Uds. Seguidores de Jesús y misioneros de los jóvenes
Queridos jóvenes,
Una vez más me pongo en contacto con Uds., que, desde los diversos rincones de nuestra Iglesia Diocesana, se reúnen en Diego de Almagro, con ocasión del quinto aniversario de la pascua del recordado don Fernando.
Lamentablemente no los he podido acompañar, como otras veces, ya que, junto con un grupo de Obispos de nuestro país, ya voy camino hacia la Visita que haremos al Santo Padre, hermano nuestro, Benedicto XVI, en Roma.
Uds., con el fervor y el entusiasmo que les caracteriza, han peregrinado hasta la sede parroquial que está puesta bajo la especial animación del Espíritu del Señor. Mucha gente que los ha visto en esta hermosa tarea de peregrinar se preguntará: ¿qué andan haciendo estos jóvenes, a qué van o vienen a Diego? Uds. saben bien lo que quieren lograr:
• manifestar su alegría porque Dios Padre los ama a través de su Hijo,
• renovar su fe en medio de lo que es la vida de la sociedad de nuestro tiempo,
• seguir a Jesús como discípulos y ser misioneros de su Evangelio en Atacama.
Este el camino que nos mostró don Fernando con su palabra y con el testimonio de su vida como hombre y como pastor. Esta caminata de Uds., con sacrificio y mucho esfuerzo es un cariñoso homenaje a su memoria.
Uds. saben que acabamos de terminar las actividades con que celebramos los cincuenta años de vida y de apostolado de nuestra Diócesis de Copiapó, que abarca toda esta Tercera Región.
Durante este tiempo:
* hemos dado gracias a Dios nuestro Padre por todas las maravillas que ha hecho con nosotros,
* hemos pedido perdón por las fallas que hemos tenido, hombres y mujeres, grandes y chicos, en la tarea de anunciar el Evangelio del Señor,
* hemos hecho un buen propósito para el futuro: tomar en serio las palabras de Jesús que nos ha dicho a cada uno: “Ven y sígueme.”
Pues bien, yo quiero invitarlos a todos Uds. a que me ayuden a contarle a la gente de Atacama la Buena Noticia de Jesús: “Dios es nuestro Padre, todos somos hermanos, Jesús nos llama a cambiar el mundo, a cambiar Chile, a cambiar nuestra Región, con la fuerza de su Evangelio”.
En esta dirección les recuerdo lo que nos han dicho los Obispos de América Latina y El Caribe en Aparecida: “Como discípulos misioneros las nuevas generaciones están llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes sin distinción alguna, la corriente de vida que viene de Cristo, y a compartirla en comunidad construyendo la Iglesia y la sociedad.”
¿No les parece que con la fuerza del Espíritu del Señor, y con el apoyo decidido y efectivo de María, la Madre del Señor y de todos nosotros, es posible esta apasionante tarea de seguir a Jesús y de ser misioneros de los demás jóvenes?
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo les bendigan a Uds., sus familias y amistades. Y don Fernando, desde el cielo, ora al Padre por la Iglesia que tanto amó.
† Gaspar Quintana J., CMF.
Padre-Obispo de Copiapó
Copiapó; 15 de Noviembre de 2008
