“Señor, tu lo sabes todo,
tú sabes que te quiero”
(Jn 21,17)
Queridos hermanos en Jesucristo,
hombres y mujeres constructores de la sociedad,
personas de buena voluntad,
amigos todos.
Hoy se ha hecho público mi nombramiento como nuevo Obispo de esa querida Diócesis de Punta Arenas, por ello les hago llegar mi afecto y saludo.
En primer lugar, quiero, agradecer al Padre Obispo Tomás González, estos largos años como Pastor de la Iglesia particular de Magallanes. Iglesia querida y soñada por Don Bosco y de la cuál hoy heredamos la fuerza y el impulso misionero de Monseñor José Fagnano.
Les confieso que nunca imaginé, que alguna vez podría ser Obispo, menos aún, de la Iglesia Magallanica. Es verdad, que tuve la suerte, hace 32 años de participar como acólito en la Consagración Episcopal del Padre Obispo Tomás en La Gratitud Nacional. En esa oportunidad, me sorprendió el cariño que manifestó el Padre Obispo al referirse a su antecesor Mons. Vladimir Boric, diciendo:
“asistí como niño a su ordenación Episcopal en esta misma Iglesia de la Gratitud Nacional. Conservé una profunda relación de amistad con él y le administré la unción de los enfermos mientras se unía con su Señor en su muerte”.
Particularmente, conservo un gran aprecio y cariño al Padre Obispo, quien me ha acompañado desde el inicio de mi vocación, cuando una tarde calurosa del mes de Febrero de 1973, fue hasta la casa de mis Padres en Santiago, para acompañarme al Seminario Salesiano de Lo Cañas; desde entonces de manera discreta y cercana se ha preocupado de mi vocación.
Después de tres años de sacerdocio, mis superiores me destinaron en 1985 a trabajar en la comunidad del San José y a colaborar con el padre Obispo en la Pastoral Juvenil de la Diócesis. Fue en ese período cuando conocí su entrega generosa y sacrificada por la Iglesia de Magallanes, su cariño pastoral por los niños y los jóvenes más necesitados, su defensa por los derechos humanos, su amor a la verdad del Evangelio y cariño filial al Papa y a la Iglesia. A él, le estamos agradecidos y le expresamos que siempre nuestra Iglesia le tendrá sus brazos extendidos para acogerlo y manifestarle nuestro afecto.
Han pasado más de veinte años, desde que estuve trabajando en Magallanes, y hoy nuevamente la obediencia eclesial, me hace retornar como su Pastor, para servirles el nombre del Señor.
¿Qué decirles?
Lo mismo que señala San Agustín cuando se refiere a los pastores, y les recordaba su responsabilidad ante Dios del servicio ministerial que se les ha confiado:
“El Señor, no según mis merecimientos, sino según su infinita misericordia, ha querido que yo ocupara este lugar y me dedicara al ministerio pastoral; por ello debo tener presente dos cosas, distinguiéndolas bien, a saber: que por una parte soy cristiano y por otra soy obispo. El ser cristiano se me ha dado como don propio; el ser obispo, en cambio, lo he recibido para vuestro bien. Consiguientemente, por mi condición de cristiano debo pensar en mi salvación, en cambio, por mi condición de obispo debo ocuparme de la vuestra.
... Yo, en cambio, además de ser cristiano, soy obispo; por ser cristiano deberé dar cuenta a Dios de mi propia vida, por ser obispo deberé dar cuenta de mi ministerio” (1).
Deseo unirme al caminar de ustedes, continuar juntos con el trabajo que vienen realizando como Iglesia de Magallanes, quiero sumarme a su Plan Pastoral y juntos acoger
“los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren” (2).
Al inicio de este tercer Milenio, el Papa Benedicto XVI, ha invitado a la Iglesia Latinoamericana y del Caribe, a realizar su V Conferencia Episcopal en Brasil el próximo año, bajo el lema: “
Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida”.
Estamos invitados a que caminemos como Iglesia en el discipulado de Jesús y así sintiéndonos llamados y convocados por el Maestro lo demos a conocer a todos, de manera especial en los ámbitos de la vida social y política.
En los próximos días, veremos como vamos a realizar la sucesión y la fecha de mi llegada a la Diócesis.
Desde ya, quiero manifestar mi intención de ser Consagrado como Obispo en medio de ustedes, como un signo concreto de querer hacer mía esa tierra que me acoge en adopción. Espero ser acogido en la caridad cristiana, sabiendo que es Dios quien nos quiere como Pastor y Pueblo. Desde ya me comprometo a seguir modelando un corazón sacerdotal que cada día se asemeje más al corazón del Buen Pastor.
Me acojo a la protección de María Auxiliadora, Patrona de la Diócesis, para que tienda su manto protector sobre cada uno de nosotros y nos conceda la gracia de vivir como discípulos y misioneros de su Hijo.
El Señor los bendiga y acompañe a cada uno en sus distintas tareas y preocupaciones.
Con afecto de Padre y Pastor,
† Bernardo Bastres F.
Padre Obispo de Punta Arenas
Santiago, 4 de Marzo de 2006.
