Mons. Fernando Chomalí: "espero ser un testigo de Cristo resucitado"
Este sábado 3 de junio, a las 10:00 horas en la Catedral Metropolitana, Monseñor Chomalí será consagrado Obispo Auxiliar de Santiago por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz.
A continuación les presentamos una entrevista donde aborda distintos tópicos eclesiales desde el punto de vista del nuevo Obispo y pastor.
Su oficina en el Arzobispado de Santiago es amplia, funcional y muy ordenada. Sobre su largo escritorio no hay papeles ni carpetas. Todo el material de trabajo está en su notebook y su mini palm. También en su mente de ingeniero civil…y en su corazón de sacerdote. Joven (49 años), profesional, ejecutivo, expresivo, comunicativo, alegre, cálido. Así es el nuevo Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Fernando Chomalí Garib. Está -como dice en su estilo- súmamente agradecido de Dios y de la Iglesia. “Es evidente que si el Papa a uno le pide un servicio de este tipo en la Iglesia Católica, en la cual uno ha trabajado toda su vida, uno lo asume confiado más en la Providencia Divina, en la Gracia de Dios que en sus propias fuerzas. Siempre he tenido muy claro que ser llamado al episcopado no es una promoción eclesial, no es por méritos propios, es sencillamente un carisma que el Santo Padre ha visto en uno. En ese sentido, lo miro como un nuevo modo de seguir sirviendo a la Iglesia de siempre”, dice con el entusiasmo tan característico en él.
Única misión: ser testigo y evangelizar
Todo lo que usted ha emprendido en su vida lo ha hecho muy a gusto y contento. ¿Es igual ahora?
Sí, absolutamente. Tengo muy a fuego lo que dijo Pablo VI, que hoy día el mundo más que maestros necesita testigos. Yo espero ser un testigo de Jesucristo resucitado; ser testigo de una Iglesia que es Madre y Maestra, que acoge y educa a sus hijos. Quiero ser testigo, sobre todo, de la esperanza que nos viene de Nuestro Señor Jesucristo y ayudar, desde mi condición de Obispo, a hacer del Arzobispado un lugar tremendamente amable, de acogida, donde trabajamos para ayudar al Arzobispo, a los vicarios y a los párrocos a realizar la única función que tenemos, que es anunciar el Evangelio.
Al conocerse su designación como obispo, algunos la interpretaron como una respuesta o preparación de la Iglesia para enfrentar los temas llamados “valóricos”, especialmente eutanasia, aborto, génesis de la vida. ¿Piensa usted igual?
El Magisterio de la Iglesia en materia de moral de la vida, de moral social, de moral sexual y de moral fundamental es anterior a mi persona. Por lo tanto, suponer que yo soy el portavoz de esos temas me parece que es pobre. Hace mucho tiempo que la Conferencia Episcopal está hablando de los temas que tienen que ver con la defensa de la vida humana en Chile. Lo que pasa es que yo he tenido la oportunidad de estudiar estos temas y trabajar como profesor en la Universidad Católica y en el Seminario Pontificio. Desde esa competencia haré un aporte, pero sumándome a una visión mucho más amplia que dan los obispos.
¿Cómo va aprovechar estos conocimientos en su ministerio episcopal?
Me imagino que seguiré en la Comisión Nacional de Bioética y normalmente me suelen invitar a dar conferencias, seminarios en estas materias. Entonces, ahora lo haré desde una perspectiva mucho más amplia, que es la del pastor, pero será el Arzobispo quien diga dónde voy a potenciar este servicio episcopal que, insisto, no es mío, es de la Iglesia. Si hay algo que he podido experimentar estos días, por la cantidad de llamadas telefónicas de e-mails, de cartas que he recibido, es que el ministerio episcopal le pertenece a la Iglesia.
La Iglesia ilumina, no impone
La lucha de la Iglesia por preservar los valores cristianos, en todos los ámbitos de la vida humana, está siendo difícil en un mundo que quiere caminar sin Dios. ¿Está perdida la batalla? ¿Busca la Iglesia imponer su verdad y moral a la sociedad?
No es una batalla perdida. En el fondo del ser humano hay un anhelo de verdad, ante el peligro de una sociedad sin verdad. El trigo y la cizaña crecen juntos, pero lo que importa es el ser humano y su dignidad. Tenemos la misión de mantener viva la esperanza. No creo en un fatalismo de la historia. La Iglesia no busca imponer nada, su labor es evangelizar, anunciar la Buena Nueva. La verdad se impone por sí sola, aunque tarde.
La pertenencia a la Iglesia
A usted también le ha correspondido trabajar en el campo del financiamiento económico de la Iglesia. ¿Cómo ve contribución de los católicos del 1% de sus ingresos a la Iglesia?
Creo que es impensable una sociedad civil sin la Iglesia Católica, que realiza, como parte de su tarea evangelizadora, una muy rica labor social. Espero mostrar, como Obispo Auxiliar, esa parte de nuestra actividad para motivar a los católicos a hacer su aporte, que redundará en un mejor aporte de la Iglesia a la vida civil.
Reseña biográfica
Monseñor Fernando Chomalí Garib nació el 10 de marzo de 1957 en Santiago. Es hijo de Juan Chomalí y de Vitalia Garib y tiene cuatro hermanos. Hizo sus estudios primarios y secundarios en la Alianza Francesa y el Instituto Nacional. Recibió el título de Ingeniero Civil en 1981 en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago en 1984 y fue ordenado sacerdote por el Cardenal Carlos Oviedo el 6 de abril de 1991.
Obtuvo su licencia en Teología Moral de la Academia Alfonsiana, de la Pontifica Universidad Lateranense de Roma, en 1993, y en 1994 el grado de Doctor en Sagrada Teología, en la Pontifica Universidad Gregoriana. En 1998 recibe el grado de Master en Bioética, en el Instituto Juan Pablo II, de la Universidad Lateranense.
Entre los años 1995 y 2000 se desempeñó como Delegado Episcopal del Arzobispo de Santiago para a Pastoral Universitaria.
Ha sido profesor de Teología Moral en el Seminario Mayor y la Facultad de Teología de la Universidad Católica desde 1995, y profesor de Antropología Teológica y de Bioética y Magisterio de la Iglesia en la Facultad de Medicina de la Universidad Católica.
Es miembro de la Comisión Nacional de Bioética de la Conferencia Episcopal desde 2003.
Desde 2005 es párroco de la parroquias María Madre de la Misericordia; rector de la Iglesia Rectoral de la Sagrada Familia, ambas en La Dehesa; Decano del decanato de Manquehue, de la Zona Cordillera; Moderador de la Curia Metropolitana y Presidente del Consejo de Asuntos Económicos de la misma Arquidiócesis.
Fuente: DOP Santiago www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 30-05-2006