Mons. Aós: El Papa está muy informado acerca de la Iglesia chilena
Dentro de tres días, el sábado 28 de noviembre, se realizará la ceremonia del Consistorio Público en la Basílica de San Pedro. En la ocasión, el Arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós recibirá el título de cardenal, lo que significa que se transformará en “colaborador” del Pontífice, que es el Obispo de Roma. Los signos que recibirá el arzobispo son la birreta cardenalicia que le impondrá el Papa Francisco, junto al anillo y a la designación del Título o Diaconía.
Inmediatamente después de haber llegado a Roma, el pasado 10 de noviembre, y según las reglas del Vaticano a causa de la pandemia, monseñor Aós tuvo que hacer una cuarentena de diez días en la Domus Santa Marta, que es también la residencia del Santo Padre y que se encuentra al interior del Vaticano. Éstas fueron sus impresiones al respecto: “Aquí la cuarentena es muy estricta. Hay que imaginarse que las medidas de seguridad están en toda Italia, porque Italia en este momento está muy complicada, y en esta residencia más, porque aquí está el Papa y no sólo por él; la vida del Papa es importante y es importante también la de los residentes”.
Cuenta que se lo pasó encerrado en una habitación durante los diez días: “Le van dejando la comida y la ropa en la puerta y uno está encerrado hasta que pasan los días e incluso para celebrar la Santa Misa, hay que celebrarla en la propia habitación, que es bastante amplia, no es el dormitorio. Hay tiempo para rezar, para descansar, para estudiar o trabajar algo y afortunadamente como no tuve ningún síntoma y ninguna preocupación, la pasé tranquilo. En este momento hay otros que están haciendo cuarentena, pero yo tampoco he sabido que tengamos problemas y que haya alguien complicado con el coronavirus”.
Inmediatamente después de haber terminado la cuarentena, tuvo la oportunidad no solo de saludar al Papa ̶ que come en el comedor con el resto de los huéspedes de Santa Marta, aunque en una mesa separada ̶ sino incluso tener una audiencia privada. Apenas terminó la cuarentena, la primera noche que bajó a cenar se encontró sorpresivamente con el Papa que también en ese momento se preparaba para la cena: “Iba a colocarse en su mesa que está a una cierta distancia y me vio y vino a saludarme y me dijo, ‘me enteré de que usted me había pedido audiencia, mañana mismo’.
Al día siguiente se encontraron en la misma Domus Santa Marta, en la oficina del Papa: “Conversamos largo, aquí mismo”, cuenta monseñor Aós, ya que el Papa le había dicho “para que no tenga que ir al otro sitio, si quiere le doy audiencia aquí en el mismo despacho”, y así lo hicieron.
Le preguntamos que puede contar de esta audiencia: “Nos saludamos, los buenos deseos y luego los temas de conversación son privados. Si el Papa no los dice, yo menos los voy a decir porque tengo que ser responsable, tengo que respetar la confidencialidad y la privacidad del Papa. Después de todo, es un encuentro personal, me parecería descortés si conversara temas que son privados. Le puedo decir sí que está bien informado de Chile, que sigue atentamente la vida de la Iglesia en Chile y que tomó sus decisiones después de recibir informaciones y meditar ante el Señor, y después de rezar. No son decisiones improvisadas las que él toma”
Al Arzobispo de Santiago no le parece que el Papa esté especialmente preocupado por la situación de la Iglesia chilena y así lo argumenta: “La Iglesia es el Cuerpo de Cristo y la Iglesia, claro tiene momentos en diferentes lugares del mundo, que pueden ser más exigentes, más complicados. Pero la Iglesia siempre goza de buena salud porque la cabeza es Cristo, y la Iglesia chilena es una Iglesia sumamente rica, que ha manifestado su vitalidad no solo en todo el proceso que lleva, sino especialmente ahora, que el coronavirus nos ha desnudado de muchas cosas que podían ser accidentales”.
En ese sentido, la Iglesia chilena “aparece como una Iglesia viva, que se ha preocupado de encontrar formas nuevas, por ejemplo, cómo celebrar la liturgia, porque como ya no se podía ir al templo, los sacerdotes tuvieron que hacer mucho esfuerzo para adecuarse a los medios y poder celebrar misa, o hacer conferencias, encuentros a través del Zoom, etcétera”.
Es una Iglesia, agrega, “capaz de no quedarse pensando sólo en sí misma, sino en salir, que pensaba también en cómo se podía ayudar, ya sea en una olla común, ya sea atendiendo a un anciano o un enfermo; es una Iglesia que tiene su vitalidad y el Papa conoce también toda esa parte y no solamente se queda mirando problemas de que pueda haber un abuso, sino que ve también toda esta vitalidad y toda esta esperanza”.
Concluye afirmando no tener la impresión de que el Papa, “pudiéramos decir ‘se angustia’, pero esta es impresión mía, no tengo la impresión de que esté expresamente preocupado como por decir ‘la Iglesia ¿adónde va? ¿qué nos pasa?’. Sí, es un momento delicado, exigente, pero vamos avanzando con la ayuda del Señor”.
Junto al Arzobispo de Santiago, otros 13 religiosos de diversas partes del mundo serán creados cardenales, aunque a causa de la pandemia dos de ellos no estarán presentes, monseñor Cornelius Sim, Vicario Apostólico di Brunei, y monseñor José F. Advincula, Arzobispo de Capiz (Filipinas), que seguirán el Consistorio a través de una plataforma digital, y que recibirán las insignias cardenalicias “por parte de un representante del Papa, en una fecha que se determinará”, según un comunicado de la Santa Sede.
Fuente: Comunicaciones Santiago
Santiago, 25-11-2020