“La vida se nos ha dado para encontrar a Dios, la muerte para encontrarlo y la eternidad para poseerlo” P. Alberto Hurtado, sj.

Centenares de personas inundaron la Catedral Metropolitana de Puerto Montt en la Misa de Exequias del Padre Pedro Rutte García, el miércoles 8 de marzo, a 11 días de cumplir sus 70 años de edad.
Comunidades de la Parroquia Angelmó, Carelmapu, Maullín y de los alrededores de la ciudad capital se hicieron presente para entregarle el último adiós al querido Padre Rutte, quien era una ejemplo de vida, entrega a Dios y al más necesitado.
La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo, Monseñor Cristián Caro, concelebrada por Monseñor Gaspar Quintana, cmf, Obispo de Copiapo; Monseñor René Rebolledo, Obispo de Osorno, el Clero Diocesano en pleno y acompañado igualmente por sacerdotes de diferentes congregaciones que se encuentran en la ciudad.

En su homilía Monseñor Caro recalcó la gran virtud que tenía el Padre Rutte, fortaleza de resistir los grandes dolores que durante alrededor de 10 años supo sobrellevar por su enfermedad diagnosticada como diabetes que luego paso a tener complicaciones renales. Es así como tres veces a la semana debía dializarse, lo que no cambiaba su forma de ser, atenta y amigable con los demás sacerdotes con quienes convivía en el Hogar Sacerdotal Santo Cura de Ars en Santiago estos últimos cuatro años de su enfermedad. Agregó Mons. Caro que “él siempre tenía ánimo para charlar un poco, contaba sus recuerdos de su tierra natal, Carelmapu y su gran devoción a la Virgen de la Candelaria”
Monseñor señaló que “el Padre Rutte fue amigo de muchos, inquieto social y políticamente, cada vez más se fue concentrando en el apostolado, en la evangelización, desde su ordenación diaconal y posteriormente sacerdotal, dio testimonio de la caridad de Cristo, tocó el corazón de muchos con su palabra”

Al concluir la Eucaristía, se leyeron dos mensajes de despedida para el Padre Rutte: el primero de la administradora del Hogar Sacerdotal Santo Curas de Ars, Mercedes Pacheco afirmando que “pasó por este hogar un verdadero ángel, ya que fue un verdadero ejemplo de vida y entrega a Dios”. El segundo fue un testimonio de vida de Marco Antonio Velásquez, quien compartió una experiencia que reflejaba la fe en Dios y confianza en su Madre la Virgen de la Candelaria, “que se haga su voluntad”, cuando recibió la noticia de la amputación de una pierna, la que finalmente gracias a cuidados intensivos se recuperó.
Finalmente, en compañía de decenas de personas, los restos del P. Rutte fueron trasladados a la cripta de los sacerdotes ubicada en la Capilla del Cementerio Católico.
Fuente: Comunicaciones Puerto Montt
Puerto Montt, 09-03-2006