En esta hora difícil y confusa queremos contribuir a esclarecer una situación que muchos ven como grave y que debe ser resuelta sin demora.
Estamos enfrentados a problemas cuyas soluciones son de corto, de mediano y de largo plazo.
l. En el corto plazo tenemos que enfrentar el hambre -debido en gran parte a la cesantía- y la violencia.
a. El hambre: Por muy pobres y endeudados que estemos, hay en Chile lo suficiente para que todos, por lo menos, coman. Y tenemos que organizarnos para que nadie se acueste con hambre.
Sin perjuicio de las medidas destinadas a superar la cesantía, pedimos al Gobierno que elabore un plan de emergencia -por lo demás ya anunciado- tomando en cuenta las sugerencias de los trabajadores y, en general, de los que sufren más la pobreza.
A los cristianos les pedimos un esfuerzo extraordinario de solidaridad fraternal, a través de las obras actualmente existentes o por medio de iniciativas nuevas. Estas medidas deberán ser implementadas a nivel de las Iglesias locales.
b. La violencia: Los opositores al Gobierno tienen derecho a expresar su desacuerdo. Pero deben abstenerse de toda violencia en sus manifestaciones. Los miembros de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad son chilenos como los demás, tienen que cumplir órdenes y tienen sus familias al igual que los civiles.
El Gobierno tiene el deber de mantener el orden público, pero no debe usar métodos de guerra para reprimir a la población civil, que son sus propios conciudadanos.
El Padre Jarlan, muerto mientras oraba silenciosamente en su cuarto, clama en el cielo por la sangre de sus hermanos, derramada por sus hermanos. .
El Santísimo Sacramento desparramado por una bomba, junto a los restos de un ser humano, entre las ruinas de un templo en Punta Arenas, clama por la paz y el amor en un país de cristianos.
Las manos de la imagen de la Virgen, destrozadas por la misma explosión, se unen en el cielo para orar por el pueblo chileno que siempre ha puesto en Ella su confianza.
2. En el mediano plazo, el gran problema es el retorno a la democracia. El Gobierno -poder ejecutivo y poder legislativo- tiene que establecer un calendario claro de medidas precisas para llegar a la democracia. Y estas medidas deben ser acordadas con los representantes de las diversas corrientes existentes en el país o, por lo menos, tomando en cuenta sus opiniones. No se puede resolver un asunto tan grave y que interesa a todos los chilenos, en forma unilateral. Debe encontrarse, aunque sea fatigoso, ese “consenso mínimo” al que todos aspiran.
3. Para el largo plazo, tenemos que pensar y construir el futuro de nuestro país. Tenemos que mirar más allá de las ideologías, más allá de las fórmulas conocidas, más allá de los intereses de grupos. Tenemos que ser imaginativos, creativos, audaces, llenos de esperanza. Tenemos que asentar las bases de una comunidad nacional, justa, fraternal y en paz.
Cumplamos cada cual con nuestro deber, sin preguntamos si “el otro” está cumpliendo con el suyo. ¡Alguien tiene que empezar! Que cada cual aspire al privilegio de dar el primer paso y, si es necesario, el segundo, el tercero y los demás. Tarde o temprano “el otro” lo seguirá y saldremos adelante. “Vence el mal con el bien”, nos dice San Pablo.
Estamos en octubre, el mes del rosario. Los invitamos a rezarlo en familia o en comunidad por el bien de nuestro querido Chile.
El Comité Permanente del Episcopado
Santiago, octubre 9 de 1984