Fieles de Rancagua acompañaron al Señor en su pasión, muerte y resurrección.
“Cristo ha pasado de la muerte a la vida y eso nos abre un horizonte distinto, especialmente a nuestra propia existencia. A veces que cuando perdemos a un ser querido, a alguien de nuestra familia, nos llenamos de un desconsuelo muy grande, no sabemos qué puede significar y más aún nos encontramos con la fragilidad de nuestra propia existencia y nos damos cuenta que una enfermedad, un accidente y hasta la ancianidad nos puede quitar la vida, pero con la Resurrección de Jesús, somos invitamos a ver que hemos sido creados por Dios no para la muerte, sino para la vida”, señaló monseñor Fernando Ramos, administrador apostólico de Rancagua, este Domingo de Resurrección. Destacando que éste es “un domingo luminoso, es un domingo que nos llena de esperanza”.
Con esa misma esperanza fueron miles los fieles de la Diócesis de Rancagua que acompañaron a Jesús durante su pasión, muerte y resurrección, celebrada en las 67 parroquias de la diócesis. Jornadas de reflexión, vía crucis por las calles, vigilia pascual y la eucaristía de Pascua estuvieron en el programa de las actividades que vivió la feligresía.
Este itinerario pascual lo marcó nuestro administrador apostólico en la Catedral de Rancagua, encabezando el vía crucis, que comenzó en las afueras de la parroquia San Francisco y culminó en el templo madre de la diócesis; la vigilia del Sábado Santo; y la misa de Pascua de Resurrección. En esta última aseveró con alegría: “Cristo está presente en nuestra vida y podremos repetir como lo hacían los antiguos griegos: ¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!”
Fuente: Comunicaciones Rancagua
Rancagua, 22-04-2019