Intervención del matrimonio Jensen Escudero en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
Queridas Eminencias, Excelencias y participantes de la V Conferencia del CELAM:
Agradecemos la posibilidad de compartir con Uds. algunas inquietudes respecto al “Mensaje a los Pueblos de América Latina y el Caribe”.
La celebración de Pentecostés ha tenido un especial significado, este tiempo hemos estado en oración, reflexión y trabajo en torno a la Virgen de Aparecida, nuestra dueña de casa. Hemos cultivado un espíritu de familia, hemos tenido vivencias de Cenáculo en el rezo del rosario con nuestro querido Santo Padre, junto al Santísimo en la adoración, junto al pueblo en cada Eucaristía, en la disposición a escuchar al otro, en el buscar la mejor forma de entregar lo propio… por mencionar algunas experiencias.
Quisiéramos que el Mensaje reflejara este espíritu, produjera el impacto de la predicación de los apóstoles aquel día; queremos que llegue a cada uno de los hogares de nuestra América la vivencia que hemos tenido, que este fuego encienda ese discípulo y misionero que habita en el interior de cada uno.
Fuimos testigo del interés y la entusiasta participación responsable que despertó la preparación de esta V Conferencia. Miles de compatriotas hicieron propuestas concretas. Sabemos que ellos están anhelantes de los resultados de este acontecimiento de Iglesia. El Mensaje será la primera noticia oficial que tendrán de ésta.
Ellos, el Santo Padre, y nosotros, hemos puesto a la familia en un lugar destacado de nuestra realidad. Por lo tanto, no podemos quedarnos indiferentes ante un mensaje que no la menciona.
La familia es parte del rico patrimonio de humanidad que posee nuestra cultura latinoamericana, y hoy, más que nunca es necesario tomar conciencia de ello. Descubriendo el valor y la trascendencia de este regalo, encontraremos el contenido y el desafío de nuestra misión. Es un regalo que nos compromete.
La contracultura actual ya hizo este diagnóstico y ha desarrollado una estrategia sistemática para debilitar el matrimonio y la familia.
Por último, quisiéramos que el Mensaje refleje también la vivencia que hemos tenido con María. No hemos estado junto a la imagen de ella, sino que como discípulos hemos estado con ella como persona, hemos asistido a su escuela, para aprender a incorporarnos en el Señor y así llegar a ser sus misioneros para que nuestros pueblos, tengan vida en El. Ella es la elegida por el Padre para enseñarnos a recorrer el Camino de Jesús, conocer y amar su Verdad y anhelar su Vida.
Por esto proponemos que en el mensaje:
1. Se incorpore firmemente la prioridad que tiene la familia en la vida y para la vida de la Iglesia
2. Se revise y enriquezca la presencia de María
3. Se refleje la fuerza del envío misionero a toda nuestra Iglesia
Luis y Pilar Jensen.
Aparecida, 28 de mayo de 2007