Saludo a la llegada a la Catedral. Día de oración por Chile
Los Obispos de Chile hace muchos años nos consagramos para rezar por la patria. No podemos hacer nada mejor por la patria que rezar por Ella para que la fuerza de Dios mueva los corazones; mueva las voluntades y podamos hacer un país un poco más parecido al Reino de Dios. Eso se puede, siempre y cuando todos tengamos en el corazón el mismo Espíritu.
Hoy pensaba, mientras caminábamos, ¡qué contenta está la virgen María en el cielo! viendo que una gran cantidad de hombres y mujeres, de distintas edades, de distinto pensamiento, de distinta situación social, todos caminando en la misma dirección en paz, en alegría, movidos por la fe. Así soñamos que sea Chile, una gran familia que camina junto a María hacia un lugar mejor, el mejor de los lugares, a la amistad con Jesús el Señor. Por eso la Virgen nos trajo desde la estación de trenes hasta la Catedral de Talca, aquí encontraremos a Jesús, su Palabra, su presencia en la Eucaristía y su presencia también en nosotros que somos sus hijos. Ahora la familia de la ciudad quiere pasar delante de la Virgen para decirle calladamente que cuente con cada uno para construir un mundo más hermoso donde Dios sea más importante, donde el amor de Dios inunde: la familia, los trabajos, la forma de hacer justicia, los hospitales, la sociedad.
Pasamos delante de la Virgen para decirle: madre, cuenta con nosotros para hacer de Chile un país un poco más parecido al cielo. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Muchas gracias por este lindo testimonio de fe que todos dan en este día domingo, último de septiembre, que Dios los llene de bendiciones a todos.