Queridos hermanos:
l. Urgidos por el amor a Chile, alentados por el ejemplo y la palabra del Santo Padre y sin dejamos desanimar por las incomprensiones y los apasionamientos, los invitamos a hacer un extraordinario esfuerzo para que los problemas y las tensiones que afectan a nuestra patria tengan un desenlace pacífico y constructivo.
2. El 11 de abril de este año, nuestro Comité Permanente hizo suyo el llamado hecho el 25 de marzo por el Arzobispo de Santiago, monseñor Juan Francisco Fresno. Seguimos esperando "el gran gesto, el de entendimiento profundo, cuya iniciativa compete, en primer lugar, a las autoridades del país".
Creemos, sin embargo, que las leyes recientes contra el terrorismo y los abusos de publicidad llevarán a mayores tensiones y dificultarán, aún más, una sana convivencia nacional.
3. En nombre de los pobres, de los cesantes, de los sin casa, que están cansados de sufrir; en nombre de los que están sujetos a amenazas o intimidaciones; en nombre de los jóvenes que buscan razones para vivir; en nombre de los padres y madres de familia que miran con inquietud el porvenir de sus hijos; y en el nombre del Señor, les pedimos ser instrumentos de paz. "Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos" (Mateo S, 9).
4. El ejercicio de la libertad es vital para la dignidad humana. Las restricciones a la libertad pueden ser transitoriamente necesarias, pero no pueden prolongarse indefinidamente.
La libertad permite al hombre cooperar activamente en el progreso de su comunidad. Y, sin embargo, la mayoría de los chilenos están marginados de las decisiones políticas que los afectan a ellos como a todos.
Para que esta marginación pueda superarse, proponemos que los medios de comunicación estatales, especialmente la televisión, se abran más a todas las opiniones para que todos puedan escuchar lo que piensan los distintos grupos de chilenos que hemos de convivir en esta tierra.
Dignidad, libertad, participación: son tres valores fundamentales de la persona humana. Caminemos hacia el restablecimiento de la democracia por el ejercicio de la democracia.
5. Tienen que transformarse nuestros corazones y cambiar nuestras actitudes. Hay que dejar de lado el egoísmo, la injusticia, la intransigencia, el ansia de poder. Hay que vivir en la verdad y en la justicia, preocupados de los demás y sirviendo a los demás.
Invitamos a celebrar una Jornada de Oración y Penitencia, el sábado 9 de junio, víspera de Pentecostés, en las iglesias u otros lugares de culto, para que el Espíritu Santo nos ilumine y nos asista en este esfuerzo de conversión.
Pedimos también que, ese mismo día, en cada familia se hagan actos de penitencia o de solidaridad, como abstenerse de algún gasto superfluo y compartir con los más necesitados. Si nos disponemos sinceramente a ser instrumentos de la paz de Cristo, el Señor nos ayudará a serio.
6. El Comité Permanente, por encargo nuestro, entregará dentro de poco un documento de trabajo destinado a orientar e iluminar el quehacer político de los católicos en la hora actual. Lo ofrecemos también a todos los chilenos de buena voluntad, como una contribución a la unidad y a la paz, basada en la ética política y en el mensaje evangélico.
7. Nunca perderemos la esperanza. Se funda en nuestra fe en Dios y en nuestro amor al pueblo de Chile.
Oremos con confianza y con constancia. Acojamos la palabra y la vida de Cristo. Convirtámonos a El.
Este urgente llamado lo hacemos desde el Santuario de Lo Vásquez, al que concurren tantos fieles con su inmensa confianza en María. ¡Qué Ella interceda por nosotros para que Dios, nuestro Padre, nos conceda la gracia de una conversión que haga posible una verdadera convivencia, sana y constructiva, entre nosotros!
LOS OBISPOS DE CHILE
Lo Vásquez, 18 de mayo de 1984