Hoy nuestra comunidad parroquial está de fiesta y cómo no estarlo si, en esta ocasión, vamos a consagrar nuestro Templo a la Santísima Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Rosario. Para acompañarnos en este importante acontecimiento, contamos hoy con la presencia de ilustres visitas a quienes queremos dar hoy la más cordial bienvenida, especialmente nos sentimos muy honrados con la presencia de nuestro querido Arzobispo el Cardenal Francisco Javier Errázuriz.
Lo que comenzó a mediados de los años \'80 siendo un pequeño grupo de feligreses de la Parroquia de la Transfiguración del Señor, dirigidos por un entusiasta y carismático sacerdote, Monseñor Augusto Larraín y su diácono, Ivan Valenzuela, ha llegado a convertirse en una Comunidad Parroquial activa y pujante, que con mucho orgullo y satisfacción entrega hoy a la Iglesia de Santiago un hermoso y moderno templo que es el resultado del trabajo conjunto de toda una comunidad activa y organizada, que no sólo ha ido aportando y consiguiendo los recursos económicos con mucho esfuerzo, sino que, además, se ha constituido en una comunidad que celebra y vive su fe.
Nuestra Parroquia nace de una división territorial de la Parroquia de la Transfiguración del Señor, atendiendo el continuo crecimiento de la población en este sector y fue creada por el recordado Cardenal Juan Francisco Fresno en abril de 1987, como Parroquia de San Luis, siendo su primer párroco el Padre Augusto, a quien hoy recordamos con mucho cariño ya que, con gran entusiasmo y poquísimos medios, fue dando los primeros pasos para formar esta comunidad y dotarla de todo lo necesario para funcionar. Desde el momento en que pudimos contar con una casa en la Plaza Brasilia comenzamos a celebrar la misa, primero dentro de la casa y posteriormente, cuando ya no nos cabían los feligreses, salimos a la plaza y allí celebrábamos nuestra misa dominical, con lluvia o con sol. Paralelo a esto se comenzó a operar con diferentes pastorales, que fueron ofreciendo un servicio a la comunidad, entre las primeras que empezaron a funcionar fueron la Legión de María, la Pastoral de los enfermos, la pre-bautismal y la pre-matrimonial.
En ese período, siendo ya febrero de 1994 es nombrado párroco el Padre Roberto Espejo, quién nos imprimió un nuevo ímpetu y la comunidad siguió creciendo. El padre Roberto reinició contactos con la Ilustre Municipalidad de Las Condes, hasta lograr la cesión del terreno en el que estamos situados, en pleno Parque Araucano en formación. Allí instalamos una carpa para las celebraciones con una capacidad de unas 200 personas, manteniéndose en la casa de la Plaza Brasilia las oficinas parroquiales.
Fue por aquel entonces que se empezó a fraguar la idea del cambio del nombre de la Parroquia por el de Nuestra Señora del Rosario y esto, no sólo por nuestra gran devoción por la madre de Nuestro Señor, sino que, además, descubrimos que en este sector y, a partir de 1670 existen registros de una Capilla del Rosario, que después, en 1709 fue designada como Nuestra Señora del Rosario, y en donde se celebraron las primeras misas y según consta en los archivos existentes se celebraron también los primeros matrimonios y bautizos.
De manera que nosotros con mucho orgullo nos sentimos los sucesores de esta Capilla y continuadores de tan hermosa devoción que viene desde los tiempos coloniales.
Fue así como, por decreto arzobispal de abril de 1997, Mons. Carlos Oviedo oficializó el cambio de nombre de San Luis, por el que, con mucha satisfacción tenemos hoy: Nuestra Señora del Rosario.
El período que sigue en nuestra historia corresponde al de la construcción de nuestro Templo, el que, con la ayuda del Señor, de nuestro párroco y de tantos arquitectos, constructores, obreros, y sobre todo de una comunidad decidida a tener su parroquia, se fue levantando este edificio ya casi terminado hoy.
El 13 de Marzo de 2005 asume como párroco el padre Carlos Irarrázaval, quien con mucho tacto y energía ha sabido continuar en esta etapa final de la construcción, manteniendo, además, todos los servicios y pastorales que ofrecemos a la comunidad.
Para todos los que de una manera o de otra han colaborado con esta magna obra, a nombre de la comunidad parroquial les damos infinitas gracias e imploramos para todos ellos las abundantes bendiciones del Señor.
Señor Arzobispo, con gran alegría y emoción esta Comunidad Parroquial, luego de años de esfuerzo y de trabajo, pone en las manos de su Pastor este hermoso Templo dedicado a la Santísima Virgen María.
7 Octubre 2007
