El Papa da gracias a Dios por el Concilio en el cuadragésimo aniversario de su clausura

Celebración eucarística en la solemnidad de la Inmaculada Concepción

El Papa da gracias a Dios por el Concilio en el cuadragésimo aniversario de su clausura

Jueves 08 de Diciembre de 2005
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 8 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI celebró en el día de la Inmaculada Concepción los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II, al que definió como «el acontecimiento eclesial más grande del siglo XX».

En el nombre de María, Juan XXIII inauguró el Concilio ecuménico el 11 de octubre de 1962 y, en nombre de la Virgen Inmaculada, Pablo II lo clausuró el 8 de diciembre de 1965, recordó el Papa en una aplaudida homilía.

En una aplaudida homilía, el pontífice, que ofreció su contribución como teólogo a aquella cumbre eclesial, confesó que «permanece indeleblemente en su memoria el momento» en el que
Pablo VI proclamó a María como Madre de la Iglesia.

«Espontáneamente los padres se alzaron de golpe de sus sillas y aplaudieron de pie, rindiendo homenaje a la Madre de Dios, a nuestra Madre, a la Madre de la Iglesia», recordó.

«María no sólo tiene una relación singular con Cristo, el Hijo de Dios que, como hombre, quiso convertirse en hijo suyo. Al estar totalmente unida a Cristo, también nos pertenece totalmente», aclaró el Santo Padre explicando el sentido de aquella proclamación.

Al final, tras la celebración eucarística, el Santo Padre profundizó en la relación entre María y la Iglesia al rezar el Ángelus con las decenas de miles de peregrinos que se congregaron en la plaza de San Pedro.

«María ha velado con maternal cuidado por los pontificados de mis venerados predecesores, cada uno de los cuales ha guiado la barca de Pedro por la ruta de la auténtica renovación conciliar, trabajando incesantemente por la fiel interpretación y ejecución del Concilio Vaticano II», reconoció.

En las oraciones de los fieles leídas en seis idiomas durante la eucaristía, se rezó --en árabe-- por la justicia y la paz en el mundo y --en chino-- por «los hermanos y hermanas visitados por el sufrimiento de mil rostros».
Vaticano, 08-12-2005