Mensaje final del XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Cáritas y el III Encuentro Continental de Pastoral Social-Cáritas
Fecha: Viernes 23 de Marzo de 2007
Pais: Haití
Ciudad: Laborde
Autor: XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Cáritas y el III Encuentro Continental de Pastoral Social-Cáritas
1. Nos hemos reunido en Haití, del 19 al 24 de marzo, delegados y delegadas de todos los países de América Latina, del Caribe y de los Estados Unidos, para realizar en este querido país el XVI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Cáritas y el III Encuentro Continental de Pastoral Social-Cáritas. Nos acompañaron también representantes de Cáritas Internacional y de varias Cáritas hermanas de Europa. Nuestra presencia en medio de un pueblo valiente que posee una rica historia y una cultura impresionante, ha querido ser un signo de solidaridad respetuosa y fraterna con sus esfuerzos para construir, con el concurso de todos los sectores, un futuro de esperanza.
2. En sintonía y comunión con la próxima Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, nuestro Congreso ha tenido como tema “Discípulos y discípulas de Jesús, por una América incluyente y solidaria”. Esa es la actitud que marca nuestra presencia junto a la Iglesia local que nos ha acogido con conmovedora caridad fraterna. Hemos venido a dejarnos enseñar por la realidad haitiana, con sus luces y sombras, con sus angustias y esperanzas. Hemos contemplado el rostro sufriente del Señor en tantos rostros de niños/as, de jóvenes, de adultos/as y de ancianos/as; y hemos contemplado también, en esos mismos rostros, los signos de la presencia del Señor resucitado.
3. Como organismos católicos empeñados en llevar adelante el compromiso social de la Iglesia, tuvimos la gracia de conocer y escuchar a esta Iglesia hermana, representada en los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos/as y laicos/as que han participado en el Congreso. Damos gracias a Dios por el camino que su Cáritas y Pastoral Social vienen recorriendo, así como por las orientaciones pastorales que guían su servicio generoso sobre todo a las comunidades más empobrecidas. Y queremos expresarle nuestro profundo respeto, admiración y solidaridad.
4. Creemos que el concepto de Estado no viable o Estado fracasado, con el que se ha querido etiquetar a esta Nación, es una manera de mantener la dependencia, presentando la solución sólo desde fuera, instrumentalizando al pueblo, quitándole la capacidad de ser sujeto de su propia historia, destruyendo, con las ayudas alimentarias subsidiadas, la capacidad productiva de un pueblo mayoritariamente agrícola, propiciando la liberación financiera destructora de la capacidad de recaudación del Estado.
5. Durante estos días fecundos de Encuentro y Congreso hemos querido reafirmar, ante todo, nuestra identidad de discípulos y discípulas de Jesús llamados a construir una “América incluyente y solidaria”, participando activamente en el proceso de transformación de la realidad sufriente de nuestros pueblos. La alegría que compartimos por habitar en “el continente de la esperanza”, no nos impide constatar con tristeza las muchas situaciones de dolor y muerte que nos interpelan como cristianos/as para renovar cada día nuestro compromiso y corresponsabilidad con la vida de los más pobres y excluídos/as.
6. Nuestra espiritualidad, por eso mismo, lejos de alejarnos de la realidad que vivimos, ha de enraizarnos siempre más y más en ella. A la luz del Evangelio y de la Enseñanza Social de la Iglesia, y con la pedagogía de Jesús, nuestro obrar personal y comunitario ha de fortalecer siempre la construcción de sociedades más justas, fraternas y solidarias, signos del Reino de Dios. Nos renueva siempre en este compromiso la mirada creyente y esperanzada del tiempo que nos toca vivir. Y al reconocer y celebrar que Dios obra en la historia, y nosotros/as con El, encontramos fortaleza y sabiduría para rechazar las tentaciones de quienes, instalándose en el individualismo o indiferencia, en la mentira o en la búsqueda del propio interés, pretenden hacer creer que no es posible un mundo mejor para todos y todas.
7. Descubrimos también que hemos de seguir creciendo para que en todas nuestras acciones asumamos cada vez más ese estilo común y evangélico de acompañar los procesos de crecimiento integral de las personas y de las comunidades. Esto supone evitar todo tipo de paternalismos y asistencialismos pues sólo generan dependencia y no verdadera libertad. Al trabajar con los pobres hemos de procurar siempre afianzar su dignidad, y desde ella, reconocer que tienen derecho a ser sujetos, protagonistas y artífices de su crecimiento y desarrollo, desplegando la capacidad de organizarse y encontrando el modo creativo de expresarse y hacer oír su voz.
8. Queremos, además, que nuestro obrar incida también en la vida de nuestros pueblos, propiciando la elaboración de leyes y políticas públicas que defiendan el derecho de todos y todas a una vida digna.
9. Hoy nos sentimos interpelados e interpeladas especialmente por algunos signos de los tiempos que nos desafían a renovar nuestras prácticas y el rumbo de nuestras acciones como Pastoral Social-Cáritas en América:
a) La pluralidad de los pueblos de América, que nos invita a un permanente dialogo y a vivir en una interrelación enriquecedora, manteniendo al mismo tiempo nuestras identidades;
b) La creciente irrupción de la mujer en la sociedad, que cuestiona y enfrenta al patriarcado y machismo imperantes, promoviendo caminos de equidad y reciprocidad entre hombres y mujeres;
c) El surgimiento de nuevos actores y movimientos sociales organizados que quieren participar e incidir en el campo de lo político;
d) La creciente toma de conciencia de la necesidad de preservar el medio ambiente, la tierra y el uso del agua, y evitar el uso indiscriminado e irresponsable de todos ellos;
e) La enorme pobreza, agravada por el modelo neoliberal, y las situaciones de violencia que llevan a tantos hermanos y hermanas a migrar forzadamente buscando mejores horizontes de vida;
f) La emergencia de las comunidades pobres y excluidas que se organizan para realizar múltiples iniciativas productivas, gestando experiencias de economía solidaria.
10. Hemos orado para que el Espíritu del Señor guíe los trabajos de la próxima Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño en Aparecida, Brasil. Por nuestra parte, brindaremos nuestro aporte como Pastoral Social-Cáritas, señalando las situaciones que necesitan hoy de solidaridad y justicia social y asumiendo nuestra propia responsabilidad.
11. Haití ha dejado en nosotros una huella profunda e imborrable, porque hemos tocado de cerca otras realidades preciosas de la vida y cultura de este pueblo hermano. En nuestra mente y en nuestro corazón llevamos el recuerdo de tantos signos de vida y esperanza que caracterizan el alma de un pueblo que desea construir un futuro mejor.
Por eso, al concluir nuestro trabajo, y como modo concreto e inmediato de vivir nuestra solidaridad, queremos comprometemos a:
a) Acompañar al pueblo de Haití en sus esfuerzos para salir de esta larga situación de crisis y lograr la construcción de un orden social equitativo basado en el respeto de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de todos y todas;
b) Reafirmar la importancia de un proceso de reconquista de la plena soberanía del país a través del afianzamiento de la estabilidad institucional y de procesos amplios de participación;
c) Construir con la Iglesia de Haití puentes de solidaridad que nos permitan vivir la práctica del amor y del compromiso con nuestros hermanos y hermanas más sufrientes, posibilitando también que nuestros pueblos conozcan la historia y cultura del pueblo haitiano.
12. Hemos definido, finalmente, los ejes temáticos, y sus correspondientes desafíos y prioridades, que orientarán nuestra acción como discípulos y discípulas de Jesús en los próximos 4 años. Dichos ejes son: Justicia, Paz y Reconciliación; Migrantes y trata de personas; Medio Ambiente y emergencias; Desarrollo humano integral y solidario; Fortalecimiento Institucional.
Con Santa María de Guadalupe, la perfecta discípula y misionera, nos ponemos nuevamente en camino para que nuestros pueblos tengan Vida en abundancia.
Laborde, Haití, 23 de marzo de 2007