La crisis de la Marea Roja vista en los ojos del "cura de las islas"

La crisis de la Marea Roja vista en los ojos del "cura de las islas"

Joven sacerdote que proviene de familia de pescadores entrega su testimonio a diario El Llanquihue

Lunes 16 de Mayo de 2016
El sacerdote diocesano Fabián Soto es hijo de Dios y del mar. Con seis años de ministerio, este hombre de fe proveniente de la isla Puluqui, es el párroco de San Pedro de Angelmó, por lo que tiene bajo su responsabilidad la evangelización de las islas Tenglo, Maillén y Huar.

Al igual que muchos de sus feligreses, en su juventud conoció de la experiencia de su padre el oficio de la pesca artesanal, actividad que hoy está en riesgo, con graves efectos en materia ambiental pero también en el ámbito social.

"Como cualquier niño de una isla, hasta los 12 años soñaba con ser pescador y tener mi lanchita, al igual que los otros niños de mi comunidad, pero las cosas de Dios hicieron que me hiciera sacerdote", cuenta.

Bajo esa experiencia familiar, que lo convierte en un "cura pescador", el padre Fabián analizó junto a El Llanquihue los efectos espirituales de la grave crisis que afecta a nuestra zona costera.

"Los más afectados son los recolectores de orilla, que son quienes están pasando más necesidades por el problema de la Marea Roja. Mi gente de las islas es gente digna y de trabajo, que busca distintas alternativas para subsistir. Ellos no protestan, son gente pacífica, sencilla y de familia. Por eso no es tomada en cuenta", dice el sacerdote.

En sus recorridos, en los que combina su actividad pastoral con la entrega de ayuda, observa las carencias por las que atraviesan las comunidad cuya existencia está directamente ligada al mar.

"Siento dolor y decepción, porque veo que el Gobierno no ha sido lo suficientemente ágil para mitigar esta problemática. En un principio reaccionó rápido en declarar la zona de catástrofe, pero al par de días ofreció un bono de 100 mil pesos, lo que es una limosna para una familia de la zona que basa su modo de vida en el trabajo. No entiendo de política, pero si de la dignidad del hombre y claramente ese primer bono de 100 lucas fue una vergüenza", sostuvo el párroco, mientras arregla la ayuda solidaria para entregar en Maullín.

Cultura y forma de vida

Otro aspecto que aborda el sacerdote es que para la gente del sur, de los archipiélagos de la zona, es que el mar es más que una fuente de ingreso económico, sino que es parte de su cultura y moldea una forma de vida. Por ello este fenómeno de Marea roja y contaminación es tan grave.

"El mar es parte de una cultura arraigada. La gente navega y se comunica a través de él, para, por ejemplo, llegar los sábados a Angelmó a vender sus productos. Entonces es parte de su vida, de su subsistencia y de su paisaje", dijo.

Pero más allá de lo externo, el religioso advierte que la problemática también está afectando lo más íntimo de los grupos familiares.

"Se ha generado división, lo que incluso he observado en mi misma familia. Mis tías son recolectoras de orilla, mi padre fue pescador y luego por necesidad se convirtió en operario de salmonera hasta que el año pasado lo desvincularon. Mi cuñado también es pescador artesanal, y cuando hay discusiones de quien tiene la culpa de esta crisis, se recriminan mutuamente. Esto está tensionando a la familias", cuenta.

Para el sacerdote el problema es que las despensas se están vaciando, y esta crisis apunta a una situación social que afecta a el mar, una de las fuentes de alimentación de la gente del sur


Autor: Luis Toledo. Publicado en Diario El Llanquihue, edición del lunes 16 de mayo de 2016
Puerto Montt, 16-05-2016