Es providencial que rindan la PSU en pleno mes de María y comenzando el Adviento. María nos recuerda que en la vida hay que estar muy abierto al querer de Dios y hacer siempre su voluntad, la que se materializa en el servicio a los demás con sencillez y humildad y sobre todo nos recuerda que una vida bien lograda, una fiesta bien celebrada sólo es posible si hacemos lo que El, Jesucristo, nos dice. Las palabras de María a los discípulos suenan con fuerza hoy, en este lugar, “hagan lo que Él les diga”. Si, hagan lo que Él les diga. También es providencial que en pleno Adviento, tiempo litúrgico en el que esperamos al Salvador que viene a compartir nuestra humanidad, nuestra historia, ustedes den esta importante prueba. Han de mirar en todo cuanto les acontece y les acontecerá en el futuro que les espera la mano providente de Dios rico en misericordia, leal, que quiere que tengamos vida, vida en abundancia. Hoy, Dios nos habla, estimados jóvenes, a través de ustedes y nos dice que quieren un futuro mejor para sus vidas y que quieren un país mejor para todos. Dios nos habla hoy, y nos dice que los jóvenes chilenos son una maravilla, el gran tesoro que tenemos porque tienen meridiana claridad acerca del valor de la fe, de la esperanza y de la caridad y sobre todo nos dicen que quieren construir sus vidas sobre la roca firme, el Señor Jesús. También es providencial que celebremos esta Misa en plena Misión Joven, dónde ustedes son los interlocutores de nuestros mejores esfuerzos para mostrarles el rostro de Cristo que nos amó hasta el extremo.
Lo primero que me surge es un anhelo inmenso de agradecer a quienes han colaborado en la formación de ustedes. Son tantos, muchos de ellos anónimos.
A los padres, de modo especial a aquellos que se sacaron el pan de la boca para que sus hijos estudien y terminen la enseñanza media. A los profesores, especialmente a aquellos que trabajan en medios difíciles, con salarios insuficientes y muchas adversidades. Al sacerdote que los acompañó en la parroquia, capilla y movimiento y los seguirá acompañando en la Universidad. A los administrativos, auxiliares, que de manera silenciosa mantienen todo en orden y funcional para que hayan podido estudiar. Agradecer al panadero que amasó con delicadeza el pan para que llegara a sus mesas, al chofer de la micro que los llevó al Colegio y los devolvía a sus casas sanos y salvos. Al agricultor que regó y cuidó las hortalizas que los alimentaba. A todos, a todos lo que colaboraron para que ustedes estén aquí, gracias.
Los felicito por haber terminado una etapa y comenzar otra nueva. Los felicito por la perseverancia, el esfuerzo, los felicito por querer prosperar y así hacer prosperar el país y la sociedad toda.
Bendigo al Señor, fuente de todo bien, por la fe que Dios ha infundido en ustedes al venir a la Catedral de Concepción para que en su nombre los bendiga a todos y cada uno de ustedes y obtengan el resultado que requieren para estudiar según su vocación y carisma.
El mismo Señor dice sin Mi nada pueden hacer. Encomendarse a Dios en este día es el reconocimiento que El, Jesucristo, es el camino, la verdad y la vida, es El la luz que nos saca de la oscuridad de la ignorancia y nos abre al camino de la verdad que nos conduce a la plenitud de la vida que es El.
Agradezco de corazón que como comunidad pronta a dar una prueba que en cierto sentido les marcará su futuro laboral reconozcan en la Iglesia, compañía segura, amistad sincera, ruta confiable por donde transitar en la aventura fascinante de formarse como profesionales. Compañía que se manifiesta en la Pastoral de educación Superior a la cual están invitados a integrarse.
Poder estudiar en Chile es aún un privilegio. Nunca se olviden de ello. Hay muchos jóvenes que no terminaron el Colegio, que no tendrán posibilidad de dar la PSU, que han visto truncados sus sueños. Soy consciente que muchos lo harán con grandes dificultades económicas y sociales, pero igual es un privilegio acceder a la educación superior y es motivo de acción de gracias.
El estudio, el título profesional es más que un modo para ganarse la vida. Es mucho más: Es un compromiso hacia el país. El estudio adquiere peso específicamente humano cuando se orienta al servicio del país en las más diversas formas. Si, que la universidad les abra los ojos, los oídos, para conocer de cerca el país y querer transformarlo. Necesitamos de ustedes, futuros profesionales para que nadie en Chile carezca de una casa digna, de un juicio justo, de una atención médica de calidad, de estudios gratuitos y de calidad por ser la puerta de entrada para desenvolverse en la vida en igualdad de oportunidades. Les pido, les imploro que estudien pensando que sus conocimientos son fuente de profundas transformaciones y no sólo en la nota. Los necesitamos esforzados, competentes, intachables. Los necesitamos líderes, sí líderes, para responder a los grandes cambios que estamos viviendo de toda índole. Nunca se olviden, estimados jóvenes que sobre sus estudios y sus futuros grados académicos, grava una hipoteca social. Han de estar al servicio de la comunidad, del bien común, y de modo especial de los más pobres.
Tener estudios conlleva mucho poder y por lo tanto una gran responsabilidad respecto del país y de la cultura que se quiere fomentar.
A ustedes les corresponderá decidir qué país construir. Un país centrado en la persona humana y su dignidad, la justicia, la verdad y la paz o un país centrado exclusivamente en los dictados del mercado poco regulado que ensalza a algunos y va dejando a muchos botados a la vera del camino.
A ustedes les corresponderá decidir sobre el futuro del país. Porque de aquí surgirán alcaldes, legisladores, empresarios, sacerdotes, servidores públicos, jueces, hasta el mismo presidente de la república puede estar hoy en medio de nosotros. Aquí está un san Alberto Hurtado, aquí está un Pablo Neruda, aquí está una Gabriela Mistral. Aquí está un Roberto Matta. Aquí está un Igor Saavedra. Aquí hay un Gómez Millas.
Piensen en grande el país que quieren construir, póngase manos a la obra estudiando diligentemente, nunca pierdan de vista ese ideal y siempre vivan de acuerdo a estos principios. Mientras más sepan y articulen los conocimientos vivirán como piensan. De no hacerlo terminarán pensando como viven y esa será su ruina, la de sus familias, la de toda la sociedad.
Si queremos un sociedad que dé buenos frutos, si queremos una sociedad con ramas grandes y frondosas y muy coloridas, necesitamos personas que den buenos frutos y hermosos troncos y hermosas ramas. Para ello necesitamos tener raíces sólidas. Y las raíces sólidas se construyen a partir de una ilimitada confianza en Dios y además el esfuerzo cotidiano. Si, sin raíces sólidas en imposible dejarle a quienes nos seguirán el país que anhelamos para nosotros mismos. He ahí el dilema, he ahí el drama, he ahí la gran decisión sobre la cual los invito a meditar.
Jóvenes, no se dejen seducir por el camino corto, por la puerta angosta del menor esfuerzo, de hacer lo mínimo, de preocuparse más de la nota que de aprender. No se dejen seducir por los vendedores de ilusiones. Sólo Cristo es la respuesta a la pregunta de cómo afrontar los estudios y decidir el futuro de estudiante y de profesional. En El, sólo en El encontrarán la fuerza necesaria para vencer la adversidad, para darle sentido al sufrimiento, para emprender una vida centrada en lo que importa, en lo trascendente. Sólo en El.
Antes de concluir quisiera pedirles un favor. Mediten dónde y qué quieren estudiar. Los necesitamos en la Región. En la región hay excelentes universidades e institutos de Educación Superior. Estudien aquí, fomenten desde la misma Universidad un gran amor por la Región. Proyecten su vida familiar y laboral en este paraíso que Dios mismo ha moldeado con sus propias manos. La región los necesita, necesita emprendedores en las más variadas actividades de todo orden. Quédense, esta región con altos índices de pobreza reclama lo mejor de ustedes mismos. Quédense
Los bendigo para que el Señor los ilumine, les abra su inteligencia en estos momentos tan decisivos. Pero también los bendigo por el trabajo realizado, por el esfuerzo hecho, por el deseo de estudiar y ser más en la vida.
Los bendigo porque son ejemplo frente a una sociedad que no cree en los jóvenes, que los mira sólo como consumidores, pero no como el presente y futuro del país.
Los bendigo para que en el fondo de sus conciencias estudien de acuerdo a su verdadera vocación y frente a los dictados de una sociedad tecnocrática y materialista, se abran a las carreras del saber filosófico y teológico, a la creación artística en el mundo de la pintura, la música, la poesía, la literatura, el teatro.
Necesitamos más cultura, necesitamos más belleza, necesitamos mas amor y ustedes están llamados a procurar aquello con las grandes virtudes, talentos y habilidades que el mismo Dios les regaló.
Los bendigo para que nunca abdiquen a la búsqueda sincera de la verdad y reconozcan en la verdad un camino de libertad interior maravilloso, fuente de toda alegría y de todo verdadero gozo.
Los bendigo para que el Señor les muestre su rostro, los ilumine en sus pasos y les dé su paz.
Los bendigo y les ofrezco nuestra compañía en este caminar. La misma compañía que experimentaron los discípulos de Emaús y que terminó en presencia de Dios para siempre.
Una experiencia concreta de este acompañamiento es nuestra Pastoral de Educación Superior, presente de varias de las universidades e Institutos de la zona, déjense acompañar y al mismo tiempo, con sus hermanos de fe, den testimonio de Cristo en su lugar de estudio. Hay muchos jóvenes que conocerán a Cristo por la fe de ustedes.
† Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Concepción
