El Renacer de Chile. Carta a los católicos de Chile
El renacer de Chile
Carta a los Católicos de Chile.
1. Los Obispos de Chile, como muchos chilenos, estamos preocupados por los graves momentos que vive el país.
Agotadas las gestiones privadas y temiendo que los acontecimientos se precipiten por caminos de violencia, nos urge decir una palabra de alerta y de esperanza.
Desde nuestra perspectiva de cristianos y de pastores, queremos ayudar a Chile a encontrar una salida constructiva a la gravísima situación actual.
2. Crisis económica
Es la más visible y la que nadie discute. Alta cesantía, caída de la producción, destrucción de importantes fuentes de trabajo, baja de los salarios reales, altos intereses, excesiva deuda externa y baja tasa de inversión configuran un problema muy serio.
A la crisis económica mundial se añadió la nacional, que ha provocado pérdida de confianza y de credibilidad en la política económica, lo que hace más difícil superarla.
3. Crisis social
La crisis económica va acompañada de una profunda crisis social que se manifiesta en una creciente miseria, en signos de violencia, en inseguridad y temor. Las organizaciones intermedias autónomas han sido destruidas o atomizadas y los medios de comunicación sufren de limitaciones por la censura.
4. Crisis institucional
La participación de todos en la búsqueda del bien común es principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia. Y la autoridad debe promoverla. Desgraciadamente la desaparición de las estructuras democráticas ha dejado a la mayoría de los chilenos sin posibilidades reales de participación.
La Constitución de 1980 no se cumple en lo que se refiere al respeto integral de los derechos humanos, en parte debido al uso de los artículos transitorios.
Aún no se han implementado las leyes que nos han de llevar al ejercicio de la democracia.
\"Los derechos del poder, dice Juan Pablo II, no pueden ser entendidos de otro modo que no sea en base al respeto de los derechos objetivos, inviolables del hombre\" (Redemptor Hominis, 17).
5. Crisis moral
Es la más importante y la causa de todas las demás. La pérdida de valores fundamentales del cristianismo ha violentado la tradición chilena y nos ha conducido a las tensiones actuales.
Los atropellos a la dignidad humana, los apremios injustos a que son sometidos algunos detenidos, el exilio, el liberalismo económico desenfrenado, la especulación en vez del trabajo honrado, el derroche junto a la miseria confirman esta pérdida de valores.
Por otra parte, hay quienes buscan en el marxismo, aún en su expresión atea y totalitaria, un camino de solución. Otros alimentan un sordo rencor y aguardan el momento de la revancha. Otros, perdida la esperanza en la vía democrática, optan por la violencia. Situaciones todas estas, que dificultan una salida pacífica.
6. Una salida cristiana
Frente a la situación descrita, queremos participar en la búsqueda de una salida constructiva, mientras aún es tiempo.
Los cristianos sabemos que el dolor cuando es rectamente asumido es semilla de resurrección. Quisiéramos que el dolor de los cesantes, de tantas familias, de tantos jóvenes, el dolor de Chile, nos abriera un camino nuevo.
Esto es posible. Los fracasos y frustraciones nos enseñan a ser humildes, a escuchar al otrora adversario, a desconfiar del éxito fácil y a valorar los bienes del espíritu.
7. Tres condiciones
El renacer de Chile exige tres condiciones fundamentales.
a. El respeto por la dignidad humana.
Cada chileno es un hijo de Dios, único, irremplazable. Su vida, su libertad, su opinión merecen ser respetadas, aunque no piense como nosotros. La patria es de todos y tenemos que aprender a compartirla como hermanos.
b. El reconocimiento del valor del trabajo.
El trabajo es el elemento humano de la economía y el que debiera orientar siempre toda política económica. Que haya trabajo para todos y justicia en los salarios. Que nadie derroche cuando hay hermanos tan necesitados. Que demos ejemplo de sobriedad de vida. Que el Estado busque activamente el bien común y escuche a todos en sus justas aspiraciones y necesidades.
c. El regreso a una plena democracia.
Ésta ha sido la tradición de Chile. Gracias a ella hemos vivido en paz durante largos años y hemos sido respetados en el mundo entero. Los abusos que haya habido no justifican una interrupción tan larga en la vida normal de la nación. Esto no es sano y nos ha traído las consecuencias que ahora lamentamos.
Abrir los cauces de participación política es una tarea urgente. Antes que el nivel de las tensiones provoque una posible tragedia.
8. Siempre hay esperanza
A pesar de todos los signos negativos, invitamos a la Esperanza. La esperanza es una virtud esencialmente cristiana. Se basa en la certeza que tenemos de que Dios ha asumido, en la muerte de Jesucristo, todos nuestros dolores y fracasos y, en su resurrección, ha vencido todo mal. Su vida es más poderosa que la muerte.
Los chilenos hemos sufrido bastante y no olvidaremos la lección. Somos capaces de perdonamos, y de construir, sobre principios cristianos, una nación de hermanos.
Queremos trabajar y producir, para superar los problemas económicos.
Necesitamos un mayor espacio de libertad para participar y para responsabilizarnos en el quehacer de la patria.
Creemos que la generosidad vence al odio y que la cordura es mejor solución que la violencia.
El Santo Padre nos ha invitado a celebrar en 1983 \"el Año Santo de la Redención\". Los chilenos podemos dar una hermosa respuesta. Somos cristianos desde hace 400 años y queremos ser consecuentes.
La Navidad cercana nos invita a la paz. En Chile, ella es posible y es nuestra tarea.
La Virgen del Carmen, madre del pueblo de Chile y patrona de las Fuerzas Armadas ha demostrado, a lo largo de nuestra historia que puede unimos. A Ella invocamos en esta encrucijada de la patria.
LOS OBISPOS DE CHILE
Punta de Tralca, diciembre 17 de 1982.