Seis nuevos sacerdotes para Santiago

Seis nuevos sacerdotes para Santiago

Ante una Catedral repleta de fieles, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz ordenó a seis nuevos sacerdotes, quienes ejercerán su ministerio en diversas parroquias de la Arquidiócesis de Santiago. La ordenación de los nuevos presbíterios se realizó en vísperas de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y del Domingo del Buen Pastor.

Sábado 06 de Mayo de 2006
Entusiasmo y alegría derrocharon los cientos de fieles que asistieron a la solemne Eucaristía, presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, durante la cual fueron ordenados seis nuevos sacerdotes. La Misa fue concelebrada por los Obispos Auxiliares Cristián Contreras Villarroel y Andrés Arteaga, por Vicarios Episcopales y por más de un centenar de sacerdotes.

Los nuevos presbíteros y sus destinaciones parroquiales son: Gabriel Hormazábal, parroquia San José de Maipo; Patricio Jara, parroquia San Gabriel; Manuel Martínez, parroquia San Martín de Porres de Lo Valledor; Manuel Núñez, parroquia Santa Cruz de Mayo; Christian Reyes, parroquia San Alberto de Sicilia, y José Varas, parroquia Santa Rosa de Barnechea.

Momentos emotivos

El rito de ordenación fue particularmente emotivo, especialmente en momentos cuando los ordenados prometen obediencia al Obispo; y cuando se postran en el suelo, en señal de humildad, mientras se cantan las letanías de invocación a los santos. Posteriormente todos los presbíteros presentes les impusieron las manos. Otro momento emotivo fue cuando los familiares más directos le colocaron los ornamentos sacerdotales, la estola y la casulla.

Un discípulo de Jesús

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz destacó en su homilía que la vocación sacerdotal “es un llamado a ser amigos de Jesucristo, a forjar con el Señor de la Vida una relación de honda comunión de sentimientos y de voluntad, y por tanto también del obrar. De ahí que lo más fundamental para el sacerdote es ser de Cristo, ser discípulos y amigo muy cercano del Señor, conocerlo vitalmente, y sintiendo al unísono con su corazón los anhelos de misericordia y de consuelo”.

En su homilía, el Arzobispo de Santiago destacó que un sacerdote debe ser un hombre de oración y de contemplación orante de la Palabra de Dios. A los recién ordenados los llamó a formar parte de comunidad de vida entre los sacerdotes y a seguir el ejemplo de San Alberto Hurtado, un sacerdote ejemplar y un extraordinario confesor, según destacó el Cardenal Errázuriz.

Sacerdotes santos y alegres

“En cada una de nuestras tareas hemos de procurar con alegría transparentar, desde nuestra interioridad , el hondo amor de Dios que nos mueve en nuestro apostolado para ir al encuentro del pobre, del que sufre, del que está solo, triste y abandonado, del preso y de aquel que se siente desvalido. El mundo espera de nosotros un testimonio generoso y herocio de la caridad del Buen Pastor”, señaló el Cardenal Francisco Javier Errázuriz.
“Nuestro maravilloso ministerio sacerdtotal –agregó el Arzobispo de Santiago- no es para pesimistas ni para hombres deseperanzados. El mundo espera de nosotros que apoyemos todas las iniciativas que conducen a la gestación de una cultura fecundada por el evangelio, donde brille Cristo, luz de las naciones. Espera que seamos constructores de un nuevo tiempo, sobre todo acompañando y alentando a los jóvenes y a las familias a ser protagonistas de una nueva realidad. No sólo hemos de responder a lo que a diario sucede. Nuestra cultura anhela respuestas y propuestas que desde la fe y desde el seno de la Iglesia sean una nueva savia que transforme la historia”.

Por último, el Cardenal Arzobispo de Santiago señaló que la Iglesia espera sacerdotes santos y esperanzados, no profetas de calamidades; sacerdotes entusiasmados y vivificados por el Espíritu, no alienados del mundo y de sus complejidades; sacerdotes enamorados de Cristo y de sólida vida espiritual, no sacerdotes refugiados en su acción pero lejos de la contemplación. El mundo espera sacerdotes alegres que en todo amen y sirvan con heroísmo, arraigados profundamente en el corazón de Cristo. El mundo espera sacerdotes humildes, anunciadores de una Palabra y de una enseñanza de la cual son admistradores y que, en íntima comunión con la Iglesia, lancen las redes de la misericordia para que muchos más puedan entrar en la barca de Pedro”.

Obreros para la mies

En la Arquidiócesis de Santiago hay actualmente 298 sacerdotes diocesanos y 537 sacerdotes religiosos (que pertenecen a una congregación religiosa). En total, en Santiago hay 835 sacerdotes para atender a cerca de 4 millones de católicos, esto significa que existe 1 sacerdote para 5 mil personas aproximadamente, sin considerar a los no católicos, a quienes también se extiende la labor evangelizadora de la Iglesia.

Fuente: DOP Santiago www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 06-05-2006