Mensaje de los Delegados Episcopales para la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Santiago.
Queridas familias santiaguinas:
Durante el año 2020 las familias estuvieron sometidas a un gran esfuerzo, confinadas desde marzo, se vieron abruptamente acosadas por unas dinámicas que no eran las habituales, obligados todos sus miembros a efectuar todas sus acciones en las fronteras de las circunstancias, muchas veces estrechas del hogar y la mayoría de las veces, por medios desconocidos, en su uso para este propósito.
En la convivencia diaria fue puesta a prueba la capacidad de donación, de ser postergado por el otro, en algunos casos llegó a límites antes nunca vistos. En muchas veces casos agravados por la falta de recursos y/o trabajo, que nos impulsaron a una serie de reconversiones, no siempre exitosas
Las imposiciones de la autoridad, muchas veces eran imposibles de cumplir sin colapsar y nos vimos en la urgente necesidad de sobrepasarlas. También, este año, nos significó una mayor valoración de nuestra familia y de nuestro pequeño hogar, del apoyo de nuestros vecinos, amigos y familiares y de gente de buena voluntad.
Nos parece oportuno en el fin de año dedicar un tiempo a su evaluación, ¿cómo fue para nuestro grupo familiar este año tan especial? ¿Qué aspectos podemos destacar como positivos, y cuáles como malos o no tan buenos? ¿A quiénes sentimos muy cerca y les estamos agradecidos? ¿A quiénes podríamos haber acompañado y no lo hicimos? Reconozcamos nuestros comportamientos de este año 2020 que ya se va.
Por otra parte, ¿cómo vivimos y sentimos la presencia de Dios en este tiempo?, tal vez en algún momento nos inquietamos por buscar medios para mantener nuestra vida espiritual, probablemente a través de técnicas nuevas, desconocidas para nosotros anteriormente, llegó la Palabra del Señor a nuestras casas y esta pandemia nos mostró que las celebraciones litúrgicas presenciales podrían desaparecer por algún tiempo, pero que el Señor está siempre con nosotros, nos acompaña, nos protege y es quien nos mantiene viva la esperanza que saldremos de estos tiempos difíciles.
Tal como la Sagrada Familia tuvo que emigrar y salir de la tranquilidad natural de su querido hogar Nazareno, y mantuvo siempre la fidelidad al camino trazado, así también nosotros, intentaremos pasar esta conflictiva situación, fortaleciendo nuestra fe y esperanza en que Jesucristo es quién nos acompaña y guía en todo nuestro caminar.
Que el Señor nos regale muchas bendiciones y un año 2021 que nos traiga paz, trabajo para todos, alegrías, salud, buenos momentos y una linda vida familiar cargada de amor y generosidad.
Diac. José Manuel Borgoño y Mónica Undurraga
Delegados Episcopales para la Pastoral Familiar
Fuente: Comunicaciones Santiago
Santiago, 05-01-2021