Obispos ponen sobre la mesa los valores del humanismo cristiano

Obispos ponen sobre la mesa los valores del humanismo cristiano

En vísperas de la segunda vuelta, la Conferencia Episcopal recordó que el cristianismo no se identifica con ningún partido político en particular y alentó a quienes se sienten humanistas cristianos, a inspirarse en los grandes proyectos de Dios, promoviendo una vida más justa y plena conforme con la dignidad humana.

Miércoles 21 de Diciembre de 2005
A menos de un mes de la segunda vuelta presidencial, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile enumeró los valores irrenunciables del humanismo cristiano y pidió a las candidaturas presidenciales que respeten a las personas que los proclaman.

La declaración titulada "Una democracia con valores" fue dada a conocer este miércoles 21 por el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Alejandro Goic, y por el Secretario General, Mons. Cristián Contreras Villarroel.

Dejando en claro que los valores del Reino de Dios son universales, y por lo tanto el cristianismo no se identifica con ningún partido político en particular, los obispos invitaron a los candidatos presidenciales a entregar con transparencia a la opinión pública su conformidad o disconformidad con los grandes principios y las aspiraciones de todo cristiano, cuya fuente “es siempre una cultura rica en valores y abierta a Dios, que nunca pretenda apartarlo de la sociedad y de sus costumbres”.

Entre los desafíos irrenunciables para un cristiano, que nunca pueden ser postergados, mencionaron el respeto y apoyo a toda vida humana -desde el instante mismo de su concepción-; el respeto por la dignidad de las personas, especialmente de quienes más sufren y los pobres, como asimismo el respeto por las minorías étnicas y religiosas; el cultivo de las buenas relaciones con los países hermanos, evitando hegemonías que amenazan la fraternidad entre pueblos soberanos; la superación de las desigualdades escandalosas entre los países y al interior del nuestro; la preocupación por los campesinos y su trabajo productivo; las oportunidades reales y factibles para los jóvenes;el derecho al trabajo, al descanso dominical, a la justa retribución que permita una vida digna, las prontas imposiciones del dinero descontado a los propios trabajadores; y las pensiones dignas para las personas jubiladas y montepiadas.

También ubicaron en un primer plano la promoción de políticas en beneficio de las familias fundadas en la unión de un varón y una mujer; el apoyo a la maternidad biológica y espiritual ante la alarmante disminución de la natalidad; la asistencia a las madres solas o abandonadas; la libertad de enseñanza y el mejoramiento de los sistemas de educación y salud, y del acceso a ellos; la adquisición de una casa adecuada donde la familia pueda convivir, crecer y desarrollarse; y la preocupación por el medioambiente.

Los pastores expresaron su preocupación frente a “ciertos excesos de pasión en el debate público” y propusieron erradicar los primeros brotes de un clima de descalificaciones verbales que, a su juicio, obstaculizan los anhelos de justicia y paz que anidan en la gran mayoría de las hijas e hijos de Chile.

Citando la encíclica de Juan Pablo II “Centesimus Annus”, la declaración episcopal concluye que un humanista cristiano debe tener presente que “si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia”.

Texto completo declaración "Una democracia con valores"

Fuente: Prensa CECh
Santiago, 21-12-2005