Conocen sus territorios y la realidad que les afecta. Hoy las organizaciones comunales y parroquiales toman protagonismo en el trabajo territorial, apoyando la gestión de los gobiernos locales. A continuación, te invitamos a conocer las iniciativas que les han permitido ayudar especialmente a los que están fuera del registro, en un trabajo en red y colaborativo.
Uno de los efectos inmediatos de la pandemia -además de la lamentable cifra de más de nueve mil víctimas fatales que ha cobrado el coronavirus- ha sido la precariedad económica que ha azotado transversalmente a cientos de familias, dejando entrever la fragilidad de la vida y la importancia de generar estructuras de apoyo. Por eso la importancia de reconocer el trabajo de las organizaciones solidarias, que llevó a la Iglesia de Santiago y a su Vicaría de Pastoral Social Caritas a reunir en julio pasado a 200 voluntarios y autoridades, vía Zoom, para agradecerles y visibilizar su trabajo.
El Vicario de la Pastoral Social, Jorge Muñoz SJ, calificó el encuentro como transversal, ya que pudieron dar cuenta del aporte que han entregado diversas organizaciones de voluntariado y organizaciones eclesiales, y la importancia que cobra esta alianza al operar como apoyo al trabajo territorial que desarrollan los municipios, visión compartida por tres ediles de la Región Metropolitana.
En Renca el alcalde Claudio Castro (DC) reconoce un catastro de 92 ollas comunes -apoyadas por el municipio -donde semanalmente alimentan a 15 mil personas. Es enfático en destacar el compromiso y acción comunitaria que han mostrado los vecinos, quienes organizados dan la pelea. “Las organizaciones sociales son fundamentales. Las ollas comunes son una evidencia de que el Estado no llega a todos los rincones donde se necesita y una evidencia que cuando eso no sucede, las comunidades se organizan”, dice.
“Hemos distribuido a Renca en siete grandes zonas, con duplas de gestores territoriales. De ahí se generan programas de capacitación, escuelas de liderazgo, fondos concursables, presupuestos participativos y una serie de elementos de apoyo a la gestión de las organizaciones”, afirma el alcalde. Además, este trabajo es apoyado por el Departamento de Inclusión y Género, con personal dedicado exclusivamente al vínculo con las ollas comunes.
Para tomar el pulso a la comuna, en Huechuraba el alcalde Carlos Cuadrado (PPD), junto a 50 funcionarios municipales, realizan un trabajo detallado y sistematizado para elaborar planes de acción e intervención. Además, mantienen un estrecho contacto con organizaciones comunitarias. “Nosotros tenemos reuniones virtuales con los dirigentes sociales de forma periódica, por lo tanto, nos van informando de situaciones que se van generando en el territorio. Las juntas de vecinos siempre han cumplido una labor importante”, dice el edil.
El manejo de la crisis hace imprescindible contar con estos actores sociales, especialmente cuando hablamos de la comuna más poblada del país -con 700 mil habitantes y que, además, está conformada por todos los grupos socioeconómicos- como lo es Puente Alto, donde a la fecha han entregado más de 1 millón 500 mil almuerzos a quienes más lo necesitan. Pasaron de entregar 300 cajas de alimentos a 20 mil unidades al mes. “Para lograr hacerlo no solo tuvimos que desplegar un gran esfuerzo municipal, sino también articular una coordinación importante con organizaciones sociales, con voluntariado, y eso nos permitió lograr el resultado que estamos teniendo”, señala el alcalde Germán Codina (RN), destacando la necesidad de evolucionar hacia un trabajo más profundo con la sociedad civil, abriendo espacios de participación ciudadana y también elaborando políticas que consoliden una descentralización que considera “muy necesaria en nuestro país”.
Mayor participación ciudadana
Nicolás Salgado creó La Energía de Ayudar, iniciativa con la que logró recaudar aportes que se transformaron en dos mil cargas para 21 parroquias, 18 ollas comunes y un promedio de 1.800 familias. Hoy su intención es traspasar este beneficio con precios preferenciales. “Las donaciones tienen caducidad y el fin de esto es que muchas parroquias se sumen al descuento que conseguimos, comprando gas más barato que puedan distribuir en sus comunidades”, señala.
Valeria Bustos, presidenta de la Junta de Vecinos “El Progreso”, junto a su equipo pusieron en marcha cuatro campañas que les han permitido entregar 600 canastas de alimentos a familias focalizadas. Además, implementaron la “Canasta Urgente”, que entregan a personas mayores solas. Los “lunes de amor” reparten sándwiches a 50 familias en situación de calle, y los viernes 80 familias prioritarias reciben donaciones de la fundación Red de Alimentos. Han avanzado en paralelo, ya que el municipio no ha llegado con ayuda a todos los sectores del barrio, especialmente a la población migrante. Su formación cristiana y constante perfeccionamiento en los talleres impartidos por Vicaría de Pastoral Social, le permiten empatizar con el hermano que sufre. “Nosotros aplicamos un cristianismo vivo, mirando a los hermanos desde la horizontalidad y no de la caridad”, señala la dirigente.
Las comunidades parroquiales también son una organización fundamental. En la parroquia Santa Filomena, de Recoleta, Carla Benavente junto a su familia tomaron la responsabilidad de coordinar la campaña Contigo Hermano en su territorio y desde abril reparten ayudas fraternas a familias que no califican para las ayudas del Gobierno. “Hemos entregado ayuda a más de 2000 personas entre cajas del Contigo Hermano, donaciones de privados, junta de vecinos y organizaciones”, señala.
Fuente: Comunicaciones Santiago
Santiago, 07-08-2020