Hemos llegado al último día de este año 2005, y queremos elevar a Dios nuestro Padre una acción de gracias por tantos regalos recibidos, por las cosas buenas y por aquellas más dolorosas.
Este año que termina estuvo marcado por varios hechos relevantes, entre ellos el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, la elección de Benedicto XVI, la Jornada Mundial de la Juventud, la Canonización del P. Hurtado. Por todo esto debemos agradecer a Dios.
Pero quiero detenerme en dos hechos relevantes:
Primero, el Año de la Eucaristía, como fuente y cumbre de nuestra Fe. Sin ella la vida cristiana no dura ni comunica nuevas fuerzas para amar y servir.
En segundo lugar, en nuestra Diócesis, todo este año estuvo dedicado a fortalecer el Amor Solidario entre nosotros y con quienes más necesitan de nuestra atención.
Que nuestra vida sea una prolongación Eucarística en el servicio a los hermanos.
Invitamos a todos a recibir con gozo el nuevo año que el Señor nos regala, poniendo en sus manos de Padre todo nuestro futuro.
Pedimos al Señor una bendición de unidad y esperanza para cada familia y para todas las instituciones.
Un abrazo de unidad y de apoyo en la fe, de parte de su Pastor.
† Enrique Troncoso Troncoso
Obispo de Melipilla
Melipilla, 31 de Diciembre de 2005.