Contenidos como estos recibieron alrededor de 45 acólitos de diversas parroquias de la arquidiócesis, en el “Encuentro con el Pastor”, que cada año organiza la Pastoral Vocacional. Esta vez se desarrolló con un pequeño grupo presencial y el resto online.
La actividad se llevó a cabo en el Santuario Nacional de Maipú, y tuvo como hilo conductor un diálogo entre el padre Patricio Buric, asesor de los acólitos, y un joven que buscaba una orientación, al que invitó a la eucaristía.
La misa estuvo presidida por el Obispo Auxiliar Alberto Lorenzelli, este pasado sábado, en vísperas de la Solemnidad de Cristo Rey. El pastor señaló que los acólitos “son como los ángeles que sirven al Señor en el cielo, son pequeños ángeles que sirven en los sacramentos aquí en la tierra”, lo que significa “testimoniar la propia fe, ser creyentes y coherentes con su fe”.
En cuanto a la solemnidad, afirmó que Cristo “es un rey que nos habla de amor”, y que al final de nuestros días nos preguntará si hemos hecho obras de misericordia, las que se pueden hacer con los más cercanos, los papás, los vecinos, en la comunidad cristiana. “¡Cuántas necesidades hay!”, expresó, y los invitó a elegir una de ellas y atender a esa necesidad por amor a Dios, que es una forma de participar en su Reino. Les pidió dar “un sí generoso como el sí de la Virgen María” y entregar el corazón a Jesucristo, “que es un rey de amor, bondadoso y que no nos abandona”.
Terminada la eucaristía, se mostró un video de coloridos dibujos que graficaron la parábola del Buen Pastor, que busca a la oveja perdida y la toma sobre sus hombros, que fue explicada por el padre Patricio. Luego, el mismo asesor de los acólitos dialogó con el obispo Lorenzelli en una conversación de carácter pedagógico para explicar a los acólitos el trabajo de un pastor, de un obispo, y su responsabilidad con el rebaño, en especial los más afligidos. “Nosotros somos mediadores de la bondad del Señor”, resumió. El padre Alberto también confidenció que en un momento de su vida se alejó de la fe que le dieron sus padres. “Un tiempo en que perdí el rumbo y me sirvió muchísimo. Primero, mis padres, que nunca me retaron, aunque ellos iban a misa todos los domingos y yo no. Después encontré un sacerdote que me acompañó, me remotivó y me reencantó en mi camino de fe”. Por último, el obispo llamó a los acólitos a servir también en sus casas, así como lo hacen en el altar.
Enseguida, los acólitos conectados participaron en un juego interactivo, “Kahoot”, para medir sus conocimientos litúrgicos vinculados al servicio que prestan en las celebraciones parroquiales. Este servicio no es solmente ayudar a quien preside la liturgia, sino que los acólitos son el punto de unión entre el presbítero y el diácono con la asamblea, con la cual también rezan. Además, de este servicio al altar y a la samblea surgen muchas veces vocaciones al sacerdocio.
Nicolás Acevedo, del equipo de coordinación de la pastoral de acólitos de la parroquia Nuestra Señora de Visitación, Maipú cuenta que “yo ingresé a la Iglesia a través del acolitado. Es muy bonito, un encuentro con el Señor, que va llamado y en un servicio tan pequeño, tan humilde, hace grandes cosas y da grandes frutos”.
El encuentro culminó con un momento de oración a los pies de la imagen de la Virgen del Carmen y la bendición impartida por el Obispo Auxiliar a los presentes y los que siguieron la actividad vía online.
Fuente: Comunicaciones Santiago
Santiago, 23-11-2020