Agradezco la posibilidad de dirigirme a ustedes para hacer incapié en un tema central, a saber, la opción por los pobres.
El Santo Padre nos recordaba en el discurso inagural que la Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres, valoró el alma y la sabiduría de los pueblos originarios en la religiosidad popular que descubre a Dios cercano a los pobres y a los que sufren y explicitó que dicha opción está implícita em la fe cristológica de Dios que se ha hecho pobre por nosotros.
Las palabras del Papa nos llenan de consuelo y esperanza en un continente en que millones de personas indígenas, campesinos, afroamericanos, obreros, viven en condiciones de precariedad, oprimidos por un sistema económico perverso que los excluye de los benefícios que solo unos poços disfrutan y condiciona gravemente la posibilidad de la vida en abundancia que Dios quiere para sus hijos e hijas.
Queremos vivir con gozo y esperanza e ir tras los pasos de Jesús y así hacernos pesebre, Nazareth, predicación del reino...tomar la cruz y proclamar la resurrección, siendo de esse modo verdaderamente discípulos y misioneros apasionados por la causa del evangelio, asumiendo –com todas las consecuencias que ello implica- las opciones de nuestro Maestro.
En esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, recordemos que el Concilio Vaticano II nos invita a la colaboración mutua entre otras cosas, en la: “Aplicación de cualquier género de remedio contra los infortunios de nuestros tiempos como son el hambre y la calamidad, el analfabetismo y la miseria, la escases de vivienda y la distribución injusta de las riquezas” (Unitatis Redintegratio 12).
Para terminar quiero enfatizar que en nuestro continente los niños, niñas y mujeres sufren com mayor rigor la marginación y la violencia, siendo pobres entre los pobres. Sería muy fortalecedor que la Conferencia los tuviese presentes de modo singular en sus reflexiones y propuestas pastorales.
Que Maria de Nazareth, primera y más perfecta discípula y misionera como madre nos enseñe y nos lleve a cantar com ella al Señor que: “Derribó del trono a los poderosos y ensalzó a los humildes”.
Muchas Gracias.
Loreto Fernández, Chile