El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile formula un urgente llamado a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a sumarse a las iniciativas solidarias que se están emprendiendo para ir en ayuda de las miles de familias damnificadas por los temporales de viento y lluvia.
En las últimas horas hemos sido testigos de escenas dolorosas, y también de situaciones de vida y de muerte que nos acercan a Dios y que nos unen en un sentimiento común de hermanos, y de agradecida admiración hacia quienes se entregan en servicio a los demás, especialmente a los más pobres.
En este momento de aflicción para tantas personas que han perdido familiares, seres queridos y bienes materiales, se hace imprescindible nuestro gesto fraterno.
En las diócesis del país, Caritas Chile y otras instituciones católicas se encuentran organizando la recepción de nuestra ayuda generosa en dinero, ropa, materiales de construcción, medicamentos y alimentos no perecibles.
También es bienvenida la concurrencia de personas para integrar equipos de voluntarios en las parroquias. La palabra afectuosa, la presencia cercana, son tan necesarios como los recursos y los materiales.
En esta hora de necesidad, anticipemos con nuestra acción el espíritu del Mes de la Solidaridad, que como Iglesia y como país celebramos en Agosto, con ocasión del aniversario de la muerte de San Alberto Hurtado.
A Nuestra Señora del Carmen, madre de Chile, encomendamos a las personas que han fallecido y a sus familiares, y a todos los que sufren esta tragedia. Que en medio de la lluvia, el viento y el frío hagamos brotar solidariamente la calidez de nuestro amor solidario, tal como haría Cristo en nuestro lugar.
† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
Santiago, 12 de julio de 2006