Copiapó: Niños sordomudos recibieron el Sacramento de la Primera Comunión.
Por primera vez en la Catedral de Copiapó, 16 niños con discapacidad auditiva recibieron de manos del Obispo el Sacramento de la Primera Comunión.
En una emotiva celebración que tuvo lugar el jueves 8 de diciembre pasado, presidida por Monseñor Gaspar Quintana, los niños y adolescentes, cuyas edades fluctuaban entre los 10 y 16 años, estuvieron acompañados por sus familiares y catequistas. A ellos se sumó un intérprete, que tradujo para ellos la misa y la homilía de Monseñor Quintana.
Tres motivos para celebrar y agradecer
Haciendo referencia al texto de la anunciación, don Gaspar señaló tres motivos para celebrar. El primero, la feliz coincidencia del aniversario de la ciudad de Copiapó, que el 8 de diciembre cumplió 261 años. A lo anterior se suma la festividad de la Inmaculada Concepción, dogma que nos dice que la Virgen María fue concebida por sus papás sin el pecado original. Y por último, el hecho de que niños con limitaciones auditivas recibieran por primera vez en la Catedral el sacramento central de la vida cristiana.
Los niños y adolescentes siguieron atentamente la traducción del profesor Alex Figueroa de la escuela especial Abraham Sepúlveda, quien también tiene discapacidad auditiva, y que colaboró en la preparación de los niños en sus catequesis.
La iniciativa de preparar a los niños para la Primera Comunión surgió de los mismos padres y apoderados de la escuela, quienes solicitaron el apoyo del párroco de la Catedral, P. Fernando Vega, quien designó a Miriam Rivas como la catequista que preparó a los niños y a sus padres.
Oyendo con el corazón
La discapacidad severa que tenían los adolescentes para oír, y consiguientemente para hablar, no les impidió participar activamente en la misa. Con sus manos, siguieron los cantos de la asamblea, y pudieron también contestar las preguntas que les hizo el Obispo en el momento de celebrar el sacramento eucarístico.
Un instante muy especial se produjo en el rezo del Padre Nuestro, que fue acompañado por los familiares de los niños, los que también hablan el lenguaje de señas. Con armoniosos y sincrónicos movimientos de manos, los niños sordomudos se sumaron a la asamblea para rezar esta oración, creando un ambiente de recogimiento, ternura y unción.
Al llegar el ofertorio, los jóvenes entregaron reverentemente las especies del pan y el vino al Obispo, junto con un cuadro del lenguaje de señas, además de flores y frutas. Con igual devoción, los niños vivieron el momento para el que se habían preparado durante cinco meses: recibieron de manos del Obispo la Eucaristía, momento que emocionó a los presentes.
Los niños terminaron la celebración con el himno a la Virgen de la Candelaria, ya que la imagen de “la chinita” estaba en la Catedral, la que sería trasladada esa misma tarde en procesión, hasta su Santuario.
Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 09-12-2005