CIUDAD DEL VATICANO, 23 de octubre de 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha decidido hacer públicas las cincuenta «proposiciones» que le ha presentado el Sínodo de los obispos de la Eucaristía, clausurado este domingo, con una decisión extraordinaria no prevista por la metodología sinodal.
base para que el Papa redacte la exhortación apostólica postsinodal en la que, como él anunció al rezar el Ángelus este domingo, perfilará «el rostro de la comunidad católica», que en la Eucaristía encuentra su fuerza y unidad.
La Secretaría General del Sínodo de los Obispos, al anunciar este sábado la decisión del Santo Padre de publicar las «proposiciones», aclaró que éstas sólo se presentarán en una traducción italiana no oficial del original en latín, que mantendrá su confidencialidad.
Los 252 padres sinodales, tras pedir al pontífice la redacción de esa exhortación sobre la Eucaristía, constatan en la «Proposición 2» «la benéfica influencia que la reforma litúrgica aplicada a partir del Concilio Vaticano ha tenido para la vida de la Iglesia».
La «Proposición 6», alienta «intensamente» «la adoración eucarística». La «Proposición 7» subraya la relación entre «Eucaristía y sacramento de la Reconciliación», recordando que «la digna recepción de la Eucaristía exige el estado de gracia».
La «Proposición 8», sobre «Eucaristía y sacramento del Matrimonio» alienta la espiritualidad matrimonial.
Sobre este argumento, la «Proposición 40», afronta la cuestión de «los divorciados vueltos a casar». En particular, comparte «la sufrida preocupación expresada por muchos padres» a estas personas y «confirma la importancia de una actitud y de una acción pastoral de atención y acogida».
«Según la Tradición de la Iglesia católica, no pueden ser admitidos a la santa Comunión, pues se encuentran en condición de objetivo contraste con la Palabra del Señor, que remontó el matrimonio al valor originario de indisolubilidad», aclaran los obispos.
Alentándoles a que participen en todas las dimensiones de la vida de la Iglesia, el Sínodo promueve el «carácter pastoral, la presencia y la correcta y solícita actividad e los tribunales eclesiásticos para las causas de declaración de nulidad matrimonial».
La «Proposición 10» sobre las «Asambleas dominicales en espera de sacerdote» pide que no se confundan con la santa misma y que «las conferencias episcopales publiquen textos de ayuda para explicar el significado de la celebración de la Palabra de Dios con la distribución de la Comunión, y las normas que la regulan».
La «Proposición 11» afronta el desafío de la «escasez de sacerdotes», afirmando que el recurso a la hipótesis de la ordenación sacerdotal de los «viri probati» --varones ya casados de probada virtud--, «ha sido considerada como un camino que no hay que recorrer».
El Sínodo pide más bien a los pastores «que promuevan las vocaciones sacerdotales», les alienta a «descubrirlas y a convertirse en "heraldos", comenzando por los muchachos, y prestando atención a los "acólitos"», comúnmente llamados monaguillos.
En particular, invita a «no tener miedo de presentar a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo» y a «sensibilizar a las familias, que en algunos casos son indiferentes o incluso contrarias». Insiste en «cultivar la oración por las vocaciones en todas las comunidades y en todo ámbito eclesial».
Como propuesta muy concreta, la «Proposición 17» pide redactar un «Compendio sobre la Eucaristía» que «reúna todos los elementos litúrgicos, doctrinales, catequísticos y de devoción sobre la Eucaristía para ayudar a desarrollar la fe y la piedad eucarística».
Otra sugerencia específica queda formulada por la «Proposición 23» al pedir que se evalúe «si el gesto de la paz no debería tener lugar en otro momento de la celebración, teniendo incluso en cuenta costumbres antiguas y venerables». Se subraya que antes de la Comunión en ocasiones puede generar distracción.
La «Proposición 24» pide nuevas fórmulas para el saludo final de la misa, «Podéis ir en paz» («Ite missa est»). El Sínodo sugiere «bendiciones solemnes, oración sobre el pueblo, etc.», «que subrayen la misión en el mundo de los fieles que han participado en la Eucaristía».
La «Proposición 41» recuerda que la Eucaristía es el símbolo de la plena comunión de la Iglesia.
«Por ello, pedimos que los cristianos no católicos comprendan y respeten el hecho de que para nosotros, según toda tradición bíblicamente fundamentada, la Comunión eucarística y la comunión eclesial están íntimamente unidas y, por tanto, la Comunión eucarística con los cristianos no católicos no es generalmente posible. Queda más excluida aún la concelebración ecuménica».
«Al mismo tiempo debería aclararse que para la salvación personal la admisión de cristianos no católicos a la Eucaristía, al sacramento de la Penitencia y a la Unión de los Enfermos, en determinadas situaciones individuales bajo condiciones precisas es posible e incluso recomendada». Estas condiciones están expresadas caramente por el magisterio papal y por el Código de Derecho Canónico.
La «Proposición 46» exige la «coherencia eucarística a los políticos y legisladores católicos» y les recuerda su «su grave responsabilidad social cuando presentan y apoyan leyes inicuas».
La «Proposición 47» ilustra la relación entre «Eucaristía y ecología», la 48 la «Dimensión social de la Eucaristía », y la 49 la unión entre «Eucaristía y reconciliación de pueblos en conflicto».
Las proposiciones concluyen presentando a María como «Mujer eucarística», expresión de Juan Pablo II.
vaticano, 23-10-2005