará en la agenda legislativa.
Quienes promueven el aborto alegan querer implementarlo solo en algunos casos como son: en caso terapéutico, la violación, o malformaciones del feto. Todos sabemos que estos son eufemismos para promover un aborto generalizado, un asesinato en masa.
El aborto terapéutico, tiene como finalidad terminar con la vida del concebido con el fin de salvaguardar la salud o la vida de la madre. Este aborto parte con la errada idea de que la vida de la madre vale más que la vida del hijo. Desde el punto de vista de la razón no es sostenible que la vida de quien está por nacer tenga menos valor que el de la madre. Atribuirle más valor a un ser humano que a otro es antojadizo y peligroso puesto que se presta para muchas arbitrariedades.
Cuando se quiere aplicar a casos de violación reconozco que ella, la violación es repudiable en si misma, sobre todo cuando las víctimas son menores de edad. El abuso sexual es la radical negación del valor y del significado de la sexualidad humana, por lo mismo es una pecado gravísimo a los ojos de Dios y un delito de índole criminal.
Pero todo lo anterior no significa que el aborto sea una solución, pues quien es concebido por este acto, aunque sea un acto repudiable, es una persona humana como cualquiera de nosotros y por lo tanto debe ser respetado.
El aborto en caso de violación no soluciona un acto delictivo ni la injusticia cometida, sino que genera otra injusticia, una segunda injusticia, que es truncar la vida de un inocente.
Esta ley además pretende incluir aquellos concebidos que vienen con graves malformaciones. En Europa se entiende como graves malformaciones a quienes tienen el Síndrome de Down. Que arbitrario e incongruente resulta esta terminología. Hace unos años como sociedad tomábamos conciencia que estas personas eran personas con capacidades diferentes y hoy a estas personas algunos las quieren asesinar solo porque tienen “malformaciones” Tengo que reconocer que no entiendo que sucede con los legisladores. En la sociedad civil, alentados por un reconocido animador de televisión, durante años nos hemos esforzado para apoyar aquellos que han nacido con otro tipo de malformaciones. -me refiero a la Teletón. Y hoy el estado por medio de sus legisladores los quiere eliminar antes de nacer.
No voy a negar que algunos concebidos vienen con malformaciones y no podrán sobrevivir fuera del vientre materno, como son los anencefálicos, pero estas persona son un ser vivo, que en cuanto persona débil y enferma merece más y mejores cuidados. Es un ser vivo que tiene el derecho vivir hasta su muerte natural, aunque esta sea momentos después del parto.
El tema de fondo está claro: algunos no le atribuyen ningún valor a los neoconcebidos gravemente enfermos así como a las personas con graves discapacidades. Por lo mismo ningún cristiano puede apoyar una ley nefasta como es el aborto.
Como persona humana, como cristiano, como obispo y como chileno me preocupa enormemente que entre nosotros se estén introduciendo ideologías muy semejantes a la que propagaba el Nazismo en el siglo pasado; ideología que provocó el exterminio de millones de seres humanos. Todos lo sabemos, esas personas fueron asesinada por el hecho de no pertenecer a un pueblo determinado, ni poseer ciertas características que ellos consideraban superiores. Por lo mismo hoy la humanidad condena esta ideología, pero en nuestra patria hay compatriotas que están promoviendo que caminemos por esos mismos derroteros del nazismo.
Para terminar este punto quería invitarles a mirar en su entorno, verán que hay personas que calificarían para para ser abortadas según la ley que se pretende aprobar. Estas personas son parte de nosotros, se encuentran en nuestra misma familia, en nuestra ciudad, en nuestros campos. Reconózcanlo, son personas muy queridas por todos, son personas en las cuales reconocemos sus capacidades diferentes, son personas que trasmiten amor como nadie, por eso mismo reconocemos que ellas son como un beso de Dios a cada uno de nosotros. Producto de esto como sociedad las cuidamos y protegemos en forma especial y digo esto poniendo mi mirada en la Escuela Especial de La Colonia.
5.- No puedo terminar mi reflexión sin felicitar a quienes a partir del inicio del año ocupan un cargo de responsabilidad gubernamentales a diferentes niveles y que hoy nos están acompañando en esta ceremonia litúrgica por primera vez.
Ustedes ya lo habrá notado, el concepto de autoridad hoy es muy diferente al concepto que nuestros abuelos y padres tenían de la función de la autoridad. Antiguamente ser autoridad significaba tener poder, hoy ser autoridad es ser un servidor. Y servicio es custodiar a la gente, es preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón (10). Servicio significa estar atento a las necesidades de todos, buscando que el bien común prevalezca sobre el bien individual. ¡Que difícil es ser autoridad hoy, cuando estamos viviendo tiempos de dictadura, pero una dictadura de las minorías!
Recuerden que vivimos tiempos donde la interconectividad es una realidad. No estoy pensando en la interconectividad cibernética, estoy pensando en esa interconectividad personal. Esa conectividad que debe existir entre las personas, conectividad que es fundamental entre quienes tienen la tarea gobernar.
Ustedes las autoridades, son la primeras que, buscando el bien común, deben entre ustedes implementar la conectividad. Este diálogo les permitirá actuar orgánicamente frente a los diferentes acontecimientos que vayan surgiendo a lo largo de vuestro servicio. Si entre ustedes no existe un diálogo quienes más sufrirán serán los pobres y débiles. Dios quiera que por la falta de comunicación y dialogo entre autoridades no vuelva a repetirse casos semejantes a lo ocurrido con lo camaroneros del rio Choapa.
Apreciadas autoridades, cuando sientan el cansancio y la soledad que implica el servicio que ustedes han asumido, miren la figura del Rey Salomón. Recuerden la oración que el día de su coronación este rey le hizo a Dios, donde no pidió riquezas, poder y domino sobre los otros, solo pidió sabiduría para poder gobernar el pueblo a él confiado, sabiduría para poder servir. Imitar a este rey y su oración, les traerá la paz y la fuerza para continuar en el servicio que se les ha confiado.
Finalmente tengan la certeza que en la búsqueda de la verdad y el bien común contarán siempre con el apoyo y cercanía de este Obispo.
NOTAS
(1) Cf. Diccionario abreviado de liturgia Casiano Floristán
(2) Jn 1,29
(3) Is 59,11
(4) 1 Tim 2,4
(5) Mt. 10,21
(6) Mt. 10,22
(7) Mt. 10,23
(8) Mt. 10,23
(9) Texto de apoyo: Carta Pastoral La Razón al Servicio de la Vida Humana, Mons. Chomali
(10) Cf. S.S.Francisco 19 de marzo de 2013