Con la presencia del Arzobispo de Antofagasta, Pablo Lizama, y acompañado de su familia y el clero diócesano, Daniel Alvarez participó muy emocionado del llamado Rito de Admisión por el cual el seminarista es aceptado oficialmente por la Arquidiócesis como candidato a las Órdenes Sagradas, primer paso, en el camino al sacerdocio. Luego de esta etapa el seminarista debe ser primero instituido ministro lector y más tarde ministro acólito. Antes de la etapa final, que es ser ordenado como diácono en tránsito.

Daniel Alvarez

Daniel, nació el 25 de septiembre de 1984 en Taltal. A los seis años se trasladó junto a su familia hasta Antofagasta. A los nueve se integró de lleno a la actividad pastoral, siendo monaguillo por muchos años en la parroquia San José Catedral. Estudió por cinco años la carrera de Ingeniería en Computación en la Universidad Católica del Norte, para el 2008 ingresar al Seminario Pontificio Mayor de Santiago.
En una entrevista anterior, Daniel cuenta que los primeros destellos de vocación, los sintió al finalizar la Enseñanza Media, "me cuestionaba si era Dios quien me llamaba para consagrarme como sacerdote, y lo seguí cuestionando ya en la Universidad, cuando le preguntaba al resto de mis compañeros, ¿algunos de ustedes ha sentido ganas de entrar al Seminario? y me contestaban,¡No, como se te ocurre!"
"En mi infancia, adolescencia, quise ser carabinero, abogado, incluso en relaciones amorosas, que no despertaron en mi el deseo de casarme, todo estos entusiasmos se me olvidaban rápido, no así el deseo paulatino, constante por ser sacerdote..."
"Pienso que cuando salga del Seminario y sea ordenado diácono primero, aportaré a la Iglesia de Antofagasta con mis cualidades personales que son; el saber escuchar, ser franco para iluminar al otro, ser ejecutivo, práctico, no me doy tantas vueltas para tomar decisiones".
(Extracto de la entrevista publicada en revista "Nuestra Voz" N°67, enero a marzo del 2004)

Fuente: Comunicaciones Antofagasta
Antofagasta, 12-08-2014