Carta pastoral sobre renuncia del Papa y Cuaresma 2013 en tiempo de Sínodo Arquidiocesano
Queridos hermanos sacerdotes, diáconos, religiosas y fieles laicos:
1. Con gran sorpresa y tristeza -pero, con esperanza- nos hemos enterado de la renuncia del Papa Benedicto XVI al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, con estas palabras: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, declaración hecha ante los Cardenales del Consistorio Ordinario Público, el 11 de febrero, memoria de Nuestra Señora de Lourdes.
Dijo también que era consciente que el ministerio debía ser llevado a cabo no solo con obras y palabras, sino también “sufriendo y rezando”. Y añadió: “Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu…”, vigor que él siente muy disminuido en los últimos meses.
Yo quiero dar gracias a Dios por este Pontífice humilde, sabio, valiente, sincero, y lleno de fe que el Señor nos regaló durante ocho años, y pedir oraciones por la Iglesia y el Papa, especialmente en estos días hasta que quede vacante la sede de Pedro, a saber, el 28 de febrero a las 20:00 hrs.
Con las mismas palabras empleadas por el Papa, quiero pedir a todos nuestros fieles y comunidades que, con oración insistente y humilde, “confiemos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y supliquemos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir al nuevo Sumo Pontífice”.
Todo esto sucede justo al comenzar la Cuaresma, con el ayuno y el rito de la imposición de ceniza. Es un tiempo especial de oración, penitencia y caridad, para seguir más de cerca a Jesucristo, en su camino de sufrimiento, muerte y resurrección por la salvación y v ida del mundo.
2. ¿Qué mejor homenaje al Pontífice que ha renunciado que meditar lo central del Mensaje que él nos ha dirigido para la Cuaresma? Es lo que viene a continuación.
El título del Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2013 es: “Creer en la caridad suscita caridad. Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”. A continuación, dice: “La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece la ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás”. Y agrega: “la principal actitud característica de los cristianos es precisamente “el amor fundado en la fe y plasmado por ella” (n.1). Lo primero es la fe, lo más grande es la caridad. Es decir, “la fe precede a la caridad pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe (“saber que Dios nos ama”), pero debe llegar a la verdad de la caridad (“saber amar a Dios y al prójimo”), la cual permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes” (n. 4).
Ahora bien, la caridad no se reduce “a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria…. La mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el “servicio de la Palabra”. Es la promoción más alta e integral de la persona humana (Pablo VI).
Por eso, la Cuaresma “nos invita a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas de la oración, del ayuno (la penitencia), y de la limosna”. La Campaña Cuaresma de Fraternidad (ahorrar en las alcancías para ayudar a proyectos solidarios) es un medio concreto para desprendernos de lo nuestro y ser generosos con los necesitados.
3. La Cuaresma es un camino que hacemos en comunidad. Por eso, el proceso del Sínodo arquidiocesano que hemos iniciado cuadra perfectamente con el Año de la fe y con la Cuaresma. Sínodo significa precisamente “caminar juntos”. Nos recuerda-dice el Papa- “el camino de Jesús con los discípulos de Emaús que son un poco la imagen del mundo agnóstico de hoy”. Jesús camina con el mundo actual, con frecuencia desesperanzado, incrédulo, y sólo pragmático, pero en la medida que escuchamos la Palabra del Señor sentimos arder la fe-esperanza en nuestro corazón hasta finalmente reconocerlo en la fracción del pan (la Eucaristía). Entonces, podemos volver a la comunidad a dar testimonio de lo que hemos visto y oído.
Durante marzo deberán constituirse en las parroquias, colegios y movimientos los equipos o comisiones encargados de organizar los grupos pre-sinodales en cada instancia pastoral, los que ya debieran estar funcionando después de Pascua de resurrección. En ellos –ayudados por fichas que la Comisión central del Sínodo nos hará llegar- haremos lectio divina, realizaremos una memoria agradecida del Concilio Vaticano II y de la historia de fe de nuestra comunidad y propondremos algunas sugerencias (por escrito) respecto a ser mejores discípulos misioneros del Señor. Se trata de escuchar la voz del Espíritu para llegar a ser una Iglesia más orante, comunitaria y participativa, misionera y solidaria, capaz de señalar la “puerta de la fe” a quienes están en búsqueda de la verdad
4. Como hemos dicho desde el comienzo del proceso sinodal, “si el Señor no edifica la casa en vano se fatigan los trabajadores” (Sal 127). Por tanto, la oración constante en las comunidades, familias y a nivel personal es clave para el buen resultado del Sínodo y del Año de la fe. Sugiero colocar en todas partes (templos, salas de catequesis y de clases) pendones con la oración oficial para rezarla continuamente. La intercesión poderosa de la Virgen del Carmen-nuestra Patrona- hará que “nuestra Iglesia arquidiocesana de Puerto Montt crezca en el conocimiento de la verdad y en santidad de vida”
Al terminar esta Carta, les reitero que no dejemos de orar por la Iglesia universal, por el Santo Padre y el Colegio de Cardenales que, reunidos en cónclave, deberán elegir al nuevo Sucesor de Pedro. Podemos hacerlo con la Oración del Misal Romano:
“Dios y pastor eterno,
Que gobiernas y proteges siempre a tu Iglesia,
Concédele, en tu infinita bondad,
Un pastor que te agrade por su santidad
Y que nos guíe y acompañe con paternal solicitud.
Por Jesucristo Nuestro Señor”. Amén
Deseándoles un tiempo de Cuaresma de mucha caridad y provecho espiritual, les saluda y bendice con afecto de padre y pastor
+ Cristián Caro Cordero
Arzobispo de Puerto Montt
Puerto Montt, 13 de febrero de 2013
Miércoles de ceniza, inicio de la Cuaresma