l. La visita del Santo Padre a Chile ha superado todas nuestras expectativas y ha colmado todas nuestras esperanzas.
Sus mensajes han respondido a nuestros anhelos pastorales y su testimonio ha sido para nosotros un ejemplo y un estímulo insuperables.
2. Invitamos a todos a leer, a estudiar y a meditar sus discursos. Los ha dirigido, entre otros, a intelectuales, a pobladores, a campesinos, a las familias, a los jóvenes. Nos ha hablado de la cultura y de la justicia, de la reconciliación y de la vida, pero, sobre todo, de la fe, de la esperanza y, más que nada, del amor. Compenetrémonos todos de estas páginas llenas de sabiduría y que nos están haciendo y nos seguirán haciendo mucho bien.
3. Hemos conocido a un hombre de oración, a un discípulo de Cristo que vive en la intimidad de su Señor.
Hemos comprendido que en su amor a Dios está la fuente de su amor a los hombres, de su llamado al respeto, a la justicia, a la solidaridad.
Hemos visto su firmeza de carácter, su entereza y su coraje para afrontar las dificultades; su cariño por los niños, su ternura con los enfermos y los que sufren, su sencillez y simpatía con todos.
Lo hemos visto evangélico en su quehacer pastoral; sencillo y profundo en su enseñanza; siempre sereno, lleno de paz y de sabiduría.
4. Su paso por Chile ha sido una bendición de Dios. Ha vuelto la paz al corazón de muchos. Ha suscitado, y sigue suscitando conversiones. Nos ha hecho cambiar de actitud. Nos ha hecho sentir que los chilenos podemos comprendemos, queremos y ser felices, ayudándonos los unos a los otros. Nos ha infundido el ánimo y la esperanza.
5. Para nosotros, los obispos, su paso por Chile ha sido una lección de pastoral que nos ha llegado muy adentro.
El nos ha encomendado una tarea: la de seguir trabajando por la reconciliación del pueblo chileno. Esa tarea la asumimos en su espíritu y con su método, desde Cristo y desde el Evangelio, poniendo nuestra confianza en el amor.
6. El próximo mes de mayo, nos reuniremos todos los obispos para estudiar, bajo la mirada de Dios, los pasos que debamos dar hacia la paz. Lo que hayamos de hacer para que crezcan la fe, el conocimiento y el amor de Dios en todos nosotros. Y cómo podamos servir a nuestro país en su búsqueda de caminos de convivencia, de consenso y de unión de esfuerzos en la construcción del futuro.
Les pedimos que nos ayuden con su oración para que el Espíritu Santo nos ilumine, nos inspire y nos guíe.
Por el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal
† Bernardino Piñera C.
Arzobispo de La Serena
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
† Sergio Contreras Navia
Obispo de Temuco
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile
Santiago, abril 22 de 1987