Saludo del Nuncio Apostólico en la Sesión Inaugural de la 95ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile
Después de haber invocado la ayuda de Dios y la intercesión de María Santísima para los trabajos de esta 95ª Asamblea General Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile, tengo el honor de dirigirles a todos ustedes un respetuoso y cordial saludo, al Señor Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, al Excelentísimo Monseñor Alejandro Goic Karmelic, Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, y a cada uno de ustedes, Excelentísimos y muy apreciados Señores Obispos, que llevan en sus corazones el amor de Cristo a los fieles que se les han encomendado.
Deseo, en primer lugar, manifestarles mi agradecimiento por la gentil invitación que me han hecho de participar en esta reunión y por la generosa y sincera acogida que me han brindado, de la cual ha sido intérprete Su Excelencia Mons. Goic Karmelic.
A veces sucede que el último en llegar sea el primero en hablar. Esta casualidad me permite, entonces, poder evidenciar el respeto, el amor, la cercanía y los lazos de comunión con el Papa Benedicto XVI. La unión del Pueblo chileno con el Sucesor de Pedro sólo se puede equiparar con la majestuosidad de los Andes. El último en llegar ha sido acogido con simpatía y cariño fraterno pues ha sido enviado por el Papa.
¡El Señor los recompense y los acompañe siempre con su gracia, especialmente en los momentos difíciles del ministerio!
Estoy enteramente al servicio de todos ustedes. Sólo debo expresarles mi deseo de trabajar siguiendo el ejemplo del Pastor de la Iglesia universal, quien inmediatamente después de su elección al Pontificado, se presentó al mundo entero como un simple y humilde servidor de la viña del Señor.
Antes de terminar este año, les espera a todos ustedes un acontecimiento extraordinario: la visita ad limina Apostolorum. Desde ya la preparamos con la oración para que sea un momento de crecimiento cristiano y humano para sus diócesis, para las comunidades religiosas presentes en Chile, para las múltiples instituciones y asociaciones católicas y para los fieles en Cristo.
Por mi parte, quisiera señalarles dos iniciativas:
1. La adoración perpetua con el fin de la santificación de los sacerdotes y por la reparación de las faltas, según las directivas emanadas por la Congregación del Clero;
2. La celebración del año Paulino anunciada por el Santo Padre el 28 de junio del 2007, en las Primeras Vísperas de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en la Basílica de San Pablo extra Muros en Roma. En su carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales, Su Eminencia el Señor Cardenal Andrea Lanza di Montezemolo, presenta numerosas propuestas no sin hacer notar que durante la celebración de los diversos momentos del bimilenario paulino, se deberá cuidar con singular atención la dimensión ecuménica.
Antes de subir al Cielo, Jesús dijo a sus discípulos: recibirán la fuerza del Espíritu Santo y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta los confines de la tierra (Cf. Hech. 1,8). En las decisiones que deberán tomar al estudiar y examinar los temas que les esperan, ustedes serán testigos del Evangelio.
Augurándoles que el Espíritu Santo les conceda fortaleza y sabiduría, les agradezco de corazón por haberme manifestado su colaboración y cercanía en el desarrollo de mi trabajo. En estos momentos cumplo con el agradable encargo de entregar en las manos de Mons. Goic Karmelic, Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, la Carta de mi presentación ante el Episcopado Chileno, con la firma de Su Eminencia el Señor Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado.
Gracias por su benevolencia.
