Homilía en el Te Deum en el 198 aniversario de la Patria
Iglesia Catedral de Temuco, 18 de septiembre de 2008
Fecha: Jueves 18 de Septiembre de 2008
Pais: Chile
Ciudad: Temuco
Autor: Mons. Manuel Camilo Vial Risopatrón
Señora Intendenta de la Novena Región de la Araucanía doña Nora Barrientos C.; , civiles, militares, de orden, religiosas de otras confesiones; honorable cuerpo consular e invitados especiales; queridos hermanos sacerdotes y diáconos, hermanos y hermanas en el Señor y en la hermosa patria que nos cobija:
En este nuevo aniversario patrio, hemos sido convocados en la Casa de Dios, para agradecer todos los dores recibidos de su bondad en este año. Venimos, para alabar a Dios y a pedir por Chile, que Él nos conceda su sabiduría, para conocer sus eternos designios de amor y de paz.
Inspira nuestra oración el Evangelio de San Juan en el capítulo primero, recientemente proclamado. En él vemos cómo Jesús se da cuenta que algunos discípulos de Juan lo siguen con interés y les pregunta: ¿Qué buscan?; realizándose el hermoso diálogo que les llevará a descubrir que Jesús es el profeta, el santo, el Mesías prometido por los profetas de Israel. Ante el encuentro con Jesús ellos deciden abandonarlo todo y seguirlo, transformándose en discípulos y apóstoles de la Iglesia naciente.
La misma pregunta de Jesús, resuena hoy para nosotros en este templo catedral: “
¿Qué buscan?”. Con esa pregunta en el corazón, queremos mirar la sociedad y el país que estamos construyendo, ¿Qué busca Chile?... ¿Qué buscan los niños, los jóvenes, los adultos mayores, los trabajadores, los campesinos, los empresarios, las dueñas de casa de nuestra patria?.
La Palabra del Señor nos ayuda para descubrir la presencia de Dios en nuestra sociedad en las circunstancias, a veces complejas, de nuestro tiempo (Cf. OOPP 31). Queremos preguntarnos “
cuál o cuáles son los proyectos personales y familiares, el concepto de ser humano, de felicidad, de plenitud de vida, que hay tras muchas de nuestras decisiones personales, mediáticas o colectivas” (OOPP, 42).
1. Nuestra alabanza y nuestra gratitud
En este cumpleaños de la Patria, debemos reconocer que el Todopoderoso ha hecho en nosotros grandes cosas. Y esta hora de profundo agradecimiento y de gozo nos invita a acercarnos a Él, a manifestarle nuestro reconocimiento, y a exclamar con la Madre de Jesús: ¡Su nombre es santo! ¡Su misericordia se extiende de generación en generación!
Damos gracias por la cercanía amorosa del Padre, tanto en los logros, como en las dificultades económica, y la adversidad climática que hemos vivido recientemente.
Alabamos a Dios, por la Patria que nos ha regalado y por su historia; por tantos hombres y mujeres que a diario continúan la tarea heredada de nuestros padres. Damos gracias al Señor, porque apreciamos esa historia, los valores y la geografía que nos ha regalado, colmada de hermosura y de riquezas. Damos gracias, porque Chile quiere priorizar con esperanza y con fe el derecho a la vida, y la búsqueda del bien común, de la justicia y de la igualdad de sus hijos, sobre todo en bien de los más desprotegidos.
En este año queremos agradecer, algunos logros importantes, como la
reforma provisional, y todo lo que ella significa. Agradecer también la aprobación
Ley que contempla la Agenda de Probidad y Transparencia, que junto con los aportes de la Contraloría General de la República y el papel desempeñado por el Tribunal Constitucional, son una garantía para una convivencia sana y justa entre los chilenos. Debemos expresar nuestra gratitud, por los pasos que se han dado para acoger la realidad intercultural de Chile y la toma de conciencia de los grandes valores y las justas
aspiraciones de los pueblos originarios. De igual forma agradecer el compromiso de numerosas confesiones cristianas para la prevención de la drogadicción. El apoyo que han recibido las madres mediante la multiplicación de salas cunas durante este último año. La entrada en vigencia de la
Nueva Justicia Laboral, que permitirá solucionar conflictos entre empleadores y trabajadores a través de juicios rápidos y en igualdad de condiciones para las partes. También agradecemos por el debate suscitado en torno al salario ético y sus consecuencias en la familia. Agradecemos a Dios
los esfuerzos que se realizan en educación para regalarle al país una educación de calidad y más equitativa y un marco legal que mantenga la educación estatal y la particular, asegure la libertad de enseñanza, valore la misión de la familia como la primera educadora de sus hijos, opte por el principio de subsidiariedad por parte del Estado. Nuestra gratitud incluye las subvenciones escolares preferenciales que favorecerán a más de 400.000 niños de las familias de menores recursos.
2. Nos preguntamos: ¿Qué buscamos los chilenos?
Sabemos que tenemos
una historia de encuentros y desencuentros en que hemos visto a la cara lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Esta historia ha sido construida con diversas visiones del hombre y del futuro y, desde los albores de la independencia nacional, con un deseo muy explícito de la presencia de Dios en la familia, en la educación, en la legislación que rige al país. No siempre hemos estado de acuerdo, pero es innegable la búsqueda de Dios en nuestra historia (Cfr.OOPP, 32).
Pero, ¿Qué buscaban los jóvenes que están privados de libertad? ¿Qué buscan aquellos que están envueltos en el alcoholismo y la drogadicción? ¿Qué buscan los que protestan y recurren a la violencia, como si nadie quisiera escucharlos? ¿Qué buscan los que no se inscriben en los registros electorales? ¿Qué buscan los que se toman sus escuelas, cuidando las instalaciones o dañándolas? ¿Qué buscan los que han recibido una educación de calidad, y agradecen la sintonía entre el hogar y la escuela en los valores que han hecho propios y que los siguen motivando? ¿Qué busca esa amplia generación de jóvenes universitarios, que son los primeros de sus familias que cruzan las puertas de una Universidad? ¿Qué buscan los jóvenes de “Un techo para Chile”, los que peregrinan a los santuarios del Padre Hurtado, de Teresita de los Andes o Metrenco, y los que recorren Chile como voluntarios, en las acciones Servicio País, Chile Solidario, Misión País y tantas otras? ¿Qué buscan miles y miles de voluntarios, llenos de generosidad? ¿Qué buscan los candidatos a alcaldes y concejales? ¿Qué buscan los pobres y excluidos?
Sin lugar a dudas, la vocación de los jóvenes es inseparable de la generosidad, la solidaridad, la sinceridad y las causas nobles; de la sed de verdad y justicia, de amistad y confianza, de responsabilidad, paz y trascendencia, del anhelo de plenitud, y por eso del esfuerzo, la fiesta y la alegría.
Nuestras búsquedas de hoy siguen siendo tan primordiales como lo han sido en la larga tradición nacional. A la pregunta
¿Qué buscamos?. Respondemos:
“Vida y calidad de vida. Buscamos verdad y calidad en la verdad. Buscamos sentido para nuestra vida y para nuestra patria. Buscamos fraternidad, justicia, solidaridad” (OOPPP, 43).
3.- Chile es un país que busca mayor Equidad
Hemos probado como Nación que tenemos una gran capacidad para integrarnos al mundo. Ocupando importantes lugares del ranking de competitividad, poniéndonos en el camino de los países desarrollados. Las expectativas de la población crecen. Los pobres claman:
¡es posible, es la hora de superar las desigualdades existentes!
El Informe Final del Consejo Asesor Presidencial Trabajo y Equidad (1) nos sitúa como uno de los países con mayor desigualdad en el mundo (2). Esta es una situación que daña gravemente el “Alma de Chile” por sus reconocidas consecuencias de exclusión social, desigualdad en las oportunidades, inamovilidad social y aumento de la vulnerabilidad. Tal desigualdad se evidencia en tantos rostros que se dibujan día a día en nuestras ciudades y pueblos.
Chile es un país cristiano, creemos en Cristo y también creemos en la responsabilidad social, en Chile tenemos el deber compartido de superar la exclusión. La falta de equidad y la desigualdad de oportunidades, particularmente, para niños y jóvenes, determinan el devenir de sus vidas y mina el ascenso social. Consolida estructuras de poder y les minimiza la capacidad de incidir en las grandes decisiones nacionales, lo que arrastra a la conflictividad social. Se impide el desarrollo en el nivel más profundamente humano, afecta negativamente el ánimo con que se construye una sociedad, generando frustraciones, odiosidades y fragmentaciones que van reduciendo la capacidad de diálogo y pueden terminar en la ruptura social, como lo hemos podido ver con profundo pesar en países hermanos y no queremos que ocurra en nuestra región. “
El crecimiento económico necesita ir de la mano de un desarrollo espiritual y cultural” (OOPP, 34).
4. La Educación
La Patria debe saber acoger y acompañar a las víctimas de la desigualdad y disponer de todos los esfuerzos pertinentes para avanzar en el camino de la equidad y la integración, donde la educación tiene un rol fundamental. Por ello, llamamos, nuevamente, a los legisladores y gobernantes para acelerar y llevar a buen término, la Reforma a la Educación, poner en práctica y alcanzar nuevos acuerdos, para mejorar las condiciones y la calidad de la educación en Chile.
¡Hagamos hoy lo que es posible y urgente. Los niños y jóvenes no pueden esperar más!, afirmación que vale doblemente para nuestra Región de la Araucanía
Tenemos que hacer esfuerzos para movilizar a todas nuestras Universidades, especialmente en sus facultades de pedagogía y otras instituciones educacionales, para que aborden esta tarea de formar y dar espíritu a los futuros educadores del pueblo chileno.
Tenemos que procurar una educación a la solidaridad, procurar
la construcción de una cultura de la solidaridad, leyes justas y urgentes que asuman esta deuda social de nuestro país (OOPP, 75). Queremos que la comunidad social comprenda y viva la solidaridad como una condición de convivencia y una exigencia para la realización personal.
En esta hora histórica, nadie puede excluirse de poner la mirada en los nuevos rostros del sufrimiento humano en el mundo rural y urbano. Esta no es una realidad que sólo competa a algunos, es un desafío para todos y cada uno en la sociedad, que no se supera con dádivas, ni campañas, como han sido las realizadas por los terremotos del norte, por Chaiten, o últimamente por los temporales en el sur, ¡por generosas que ellas sean!, sino por
la construcción de una cultura de la solidaridad, leyes justas y urgentes que asuman esta deuda social de nuestro país (OOPP, 75). Queremos que la comunidad social comprenda y viva la solidaridad como una condición de convivencia y una exigencia para la realización personal.
5. La familia
En especial, hacemos un llamado al cuidado del espacio primero y más fecundo de la solidaridad que es la familia. La familia es “uno de los tesoros más importantes de nuestros pueblos, y es patrimonio de la humanidad entera” (DA, 432).
“¿Hay otra escuela de valores y actitudes más decisiva para la vida futura que la propia familia? Es el bien más apreciado, el que más buscan los chilenos. Así lo dicen todas las encuestas. Recientemente en la encuesta del Instituto Nacional de la Juventud, más del 91% de los jóvenes que respondieron dice que la familia es lo más importante; luego, el trabajo. De hecho, cuando llegan a ser mayores de edad, no dejan su familia de origen. Pero aquello que buscan es, para muchos, un bien inalcanzable. Nos explican que sólo el 62% de los chilenos están naciendo en un hogar constituido por compromisos estables, que cumpla con el segundo derecho fundamental de todo niño: contar en su propia casa, de manera generosa e incondicional, con un padre y una madre; también, contar con al menos un hermano. Por estudios hechos en numerosos países, conocemos la influencia negativa que tiene, en la mayoría de los casos, la ausencia del papá. Sabemos que los hijos que han contado con la cercanía y la dedicación de su madre durante los cuatro primeros años de vida, normalmente no optan más tarde por la delincuencia ni la violencia. Del desarrollo afectivo temprano depende el desarrollo humano. Gracias a Dios, en Chile se ha ampliado el permiso prenatal y postnatal” (3).
“Es del conocimiento de todos, que los índices de mayor criminalidad y de mayor participación en las guerrillas, se dan entre quienes no han tenido un hogar. Y los mayores índices de desconcierto y depresión, entre quienes han sufrido dolorosamente el trauma de la destrucción de su hogar. Digo ‘los mayores índices’, porque Dios, que es Padre de los huérfanos, las viudas y los afligidos, les ofrece caminos para superar estos males. Sin lugar a dudas, esta nueva etapa a favor de los niños y de los jóvenes, tiene que caracterizarse por políticas públicas y privadas a favor de la constitución de familias estables, que sean verdaderos santuarios de la vida, la confianza y la sociabilidad” (4)
Esta cultura de la solidaridad también se desarrolla expresando nuestra voluntad de donar órganos cuando nos llame el Señor, para que la muerte de nuestro cuerpo contribuya al milagro de la vida en quienes los necesitan con urgencia.
6. Buscamos un país donde se viva una verdadera “Ecología global”
Ha habido desde hace un tiempo una honda preocupación en la población por el tratamiento de los temas medioambientales. Desde el norte se oyeron voces de rechazo a proyectos considerados “irresponsables” con el medio ambiente (5). Hoy las voces se oyen desde el Sur y el tema del cuidado medioambiental florece como una dimensión ineludible del desarrollo. Cada vez más, “comprobamos cómo los recursos naturales son extraídos y contaminados por el egoísmo de algunos y los intereses de grupos de poder amparados por el actual modelo económico, siempre en perjuicio de los pobres, campesinos e indígenas” (OOPP, 74).
Es necesario regular el tema del cuidado medioambiental «según un principio de justicia distributiva, respetando el desarrollo sostenible» (DA 126). Como sociedad chilena estamos ante el desafío de abrirnos a una auténtica
ecología natural y humana, que haga relucir la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes.
Un cuidado especial merece el recurso del agua, que va siendo cada vez más escaso, convirtiéndose día a día en fuente de serios problemas en el mundo.
Llamamos a reflexionar y dialogar sobre este desafío y los proyectos que se anuncian. Porque adoptar las medidas legales y sociales que sean necesarias es una tarea urgente e ineludible.
7. Buscamos un país que reconozca la diversidad y acoja fraternalmente a los pueblos originarios…
Hoy vivimos en una
sociedad plural que debe reconocerse y desea reinventarse de cara al futuro. Añoramos un “
proyecto país”, incluyente de todos los pueblos que conviven en la patria común, destacando los pueblos originarios y a los nuevos inmigrantes que han llegado al país (OOPP, 33).
Valoramos los esfuerzos del “Pacto Social por la Multiculturalidad. Re-Conocer”. Al mismo tiempo, llamamos a las autoridades de Gobierno y legislativas a avanzar con energía en las tareas pendientes, para que dichos compromisos de la Política Indígena lleven al anhelado reconocimiento de los Pueblos, su desarrollo, el fortalecimiento de su identidad y de sus propias organizaciones, con una educación pertinente.
Queremos seguir desarrollando la pastoral y el acompañamiento de los pueblos originarios, reconociendo y colaborando con sus proyectos de vida, ricos en valores comunitarios y familiares, con un compromiso en la defensa de sus derechos. Asimismo, nos inquietan y nos duelen los intentos por desarraigar la fe cristiana de las comunidades rurales e indígenas, y los grupos de poder que se aprovechan de ellos (6) (OOPP, 74).
8. La violencia
Los medios de comunicación nos presentan hechos de violencia en comunidades mapuche, pero nos preocupa toda
la violencia, presente a nivel familiar, intraescolar, vecinal, poblacional y político (OOPP, 35).
Las causas de la violencia pueden ser múltiples y variadas, como la frustración originada en las necesidades no satisfechas en el campo de la educación, de la salud, de la vivienda. Enfrentamos cambios culturales propios de un mundo global, en un esquema de mercado que acentúa el tener sobre el ser, la satisfacción de las necesidades individuales sobre el bien común, la explotación de la naturaleza sobre el cuidado del medioambiente, el placer sobre el gozo, la inmediatez sobre los tiempos necesarios para la madurez de las personas y de los procesos sociales. Así, el desarrollo cultural de nuestros pueblos nos enfrenta a menudo con una
sociedad segmentada y fragmentada por la pobreza y la exclusión.
9. Fenómenos nuevos
Paralelamente, emergen fenómenos nuevos e importantes como es la incorporación de la mujer al mundo laboral, crisis de identidad en muchos varones al deber ubicarse de manera diferente en la familia y en la sociedad. Por otra “la juventud”, dispersa en diversas expresiones, “tribus urbanas”, que muchas veces se marginan. Una adolescencia adelantada en su comienzo y retardada en su final. En este ámbito, nos preocupa el culto irreflexivo a la “tolerancia”, el relativismo que dificulta diálogos más claros y veraces sobre puntos fundamentales para la convivencia social (Cf. OOPP, 38).
Esta situación ha contribuido a poner en
crisis la autoridad y la manera de ejercerla tanto en el hogar como en las organizaciones sociales y hasta en el ejercicio del poder en la sociedad. Es claro que hay que revisar las
formas de ejercer la autoridad y las mismas estructuras de poder, para erradicar todo viso de corrupción, pública y privada. La autoridad está llamada a prestar servicio, especialmente a los más postergados, destacando la transparencia, la generosidad y el don de sí (Cf. OOPP, 39).
10. El camino del diálogo
Finalmente,
valorando el camino del diálogo, interpelamos a autoridades, dirigentes sociales e indígenas a abordar en conjunto las causas de la exclusión social, a avanzar en el reconocimiento y en la construcción de una sociedad más justa, sin caer en la tendencia a exigir más y más derechos y a obviar las responsabilidades. No podemos descuidar las dimensiones humanas que van más allá de los derechos, como son, la gratuidad, la generosidad, una vida conforme a la dignidad de cada cual (Cf. OOPP, 36).
11. Conclusión
Concluyo, deseando a todas las autoridades y a todos los que aman el bien de Chile y se dedican a procurarlo, una celebración Patria en que la alegría se haga presente y sea signo de las bendiciones con que Dios ha regado nuestra tierra para que desde ella siga brotando el deseo profundo por hacer de nuestra Nación un hogar fraterno en el que todos, sin excepción, podamos sentarnos a la mesa y compartir los bienes que nos ha regalado.
De mi parte y de mis colaboradores más próximos, que son los sacerdotes, los diáconos, religiosos y laicos comprometidos, sepan que estamos empeñados en animarles a todos con la fuerza renovadora del Evangelio, fortalecidos con el Espíritu Santo, para transitar todos juntos los caminos que hacen grande nuestra Patria, para que en Cristo, nuestro pueblo tenga vida y vida en abundancia.
A la Reina y Madre de Chile, Nuestra Señora del Carmen, le encomendamos los anhelos más profundos y vitales de nuestra nación, que custodie nuestras esperanzas, así como lo hizo con los sueños que inspiraron las gestas heroicas de los padres de nuestra patria. AMEN. ¡ALELLUYA!
† Manuel Camilo Vial Risopatrón
Obispo de Temuco
TEMUCO, 18 de septiembre de 2008
NOTAS A PIE
(1) Informe Final Comisión de Trabajo y Equidad: HACIA UN CHILE MÁS JUSTO: Trabajo, Salario, Competitividad y Equidad Social
(2) Concretamente en el lugar número 12 entre más de 100 países Según estudio realizado en el año 2000
(3) Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Homilía en el Te Deum de Fiestas Patrias, Iglesia Catedral Metropolitana, 18 de septiembre de 2008
(4) Ibidem
(5) En concreto, el proyecto “Pascua Lama”.
(6) Ver DA 529-531