Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de San Bartolomé de Chillán:
Hoy, 25 de Marzo del 2006, día en que la Iglesia celebra con gozo la Solemnidad de la Anunciación del Señor, al publicarse que el Santo Padre Benedicto XVI me ha nombrado como su nuevo Obispo, les envío mi más afectuoso saludo.
Siento en estos momentos mi fragilidad humana, pequeñez y falta de méritos para tal llamado, pero confío en el Señor, quien nunca deja de acompañar a sus discípulos en la misión encomendada. Agradezco la confianza que el Santo Padre ha depositado en mí, al encomendarme esta inmensa responsabilidad de trabajar en la Viña del Señor con ustedes en Chillán. Recuerdo y saludo de una manera muy especial a Don Alberto Jara, quien ha sido su pastor desde 1982, con fidelidad y dedicación pastoral. Saludo de una forma especial a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas de la Diócesis, al igual que a todos los fieles de la Iglesia de San Bartolomé de Chillán. Además extiendo mi cariñoso recuerdo a los pobres, a los enfermos, a los hermanos de otras comunidades religiosas cristianas, a las autoridades civiles y militares, y a todos los hombres de buena voluntad de la zona.
Las palabras del Señor, en la sinagoga de Nazaret, cuando comenzaba su ministerio público, han sido en mi vida de sacerdote y religioso misionero siempre de especial significación. Hoy, una vez más, vienen a mi memoria como recuerdo del llamado a cada discípulo, y deseo compartirlas con ustedes. Citando al profeta Isaías, dice Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres, para anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver, a despedir libres a los oprimidos, y a proclamar el año de la gracia del Señor” (Lc. 4, 18-19). A la luz de estas palabras de Jesús, los invito, queridos hermanos, a responder generosamente este llamado, continuando en nuestro tiempo la misión del Señor.
Deseo estar pronto con todos ustedes, conocerlos, saludarlos, y caminar con ustedes el camino de la fe, en alegría y esperanza. Me encomiendo a las oraciones de cada uno de ustedes, y me pongo desde ya a su servicio como su Pastor. Ayúdenme en la tarea evangelizadora y renovemos juntos el compromiso misionero, en unidad y fidelidad a la Santa Iglesia y sus enseñanzas. De esa manera nuestro testimonio será claro para todos, y el Reino de Dios se hará cada vez más una realidad en medio de los hombres.
En el amor del Señor Jesucristo, y de su Santísima Madre, les imparto mi bendición cariñosa.
† Carlos Pellegrin Barrera, svd
Electo Obispo de la Diócesis de San Bartolomé de Chillán