Acto Público en la Plaza de la Constitución
Santiago, 20 de agosto de 2009
Texto leído por el diácono Enrique Palet, Secretario Adjunto de la CECh
Fecha: Jueves 20 de Agosto de 2009
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Mons. Alejandro Goic Karmelic
Reciban todos ustedes: autoridades, estudiantes, líderes sociales, políticos y religiosos, integrantes de organizaciones solidarias, amigas y amigos, un saludo fraterno de este pastor que los aprecia.
Con gran alegría hemos celebrado ayer el Día de la Solidaridad, en el aniversario de la muerte de san Alberto Hurtado y dentro de un conjunto de actividades programadas para este Mes Solidario. El Señor ha querido que estos festejos transcurrieran bajo la lluvia en gran parte del territorio. La misma lluvia que nos limpia el aire nos muestra una parte de Chile que nos duele reconocer. La lluvia pone en vitrina la pobreza, y con ella la deuda social pendiente. Pero con esperanza decimos “Al mal tiempo, buen compromiso”.
Estamos convencidos de que la solidaridad no se agota en aportes ocasionales, automáticos o de moda, porque la
cultura solidaria se construye entre todos apuntando hacia la transformación de la realidad social, política, cultural y económica. No se trata de limosnas ni de asistencias esporádicas; se trata de un COMPROMISO, la hermosa palabra que hoy proponemos a la sociedad las distintas instituciones de la Iglesia que celebramos el Mes de la Solidaridad.
Y lo hacemos aquí, en el centro cívico y político de esta patria que tanto amamos y cuyos 200 años de Independencia nos aprestamos a celebrar, junto a personas e instituciones que representan la diversidad de este pueblo. Desde esta Plaza de la Constitución, queremos afirmar con fuerza junto a las voces de todo el país, que
COMPROMETERSE HACE BIEN.
Invitamos a todos a trabajar por seguir construyendo una sociedad más equitativa, un Chile con menos desigualdades. Éste sería el mejor y más contundente compromiso que podemos asumir en este día: un compromiso hacia un gran Acuerdo Nacional que, como dije ante los senadores de la República, debería procurar
empleo digno,
salarios suficientes y mayor
justicia social; una
educación de calidad y con iguales oportunidades para todos; seguir mejorando barrios y
viviendas que permitan a la familia vivir con dignidad; y una
salud digna y accesible para todos.
Así soñamos el Chile que queremos heredar a las futuras generaciones.
Una patria solidaria con habitantes solidarios, es decir: atentos a las necesidades de los demás, acogedores de los hermanos migrantes, tolerantes frente a quienes piensan distinto, protagonistas de una convivencia respetuosa en ciudades cada vez más acogedoras, promotores del cuidado del medio ambiente. Pero ante todo, quisiéramos ser chilenas y chilenos
atentos hacia quienes tienen más necesidades que nosotros, hacia los pobres y abandonados, las personas que sufren, los predilectos del Señor, los patroncitos del padre Hurtado.
En el período previo a elecciones presidenciales y parlamentarias, quisiéramos que el alivio del sufrimiento de los más pobres, y su derecho a un desarrollo integral, pueda estar en el centro de proyectos responsables en un debate honesto, respetuoso y con altura de miras.
Desde la Iglesia, invitamos a convertir este sueño en un compromiso. Del gesto solidario, siempre valioso, invitamos a pasar a un COMPROMISO ciudadano permanente. Compromiso de hoy, del Mes, del Bicentenario y de siempre.
Porque así, a fuerza de solidaridad, iremos construyendo una patria acogedora,
una Mesa para todos sus hijos y todas sus hijas, la patria común en la que nadie queda excluido o marginado. Una patria en la que cada uno se sienta cómodo, pueda ser feliz y viva con alegría y esperanza.
Muchas gracias.