El cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo "Justicia y Paz", presentó hoy en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el
Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2006 que se celebra cada año el 1 de enero y esta vez tiene como tema "En la verdad, la paz".
Participaron también en la presentación el obispo Giampaolo Crepaldi y monseñor Frank J. Dewane, respectivamente secretario y subsecretario del dicasterio.
"El Santo Padre -comenzó el cardenal- ha propuesto una reflexión sobre la verdad ligando sus múltiples dimensiones con las diversas cuestiones relativas a la paz en el mundo contemporáneo", inspirándose en las afirmaciones de la constitución pastoral "Gaudium et spes" del Concilio Vaticano II.
"La cuestión de la verdad es muy importante para Benedicto XVI, que la retoma constantemente en su magisterio, tanto que caracteriza su ministerio papal como un motivo de fondo (...) a partir del cual se estructuran las otras temáticas tratadas y propuestas según el arte musical de las variaciones sobre un tema".
"El Mensaje se estructura en cuatro partes: en la primera, de carácter teológico y espiritual, se subraya la conexión entre paz, verdad y mentira; en la segunda, la verdad de la paz se analiza en el contexto de una situación de guerra; en la tercera, (...) se trata en estrecha conexión con (...) el terrorismo; en la cuarta, se propone en relación con la necesidad de relanzar (...) el proceso político del desarme".
"En la primera parte, el Santo Padre advierte que los temas de la verdad y la mentira no deben considerarse ociosos pasatiempos para elucubraciones pseudointelectuales, sino (...) eventos históricos y decisivos (...) de los que depende la felicidad o infelicidad de los seres humanos (...) y la paz ".
Después, el Papa afirma que la paz es "fruto del orden impreso en la sociedad humana por su divino fundador" y recuerda que "para que el frente de la paz progrese, la humanidad actual debe poner en práctica la ley moral universal. (...) En este punto, (...) el Santo Padre introduce su reflexión sobre la mentira como pecado que ha provocado consecuencias devastadoras en la vida de los individuos y las naciones". Desde el punto de vista histórico del tema "formula un juicio muy severo sobre el siglo pasado" y concluye esta primera parte del mensaje subrayando "la necesidad de la paz" intrínseca al ser humano y "la pertenencia común de todos los hombres y mujeres a la familia humana".
En la segunda parte del Mensaje, se analiza "la verdad de la paz en el caso concreto en que haya estallado la guerra. En este caso han de prevalecer el pleno respeto y la observación del derecho internacional humanitario, que (...) debe seguir siendo para la comunidad internacional un punto de referencia ".
"Después de confirmar la condena del terrorismo -en la tercera parte del texto- el Santo Padre (...) ofrece una interpretación innovadora e inexplorada del mismo. Sus fuentes inspiradoras son el nihilismo (...) y el fundamentalismo fanático", que "se confrontan con la verdad y por tanto con la verdad de la paz de forma completamente errada".
El Papa no olvida que hay menos guerras, pero se refiere a las numerosas situaciones de conflictos latentes y llama en causa a "las autoridades que (..) utilizan su poder para fomentar en los pueblos sentimientos de desprecio hacia otros pueblos y naciones" y a "los programas de algunos gobiernos decididos a utilizar la energía nuclear (...) con la falsa convicción de garantizar la seguridad de sus pueblos".
Al final, el cardenal señaló los numerosos pasos del documento que "trazan un recorrido de la espiritualidad de la paz", sea en su dimensión cristológica, como misionera y eclesial, y la decidida invitación que cierra el texto a "rezar por la paz y testimoniarla mediante el ejercicio de la caridad".
Ver Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz 2006
Fuente: Vatican Information Service
Vaticano, 13-12-2005