A la Querida Arquidiócesis de la Santísima Concepción
El Santo Padre Benedicto XVI me ha nombrado Arzobispo de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción. He aceptado este encargo pastoral porque soy consciente que “si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles”, “si el Señor no guarda la ciudad en vano vigilan los centinelas”. He aceptado pensando en la hermosa tarea de anunciar a Jesucristo nuestro Señor como el gran Tesoro de la historia, aunque la vasija que lo lleva es de barro.
Quisiera saludar a todos los habitantes de la Arquidiócesis, a todos, creyentes y no creyentes y creyentes de distintas religiones. Quiero colaborar desde el aporte que hace la Iglesia en la construcción de un mundo digno de la persona humana. Quisiera ser puente de todos los estamentos de la sociedad y de los católicos, padre, amigo y hermano.
Vengo con una historia en la que Dios se ha ido haciendo presente en mi vida de múltiples formas. Pero también soy consciente que llego a una Arquidiócesis que también tiene una fecunda historia pastoral, que ha sido conducida por abnegados obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas y generosos laicos y laicas. Quiero ser parte de esa historia para ir aportando desde el ministerio episcopal que el Señor me ha confiado.
Espero poder verles pronto y saludarles personalmente. Mientras tanto, les pido que recen por mí, para que el Señor me haga ser un pastor siempre diligente, misericordioso, justo, lleno de celo por anunciar al Señor Crucificado, fiel a la Iglesia y a su enseñanza, y sobre todo especialmente preocupado de quienes más sufren. Es una gracia de Dios que el Santo Padre me haya nombrado al inicio de la Pascua. Interpreto este gesto como un llamado a servir, a lavarle los pies a los necesitados y a morir a mí mismo para que el Señor manifieste su gloria. No puedo dejar de dirigirme de modo muy especial a las personas que sufrieron con el terremoto y el tsunami, de quienes durante todo este tiempo como Iglesia hemos estado tan cerca.
Me pongo al servicio como Obispo de todos ustedes. Estoy cierto que con la gracia de Dios, junto a todos los agentes pastorales de la Arquidiócesis: el Obispo auxiliar, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos y laicas, la Universidad Católica de la Santísima Concepción, los Colegios de Iglesia y los movimientos apostólicos, podremos llevar adelante la tarea evangelizadora y de promoción de la dignidad del ser humano.
Bajo el amparo de la Santísima Virgen María, en su Inmaculada Concepción, me despido en el Señor Jesús con mi deseo anticipado de una venturosa Pascua para todos ustedes.
† Fernando Chomali G.
Arzobispo Electo de Concepción