Iglesia de San Marcos de Arica junto al pueblo de Dios

Iglesia de San Marcos de Arica junto al pueblo de Dios

Por estos días, nos enfrentamos a una realidad desgarradora en los alrededores del Complejo Fronterizo Chacalluta. En un sector a la intemperie en la frontera que Chile comparte con Perú, hoy se encuentran cientos de venezolanos y venezolanas, situación que nos estremece y nos hace pensar en la necesidad de una ayuda humanitaria constante.

Jueves 27 de Junio de 2019
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Sin duda que no es suficiente la atención médica que el Gobierno está brindando para atenderlos, en medio de la incertidumbre y la angustia sobre si podrán continuar su éxodo. Allí se encuentran niños y niñas, que han recibido esa necesaria atención. Sin embargo, el frío y las precarias condiciones sanitarias, han provocado la agudización de enfermedades respiratorias por el contraste que el desierto ofrece de calor en el día y frío por la noche. Una y otra vez han recaído enfermos y sin la esperanza de poder seguir su viaje.

La Iglesia de San Marcos de Arica, no ha permanecido indiferente frente a esta cruda realidad. Justamente, las condiciones de precariedad que están viviendo estas personas, ha movilizado a la Iglesia a realizar una campaña de ayuda humanitaria. Por redes sociales, medios de comunicación y en las comunidades pastorales de la zona, se ha solicitado la colaboración generosa.

Esta cruzada ha permitido dar atención humanitaria a estos frustrados viajeros. Dentro de los organismos que han colaborado están INCAMI (Instituto Católico Chileno de Migración), Servicio Jesuita Migrante, Instituto Nacional de Derechos Humanos, Fundación Scalabrini, Asociaciones de Migrantes, World Visión, Acnur y Consulados.

Cada una de estas entidades, a través de su servicio, han prodigado cercanía y cariño con un solo objetivo: la dignificación de la persona, a través del amor por el ser humano en la entrega de una vocación al servicio de la vida.

Este momento difícil con migrantes venezolanos clamando su ingreso a Chile, que hasta hace muy poco era invisible, nos ha remecido y también nos ha dejado una enseñanza: que la unión hace la fuerza, sobre todo cuando se trata de la valoración hacia el prójimo.
El proceso de organizar la entrega de ayuda humanitaria y llegar con prontitud al que la necesita, no ha sido fácil. Ha sido complejo distribuir las ayudas, especialmente porque una acción humanitaria tiende a tensionar los criterios legales que impiden la asistencia en una zona fronteriza, especialmente a migrantes con dificultades para ingresar a nuestro país.

Esta realidad nos revela que Chile no posee una Educación Migratoria, pese a que hace ya, al menos, desde hace dos décadas, nuestro territorio ha comenzado a recibir a migrantes de países vecinos y que finalmente han cambiado nuestra idiosincracia.
Nada más oportuna ha sido entonces, la mediación de la Iglesia de San Marcos de Arica, a través de Monseñor Moisés Atisha. En un acto solidario y constituyéndose en la propia frontera, nuestro pastor realizó gestiones que permitieron destrabar el paso de un grupo familias, de mujeres embarazadas, de lactantes, de niños y niñas que estaban a la deriva.

Esta vivencia en condiciones extremas, nos permite entender que la Iglesia camina junto a su Pueblo, en tiempos de renovación y discernimiento. Esta acción demuestra que la Iglesia no ha tenido una actitud observante sobre esta dura realidad, sino que ha mostrado una acción dialogante desde una mirada sencilla y noble, involucrándose en un conflicto. Por lo mismo, esta acción de una institución religiosa al servicio de la sociedad, no debe desaprovecharse.

La situación de los migrantes hoy apostados en la frontera chilena, sin duda, que no se resuelve permitiendo o vedando su ingreso en Chacalluta. Ese es sólo el primer paso de un proceso complejo que requiere de un acompañamiento y solidaridad. Si una familia venezolana logra ingresar a nuestro país, ese será el primer paso para una nueva vida desde el desarraigo de su patria hacia otro donde no hay certeza de que sus necesidades básicas e integración estén garantizadas.

P. Mauricio Cáceres Tapia.
Vicario General Diócesis de San Marcos de Arica



Fuente: Obispado San Marcos de Arica
Arica, 27-06-2019