Puerto Varas despide a religiosa misonera que regresa a su patria

Puerto Varas despide a religiosa misonera que regresa a su patria

Sor María Oliva, religiosa Franciscana Misionera del Sagrado Corazón, a los 87 años de edad se despide de Puerto Varas para regresar a su natal Italia.

Sábado 04 de Julio de 2015
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En una emotiva celebración eucarística la comunidad educativa del Colegio Felmer Niklitschek dio gracias a Dios por el servicio misionero de Sor María Oliva, religiosa Franciscana Misionera del Sagrado Corazón, quién a los 87 años de edad se despide de Puerto Varas para regresar a su natal Italia.

La Eucaristía fue presidida por Monseñor Cristián Caro y concelebrada por los presbíteros Ramón Mansilla, Luis Sieben y Mauricio González, con la asistencia del
Alcalde de Puerto Varas, docentes, asistentes de la educación, apoderados, alumnos y ex-alumnos, quienes repletaron el gimnasio del colegio para manifestar a Sor María Oliva cariño y gratitud por su paso por esta comunidad.

Con 86 años de vida consagrada, 29 de los cuales vivió en Puerto Varas, sor María Oliva se ganó el aprecio y cariño de generaciones de niños y jóvenes que siempre recibieron de ella un consejo oportuno, una palabra de aliento y sobre todo un ejemplo de amor a Dios y servicio a los demás.

Entre las distintas muestras de cariño recibidas durante la celebración, sin duda para Sor María Oliva fue motivo de gran alegría recibir el emotivo regalo de un grupo de pequeños niños y niñas que recitaron la Oración de San Francisco, para luego hacerle entrega de 29 rosas blancas, que representaban los años dedicados a esta comunidad.

Además durante la Santa Misa se compartío una breve reseña de la vida de esta religiosa, que muestra cómo nació su vocación a la vida religiosa, al alero del ejemplo de amor a Dios experimentado en su familia, su colegio y en la comunidad Parroquial de su natal Ponzano en Italia:

"Ada Orsola Pian Pozzebón, primogénita de 5 hermanos, nació un 11 de noviembre de 1927 en Ponzano Véneto, Provincia de Treviso - Italia.

Desde muy joven sintió el llamado de Dios, que la impulsaba a ser misionera y a consagrar su vida por el bien de los demás, a imitación de Jesús que consagró su vida al Padre, en la oración y en la misión.

La semilla de la Vocación Religiosa encontró un terreno fértil en ella, gracias a la experiencia de fe y a los modelos de vida cristiana que, día a día, la niña Ada iba observando y asimilando en el ambiente de su familia, de la Parroquia y de la Escuela.

En su tierra natal perteneció al “movimiento de la Acción Católica Juvenil”, allí aprendió a descubrir los grandes ideales de la vida y su motivación por servir al prójimo.

Siendo muy joven experimentó los peligros y sobresaltos de la guerra, y se dio cuenta entonces, que la vida, tan preciada, nos puede ser arrebatada en un instante. Fue en ese entonces que la adolescente Ada sufrió el dolor más grande de su vida, el 31 de Mayo de 1943, la muerte le arrebató, el amor de su querida madre.

Desde entonces, ella comprendió que no se puede perder el tiempo; que hay que vivir intensamente cada día, hora y minuto, porque el Tiempo es la Vida, y a la Vida hay que darle un sentido.

Así, los ideales que había asimilado progresivamente, se integraron, se unificaron en el Rostro de una Persona: Cristo.

¡Sí, valía la pena seguirle a Él!

A imitación de San Francisco decidió entregarse a Jesús humilde y pobre, en la Congregación de las Religiosas Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón, que ella había conocido a través de la pequeña Comunidad de Hermanas de su Parroquia.

En Septiembre de 1945 entró en el Noviciado de la Casa Matriz, en Gemona, Italia; y finalmente, el 20 de Agosto de 1947, con el corazón rebosante de entusiasmo y alegría, se consagró a Dios realizando los Votos Religiosos de Obediencia, Pobreza y Castidad.

Desde ese momento la Congregación pasó a ser su segunda familia; en ella se sintió acogida; en ella se formó y creció cada día en el camino de Dios. ¡Con cuanta gratitud y afecto recuerda Sor María Oliva a sus formadoras y a tantas Hermanas con las que compartió parte de su vida! Muchas están lejos, otras pasaron a la Casa del Padre.

Sor María Oliva vivió los primeros 25 años de Vida Religiosa en Roma -Italia, donde completó su formación religiosa y los estudios universitarios, y por 22 años desarrolló su misión como Profesora en el Instituto “María Inmaculada” de esa ciudad.

Luego la Providencia la trajo a nuestro país, el 12 de febrero de 1972. Ella deseaba vivir más radicalmente la experiencia misionera, para compartir la fe y anunciar el Evangelio a Hermanos de otras latitudes.

Así se enriqueció con los valores de nuestra cultura y desarrolla su actividad misionera en Chile durante 43 años; 29 de ellos en Puerto Chico.

Tal vez la experiencia más hermosa y significativa de sus años como religiosa ha sido la apertura de las dos primeras misiones fuera de Chile: en Caranavi y Cochabamba (Bolivia), en el periodo en que ella ejercía el cargo de Superiora Regional entre los años 1978 y 1984. Con la apertura de estas nuevas misiones, nuestra Provincia Religiosa empezó a extenderse en Bolivia, Perú, Ecuador y México, contando actualmente con 14 Comunidades.

Otra gran alegría que llena de gratitud el corazón de Sor María Oliva y nos enorgullece como Comunidad Educativa, son las vocaciones Religiosas que el Señor sembró en el corazón de algunas jóvenes alumnas de nuestro colegio, nos referimos a Sor Claudia Muñoz y Sor Miriam Oyarzo, Hermanas Profesas de nuestra Congregación y que en este momento están cumpliendo su misión en Santiago de Chile y en Turquía, respectivamente. Además, Sor Roxana Campos, Hermana Profesa del Oratorio Mariano.

A través de los años y en su misión como docente, Sor María Oliva ha sido una incansable formadora. Muchas generaciones de niños y jóvenes fueron sus alumnos, en ellos cultivó la semilla de la fe, el espíritu franciscano y los motivó a ser personas íntegras con sólidos valores humanos y cristianos. Muchos de esos ex alumnos han querido estar presentes hoy, pero ahora en el rol de padres o apoderados, como docentes o como asistentes de la educación, dando así testimonio de su respeto, cariño y gratitud hacia su persona.

A menos de un año, un lamentable acontecimiento hizo que toda la comunidad educativa se remeciera con la inesperada enfermedad sufrida por Nuestra querida sor María Oliva. Ante este situación toda la comunidad de Puerto Varina manifestó su aprecio hacia ella a través de diversas muestras de cariño como: visitándola, preguntando por ella y uniéndose a la cadena de oración, donde pedíamos al Padre Gregorio, fundador de la Congregación de las Religiosas Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón, que interceda ante Dios Padre por su recuperación, pero siempre aceptando su santa voluntad. La ciencia nos manifestaba las escazas probabilidades de su recuperación, pero Dios quiso otra cosa, y hoy ella nuevamente está compartiendo con la comunidad y preparando el regreso a su tierra natal."

Fuente: Comunicaciones Puerto Montt

Puerto Varas, 04-07-2015